A partir de esta receta de garrapiñadas, no vas a querer comprarlas más. En esta elaboración hay que prestar mucha atención y evitar quemarse. Las garrapiñadas son golosinas deliciosas. Pequeños snacks para picotear y saborear ese maní tostado con esa capita de azúcar que en cada bocado explota.
Ahora sí, manos a la obra. Esta golosina artesanal, por la que tanta gente sucumbe, no es ni más ni menos que maní con azúcar en un proceso de cocción que lleva sus metódicos cuidados a medida que se avanzan casilleros.
No hay demasiado misterio. Tres ingredientes y la magia.
Por favor, poner atención y cuidado de no quemarse.
Origen
Dónde surgen exactamente las garrapiñadas aún es un tema de debate. En España es más común la garrapiñada de almendras. Y en Francia, a la que algunos le adjudican su inicio, se comen en la zona de Provenza pero basadas en nuez con miel.
Por otro lado, también se asemejan al croccante italiano, que se logra con manteca, azúcar y almendras o a veces castañas o semillas, como en países árabes.
En Egipto también se consumen como comida típica y se realizan en su caso, con almíbar.
Como sea, y aunque se siga debatiendo acerca de sus orígenes, quien escribió por primera vez la receta fue una norteamericana, Emma Paddock, autora de un libro de recetas. Ella fue quien la inmortalizó a base de maní.
300 g de maní crudo pelado
150 g de azúcar
1 vaso de agua
Ponemos al fuego una sartén con fondo grueso ,o la más gruesa que tengas. Le sumamos el maní, azúcar y luego el agua.
Vamos a revolver cada tanto. El fuego tiene que ser medio a fuerte, de todas formas estén atentos.
Mientras se evapora el agua, la mezcla se va a ir poniendo más espesa y va a ir cambiando de color. Aparece el azúcar de manera terrosa, luego hay que dejar que se derrita nuevamente y se cocine como un caramelo mientras se pega al maní. No dejar de revolver.
Una vez que todos los maníes estén brillosos con el azúcar adherido retirar.
Colocar sobre una placa con papel manteca y separar con la cuchara para que no se peguen y se forme un praliné o una cosa sola con todo pegoteado.
Dejamos enfriar y podemos guardar en frasco con tapa por varios días.
Lo cierto es que se consume en toda Latinoamérica: Uruguay, México, Chile, Perú, Bolivia, Argentina y Brasil. Allí suele venderse en las calles en puestos ambulantes hechas en el momento y entregadas en alargados packs de plástico transparente cerrado a los costados a mano enrollando la bolsa en cada extremo.
Muy solicitadas en invierno por su poder calórico, son sin embargo la estrella indiscutida en época navideña, aunque en el hemisferio sur el clima sea cálido.
Dulces, crocantes, atractivas a la vista son un snack irresistible para cualquier ocasión, tan fáciles de hacer, que nunca más querrás comprarlas.
LMNeuquen