Por Agroempresario.com
En el corazón de San Telmo, donde las calles empedradas y las fachadas de época cuentan historias de otra época, se encuentra El Federal, un bar que combina tradición e innovación. Con sus inicios en 1864 como pulpería, este establecimiento ha resistido el paso del tiempo y las transformaciones urbanas, convirtiéndose en un emblema del patrimonio cultural de Buenos Aires.
Cuando El Federal abrió sus puertas, Buenos Aires era una ciudad en crecimiento con apenas 100.000 habitantes. Fundado como una pulpería, este rincón fue testigo de una época en la que los clientes llegaban a caballo en busca de bebidas, partidas de naipes y charlas de sobremesa. Según el historiador Eduardo Lazzari, esta esquina fue un punto clave en la expansión hacia el sur de la ciudad, transformándose en un refugio cultural que preserva la esencia de la gran aldea porteña.
"Imagino que por aquí pasó Sarmiento en algún momento," comenta Lazzari. "Era un sibarita que disfrutaba del buen comer y beber, y seguramente hubiera apreciado el quesillo de cabra y la mistela que se ofrecían en aquellos tiempos."
El Federal evolucionó con el tiempo. Pasó de ser prostíbulo y almacén de ultramarinos a convertirse en un café-bar en la década de 1970, con la llegada de los supermercados que desplazaron a los almacenes tradicionales. En su interior, los espejos decorados con fileteados porteños, publicidades de época y un imponente mostrador de madera maciza transportan a los visitantes a otro siglo.
Pablo Durán, actual propietario y restaurador apasionado, recuerda los desafíos al hacerse cargo del bar en 2002, en plena crisis económica. "Cuando lo vimos, estaba muy deteriorado, pero su mobiliario y su historia eran únicos. Decidimos recuperarlo para devolverle su esplendor y convertirlo en un lugar vivo y vibrante", cuenta.
En 2002, El Federal fue reconocido como Bar Notable bajo una ley que protege establecimientos históricos. Para recibir esta distinción, un bar debe ser representativo del barrio, mantener su arquitectura original y ser un punto de reunión comunitario.
El Federal no solo cautiva con su ambientación, sino también con su oferta gastronómica. "La idea es que la experiencia sea integral: disfrutar de un ambiente lleno de historia mientras se prueba un producto de calidad", destaca Durán. Entre los platos más populares están las picadas, las tortillas y las pastas caseras. Además, el bar elabora su propio vermouth y sidra tirada, productos que han ganado adeptos por su autenticidad y sabor.
La alianza con el frigorífico Cárdenas, que se remonta a más de 40 años, refuerza la calidad de las picadas, con el jamón crudo como protagonista. "Durante el 160º aniversario del bar, compartimos tapitas de jamón y vermouth con los clientes para celebrar nuestra historia conjunta", agrega Durán.
Durán, quien comenzó en el negocio de los bares a los 19 años, se ha dedicado a preservar lugares históricos. "Recuperar estos espacios es como devolverles el alma", afirma. Con cada restauración, busca equilibrar el respeto por el patrimonio con la necesidad de ofrecer un servicio contemporáneo.
"Los bares notables tienen una identidad que no se encuentra en otro lugar", explica. "Son testigos del tiempo y referentes del barrio. Pero para mantenerlos vigentes, es esencial ofrecer buena gastronomía y atención. Es un equilibrio entre tradición y modernidad."
Hoy, El Federal sigue siendo un punto de encuentro para locales y turistas que buscan una experiencia única en Buenos Aires. "Es un lugar que enamora. Cada detalle, desde los mosaicos calcáreos hasta las publicidades vintage, cuenta una historia", concluye Durán.
Con su propuesta que combina historia, sabor y un ambiente único, El Federal se posiciona como un bar emblemático que mantiene viva la esencia de Buenos Aires, mientras sigue evolucionando para conquistar a nuevas generaciones.