Se lo conoce desde hace muchísimo tiempo, pero la gama de tecnologías adoptadas a partir de los años noventa, propició que las ventajas obtenidas con el uso de alfalfas de baja latencia invernal, la mayor producción y aprovechamiento del pasto y la dinamización del esquema de pastoreo rotativo racional, se ligaran a una mayor frecuencia de observación de cuadros, tanto en rodeos de carne como de leche.
El empaste es un problema complejo y no tiene soluciones mágicas. Conocer la gran cantidad de factores que intervienen en su aparición, las formas de prevención, manifestaciones, ventajas y desventajas que proporciona cada tecnología según su oportunidad de uso, son las claves para llegar a ser más eficientes en su control.
Se trata de un trastorno digestivo debido a la anormal acumulación de gases en el rumen o panza, ocasionado por la formación de espuma de alta tensión superficial, estable, que bloquea la eliminación de gas a través del cardias, inhibiendo la eructación, y que genera presión suficiente para distender la pared y reducir la motilidad ruminal. Este proceso afecta los normales mecanismos respiratorios y circulatorios, llegando a provocar en muchos casos, la muerte.
Si bien se desconoce su etiología exacta, se sabe que numerosos factores interactúan en su manifestación.
Ambientales: Si bien los factores climáticos, temperatura, humedad, vientos, presión atmosférica inciden, los casos se dan en condiciones disímiles: días lluviosos, despejados y secos, nublados y húmedos, fríos y ventosos, cálidos y ventosos, etc. Humedades relativas altas (p.e. lluvias, rocío) permiten un incremento en la turgencia de las células vegetales que facilita su ruptura por masticación y rumia, conduciendo a una rápida liberación de los compuestos espumógenos, aumentando la velocidad de fermentación y la producción de gases dentro del rumen. Con las heladas ocurre algo similar, ya que al congelarse el agua intracelular, se facilitan las rupturas en las paredes de las células vegetales.
Condiciones de baja presión atmosférica se constatan en días con vientos cálidos (del sector norte). Aquí, el equilibrio se desplazaría a favor de una expansión de la cavidad digestiva y pequeñas variaciones en la acumulación de gases aumentarían la susceptibilidad al trastorno.
La planta joven, en estado vegetativo, en rápido crecimiento, tierna, tiene mayor capacidad de empaste que la madura, ya florecida; aunque en el caso de plantas “muy pasadas” se debe considerar que la existencia de un rebrote basal, tierno, puede ser peligroso.
Este proceso lleva al animal por una transición, que se inicia con un estado de nerviosismo, en el cual tiende a moverse más, esforzándose por defecar y eliminar gases, y puede culminar con el desenlace fatal, generalmente a raíz de un paro cardio-respiratorio.
Existe una Escala de uso internacional que describe 6 puntos:
El INTA, a través de comunicados de prensa, ya en el año 1987 hacía hincapié en la necesidad de “aprender a convivir con el empaste”, y en “buscar la forma para prevenir”, antes que en el uso de tratamientos drásticos (trócar, punción o “chuceado”). En este sentido, cabe convenir en que NO EXISTE UN MÉTODO O RECETA ÚNICA, que por sí solo permita el control con absoluta eficiencia, por eso no deberíamos basar nuestra suerte y la del animal en un solo producto, sino emplear un paquete de medidas complementarias para minimizar los riesgos.
En este paquete la consideración pasa por:
A modo de ejemplo, el Ministerio de Agricultura y Pesca de Nueva Zelanda reflexiona. “Mientras que se puede usar un método menos confiable en condiciones de empaste leve, deben emplearse métodos más confiables para casos de meteorismo severo. …tratar el agua de bebida, mientras que los tratamientos individuales (drenching) y la pulverización de las pasturas se pueden aplicar durante períodos de peligro cuando el tratamiento en los bebederos no controla totalmente el empaste…”
Hasta aquí, las pautas teóricas recomendables. Sin duda alguna se trata de un problema central ya que en una pradera, los animales se empastan constantemente. Sin llegar a la mortandad, existen pérdidas en la eficiencia del uso de la pradera en determinada época del año, y sobre el rumiante por caídas en el peso vivo, en la producción de leche, sea por el empaste en sí mismo o por el continuo retiro de los animales de la parcela en cuestión.
Si se ha tenido que punzar un animal, éste se atrasa en su evolución, y algunas veces se producen infecciones y bicheras, o daños en órganos vecinos que igualmente desencadenarán en muertes.
En general, la excesiva confianza lleva a que las estrategias de prevención recién se inicien cuando se han producido los primeros casos, que a su vez deben ingresar a tratamiento. El nerviosismo lleva a tomar medidas apuradas, que pueden tener o no los resultados esperados, pues “un método elegido puede ser de utilidad en afecciones moderadas de empaste, pero no en las severas”, y la solución “mágica” no existe.
Lo importante es no perder la calma, y una vez elegida la combinación de métodos, evaluar si las condiciones generales ayudan a su implementación (si se eligen bloques para lamer, asegurarnos que los animales los consuman; si se aplican bolos, tener la seguridad de que no se los regurgitaron; si se aplica el antiespumante en el agua de bebida, considerar que en días de lluvia, el consumo de líquido se reduce; si se asperjan desecantes para la pastura, que el ambiente no sea en extremo seco)
Sitio Argentino de Producción Animal