Por Agroempresario.com
Con el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias, el estrés por calor se ha convertido en un desafío significativo para los productores ganaderos. El ganado bovino, especialmente el destinado a la producción de carne, está particularmente expuesto a estos efectos. Según un informe del INTA General Villegas, es esencial implementar medidas para garantizar el bienestar animal y evitar pérdidas productivas derivadas del estrés calórico.
Este fenómeno ocurre cuando la capacidad del animal para disipar el calor corporal se ve superada por el calor interno y externo, lo que provoca un aumento en la tasa respiratoria y el consumo de agua, a la vez que disminuye el consumo de alimentos y el tiempo de descanso. Si persiste, esta situación puede incluso llevar a la muerte del animal.
Los animales más susceptibles a este estrés son aquellos cercanos a la terminación, con mayor peso y grados elevados de gordura, así como las razas europeas como el Aberdeen Angus, que tienen una mayor propensidad al estrés debido a su piel más oscura y su temperamento nervioso.
Entre las medidas más efectivas para reducir el impacto del estrés calórico, el acceso a sombra es crucial. Esto permite a los animales mantener su temperatura corporal dentro de niveles normales, especialmente durante las horas críticas del mediodía y la tarde. Además, el INTA recomienda mejorar la circulación de aire y evitar la presencia de elementos que bloqueen el viento en las parcelas de pastoreo o feedlots.
El agua juega un papel fundamental en el manejo del estrés calórico. El INTA aconseja reducir la distancia entre los bebederos y los animales, lo que minimiza el esfuerzo de desplazamiento y facilita un consumo adecuado. Durante las olas de calor, los animales pueden llegar a consumir hasta 8 litros de agua por cada kilo de materia seca que ingieren.
En cuanto a la alimentación, el INTA sugiere que el ganado en corral reciba entre el 65% y el 70% de su ración al atardecer, lo que permite que los animales realicen la digestión durante las horas más frescas de la noche. En cambio, para el ganado en pastoreo, los cambios de franja y las suplementaciones deben realizarse también al atardecer, favoreciendo una menor acumulación de calor durante las horas más calurosas del día.
Con estas medidas, los productores pueden mitigar significativamente los efectos del estrés calórico en sus animales, garantizando su bienestar y mejorando su productividad durante los períodos de altas temperaturas.