Por Agroempresario.com
Febrero será un mes decisivo para el futuro de Vicentin, la agroexportadora que desde hace años enfrenta una crítica situación financiera. En medio de esta encrucijada, la empresa reitera que “no hay más plata”, dejando en claro que, si la Justicia no homologa el concurso preventivo de acreedores planteado, el próximo paso será la quiebra. Esto abriría un complejo panorama económico y administrativo para la firma y todos los actores involucrados.
“Nuestro límite es la caja. Si tenemos fondos, pagamos; si no, no. Es fundamental entenderlo. No hay magia: la caja existe o no. Y en este momento, no la tenemos”, declaró a La Nación Estanislao Bougain, director independiente de Vicentin. Sus palabras subrayan la gravedad de la situación, agravada recientemente por un conflicto sindical relacionado con el pago de un bono en dos cuotas, una propuesta que solo pudo resolverse parcialmente.
Bougain enfatizó que la empresa está llegando al límite de sus posibilidades. “Estamos muy próximos a alcanzar ese límite, demasiado cerca. Esta realidad fue comunicada al gremio, pero ellos no creen que no tengamos los fondos. Incluso ofrecí mostrarles cómo funciona nuestra caja, pero rechazaron la propuesta. Insisten en acusaciones infundadas de que nos ‘robamos 1500 millones de dólares’. La realidad es que no hay plata. Si seguimos operando, es para intentar pagar los salarios. Lo demás es fantasía”, sentenció.
Un panorama cada vez más crítico
El director también advirtió sobre la posibilidad de que la situación se agrave si no se toman decisiones rápidas. “Si todo sigue en una nebulosa, en un par de semanas podríamos enfrentarnos a un escenario aún más complejo. Aunque parezca una presión hacia el sindicato o la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, la verdad es que no lo es. Simplemente no tenemos recursos. Si no lo creen, que consulten a la sindicatura”, agregó.
Uno de los mayores desafíos para la empresa es la operatividad de sus plantas, especialmente durante la temporada alta de molienda de girasol y soja. “Hoy, de los 450 camiones que solían ingresar a nuestras instalaciones, apenas llegan 150. Esto se debe a que los dueños de los granos temen que no podamos procesarlos debido a los bloqueos gremiales. Si esta tendencia se mantiene, febrero podría ser un mes extremadamente difícil”, explicó Bougain.
La responsabilidad judicial
En este contexto, el rol de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe es crucial. Sin embargo, Bougain lamentó que el caso Vicentin no parezca ser prioritario para el tribunal. “Los miembros de la Corte están enfocados en otros temas, como la rotación de integrantes. Pero saben que no tenemos más tiempo. Si no logramos superar estas dificultades inmediatas, tendrán que asumir su responsabilidad”, destacó.
El empresario también manifestó su preocupación por la posible falta de resoluciones en el corto plazo. “Aunque el recurso preventivo de crisis es una opción, ni siquiera estamos seguros de que se resuelva el próximo mes. Esto aumenta la incertidumbre y complica nuestra situación operativa”, aclaró.
El impacto del grupo Cima
La compra de la deuda de Vicentin por parte del grupo inversor Cima, equivalente a casi 450 millones de dólares, también agrega una nueva capa de complejidad. Bougain explicó que, aunque esta adquisición convierte a Cima en el principal acreedor de la firma, surgen interrogantes sobre su capacidad de beneficiarse de la situación actual. “El cramdown es una herramienta jurídica, pero no está implementada en este concurso. Supongamos que se abre en febrero, ¿quién pagará los salarios? Nosotros no tendremos los recursos”, argumentó.
Un llamado a la acción
Bougain reiteró que Vicentin está haciendo todo lo posible por cumplir con sus obligaciones. “Hasta el último momento, seguiremos pagando lo que corresponde. Pero cuando los fondos se acaben, no podremos hacerlo. Lo hemos advertido repetidamente, pero algunos prefieren ignorar nuestra realidad”, concluyó.
La historia de Vicentin se encuentra en un punto crítico. Con una justicia que no prioriza el caso, un sindicato que desconfía de las cifras presentadas y una caja vacía, el futuro de la agroexportadora es más incierto que nunca. La resolución de esta crisis no solo definirá el destino de la empresa, sino también el de cientos de trabajadores y actores involucrados en su cadena productiva. Lo que está en juego va más allá de una firma: es un reflejo de la fragilidad del sistema económico y judicial en un contexto de incertidumbre creciente.
