Por Agroempresario.com
La cosecha, que a mediados de diciembre ya alcanzaba el 77% de avance, reporta un rendimiento promedio de 23 quintales por hectárea (qq/ha), lo que representa un aumento del 21% con respecto al promedio histórico y una fuerte recuperación tras los resultados negativos de la campaña anterior.
A pesar de las adversas condiciones climáticas al inicio de la campaña, la cosecha de garbanzo en Córdoba ha superado las expectativas. Si bien las primeras etapas de crecimiento sufrieron los efectos de la sequía, las pérdidas totales apenas llegaron al 1% del área sembrada, lo que resalta la resiliencia del cultivo. La provincia, que lidera la producción nacional de garbanzo, también cuenta con zonas productivas en Salta y Tucumán, pero es en Córdoba donde se concentran los mayores volúmenes de producción.
Según el informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCBA), el rendimiento de esta campaña ha sido excelente, superando ampliamente los promedios históricos, y los productores se sienten optimistas de cara al futuro. La calidad del garbanzo ha sido una de las claves para este éxito, destacándose como un cultivo vital para la economía local.
A pesar de los desafíos, como la sequía inicial y las heladas que afectaron algunas zonas productivas, las condiciones para el cultivo de garbanzo mejoraron en el transcurso de la temporada. La incidencia de enfermedades, como la rabia (Ascochyta rabiei), que generalmente pone en alerta a los productores, fue mínima, con solo casos aislados de baja gravedad. De hecho, el 100% de los lotes de garbanzo llegaron a la madurez fisiológica en el mes de diciembre, lo que permitió asegurar una cosecha exitosa.
El garbanzo, Cicer arietinum, es una legumbre de ciclo anual que pertenece a la familia Fabaceae. Originario de la región sur del Cáucaso y el norte de Persia (actual Irán), este cultivo se ha adaptado perfectamente a las condiciones de las regiones semiáridas de Argentina, especialmente en Córdoba, que se destaca como uno de los mayores productores de garbanzo del país.
El garbanzo es altamente valorado por su aporte nutricional. Es una excelente fuente de proteínas vegetales, fibra, vitaminas (B9, B6 y E) y minerales (hierro, magnesio y zinc), lo que lo convierte en un ingrediente esencial en diversas preparaciones tradicionales, como el hummus, ensaladas y guisos. En el mercado internacional, el garbanzo argentino se valora tanto en su variedad Desi, que se cultiva en regiones semiáridas, como en la variedad Kabuli, más común en zonas templadas.
Según datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, las variedades Desi y Kabuli representan los dos tipos más importantes de garbanzo, tanto en términos productivos como comerciales. En la actualidad, Córdoba lidera la producción nacional, seguida de cerca por Salta y Tucumán.
A pesar de la buena cosecha, los productores de garbanzo en Córdoba siguen enfrentando desafíos, entre ellos el cambio climático, que puede alterar las condiciones de cultivo, y las variaciones en la disponibilidad de agua para riego. Sin embargo, con el compromiso de los productores y el constante avance en las técnicas de cultivo y manejo, la recuperación del garbanzo se perfila como un éxito que traerá beneficios a la economía local.
Con un futuro prometedor, el garbanzo continúa siendo un pilar fundamental para Córdoba, no solo como una fuente de ingresos para los productores, sino también como un producto estratégico para el mercado internacional. Este cultivo, con su alto valor nutricional y demanda global, se posiciona como un protagonista clave en la agricultura argentina.