Por Agroempresario.com
El inicio de 2025 refleja una tendencia preocupante en la ganadería argentina, marcada por un nivel de faena de hembras que continúa siendo elevado, lo que compromete la reposición del stock ganadero. A pesar de que las expectativas indicaban una recuperación tras la sequía y una mayor retención, la realidad muestra una faena aún demasiado alta, especialmente en vacas y vaquillonas jóvenes.
En 2024, la faena de hembras alcanzó cifras alarmantes, representando casi el 48% de la matanza total. Esto se traduce en una pérdida de vientres útiles que puede generar consecuencias graves en los años venideros, especialmente si se considera que la recuperación de vientres productivos sigue sin consolidarse. La faena de vaquillonas, que rozó los 4 millones de animales, se mantiene en niveles preocupantes, sin signos de disminución, a pesar de la mejora en la cantidad de terneros producidos.
La faena de hembras en 2024, a pesar de la leve contracción respecto al año anterior, sigue siendo una de las más altas de los últimos tiempos. En un contexto de incertidumbre climática y con un mercado que no logra estabilizarse, el riesgo de no recuperar vientres productivos es cada vez más evidente. Los expertos del sector, como los técnicos de Rosgan, alertan sobre el impacto negativo de esta situación, que deja al sector ganadero más vulnerable ante los desafíos climáticos y limita la capacidad de crecimiento durante años más favorables.
La falta de reposición adecuada de vientres productivos no solo aumenta la vulnerabilidad frente a factores externos, como el clima, sino que también limita el potencial de crecimiento y expansión del sector ganadero. A pesar de una mayor cantidad de terneros en el mercado, el déficit de hembras de reposición puede comprometer el desarrollo del rodeo y reducir las posibilidades de consolidar una ganadería más eficiente en el futuro.
En resumen, el sacrificio masivo de hembras, especialmente en un contexto de recuperación tras la sequía, plantea serios desafíos para la ganadería argentina. La falta de inversión en la recuperación de vientres productivos pone en riesgo no solo la estabilidad del sector, sino también su capacidad para aprovechar años más benignos y seguir creciendo.