Por Agroempresario.com
El sector agroindustrial argentino cierra un año clave para las exportaciones, con cifras que anticipan un 2025 prometedor. Gracias a una recuperación productiva y mejores condiciones económicas, el agro se consolida como un pilar fundamental para la generación de divisas y la recaudación fiscal.
Según consultores y entidades del sector, la liquidación de exportaciones podría alcanzar los u$s 25.000 millones para fin de año, lo que representa un aumento del 27% respecto al año anterior. Este incremento ha sido impulsado por el repunte en la molienda de soja, junto con buenas cosechas de trigo y cebada.
“La exportación agrícola es el motor de la recaudación fiscal, especialmente el complejo soja, que tributa un tercio de su valor FOB. En 2024, la participación de los derechos de exportación (DEX) creció un 50% en comparación con 2023, alcanzando los u$s 6.000 millones”, destacó el consultor Javier Preciado Patiño.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señaló que los ingresos del agro al Estado ascendieron a u$s 5.500 millones este año, un 80% más que en 2023, año afectado por la sequía. Además, octubre marcó un récord histórico en exportaciones de aceite de soja, con India como principal destino.
Pese a la continuidad de las retenciones, establecida en la Ley de Presupuesto, las perspectivas para el próximo año son alentadoras. Según la BCR, los ingresos fiscales provenientes de los DEX podrían alcanzar los u$s 8.165 millones, casi un 50% más que en 2024.
José María Segura, economista jefe de PwC Argentina, señaló que las políticas actuales están generando un “círculo virtuoso” que permite la transición hacia un mediano plazo con mayor superávit comercial y menos restricciones cambiarias.
Además de fortalecer las exportaciones agrícolas, la gestión de Javier Milei busca diversificar la economía apoyándose en sectores como energía, minería y litio, aunque el agro sigue liderando en términos de recaudación y aporte de divisas.
Con la deuda externa como uno de los grandes desafíos para 2025, el sector agroindustrial se posiciona como un actor clave en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El superávit fiscal alcanzado, impulsado por el aporte del agro, representa un hito que podría facilitar acuerdos futuros.