Crisis citrícola en Tucumán: el fin de 45 años de historia familiar en la producción de limón

En Tucumán, los crecientes costos, la falta de rentabilidad y la presión fiscal llevaron a la pérdida de 15.000 hectáreas de limón en los últimos años

Crisis citrícola en Tucumán: el fin de 45 años de historia familiar en la producción de limón
martes 28 de enero de 2025

Por Agroempresario.com

El sector citrícola argentino, particularmente en la provincia de Tucumán, enfrenta uno de los momentos más complicados de su historia, con el cultivo de limón como principal víctima. La situación se ha tornado insostenible para muchos productores, quienes, a causa de altos costos, falta de rentabilidad y una creciente presión impositiva, están viendo como una opción viable la erradicación de sus plantaciones.

En diálogo con Agroempresario.com, Diana Chediack, una productora con más de 45 años de experiencia en el rubro, expresó el drama que atraviesan las familias productoras de limón en la región. “En un contexto de un país con exceso de impuestos, guerras internacionales, inflación en dólares de los productos agroquímicos, y cambios climáticos que afectan nuestra producción, las plantaciones de limón a mediana y baja escala se hacen inviables", destacó Chediack, quien recientemente decidió cerrar su plantación.

El fin de una historia familiar

A lo largo de más de cuatro décadas, la empresa familiar de Chediack fue un referente en la producción de limón, un cultivo que ha sido históricamente uno de los pilares de la economía tucumana. Sin embargo, este año, la decisión fue clara: erradicar todas las plantas de limón y enfocarse en un cultivo alternativo como las nueces de pecán, que ofrece mejores perspectivas económicas ante el panorama incierto de los cítricos.

tucuman

“Soy productora de nueces de pecán también, y mi desafío ahora es conseguir una buena cosecha y pensar en ampliar la superficie con más plantas. La actividad del limón se ha vuelto un desafío imposible de sostener", señaló.

Una crisis estructural

Este cambio de rumbo no es aislado. En los últimos años, Tucumán ha sido testigo de la pérdida de miles de hectáreas de limón. Según informes del sector, más de 15.000 hectáreas fueron abandonadas debido a la falta de rentabilidad. Muchos productores se vieron obligados a reconvertir sus tierras a otros cultivos más rentables, como la caña de azúcar, los granos, las naranjas y hasta las paltas. De acuerdo con Luciana Zamora, otra productora, “la disminución en la superficie de plantación alcanza las 7.000 hectáreas, muchas de ellas reconvertidas a otros cultivos, y 10.000 hectáreas adicionales están abandonadas debido a la falta de apoyo y comercialización”.

Este declive de la producción de limón en la región se ha visto acentuado por fenómenos climáticos extremos, como las intensas heladas y una prolongada sequía que afectaron seriamente las plantaciones, reduciendo la oferta local de fruta. “Las heladas de julio afectaron a las frutas pequeñas y medianas en importantes zonas productoras. Esto se sumó a la falta de cuidado de las fincas debido a la crisis económica que atraviesa el sector”, comentó Ernesto Caram, ingeniero agrónomo y especialista en citricultura.

Aumento de los precios y escasez en los mercados

El impacto de esta crisis no solo afecta a los productores, sino que también tiene repercusiones directas en los consumidores. En los últimos meses, el precio del limón en los mercados nacionales ha aumentado considerablemente. Según datos del Mercado Central, el precio al público ha registrado un aumento acumulado del 106,98%, como resultado de la escasa oferta local y la necesidad de importar desde países como Chile, Turquía, Egipto y España, lo que ha disparado los precios aún más.

“Estamos importando limones debido a la falta de oferta local. Los precios de importación son elevados, lo que ha generado un desajuste en el mercado nacional. Esto es una consecuencia directa de la caída en la producción en Tucumán y otras provincias citrícolas”, explicó Caram.

Desempleo y pérdida de mano de obra

Otro efecto negativo de la crisis en el sector citrícola es la pérdida de puestos de trabajo. Los productores no solo enfrentan el cierre de sus fincas, sino también la reducción de la demanda de mano de obra para tareas como la cosecha, la poda y el empaque. “En Tucumán, la caída en la producción de limón está afectando a toda la cadena productiva. Esto no solo impacta a los productores, sino también a los trabajadores de las plantas de empaque, camioneros, cosecheros y otros oficios vinculados al sector”, señaló Caram.

Para Chediack, este fenómeno es aún más preocupante. “Tucumán es un lugar único en el mundo para la producción de limón. Tenemos un paquete tecnológico, un clúster limonero con años de historia, pero hoy la situación es insostenible. La crisis está afectando directamente la calidad de vida de los trabajadores y las familias que dependen de esta actividad”, destacó la productora.

El impacto de los costos logísticos y la presión impositiva

Uno de los factores más determinantes en el cierre de plantaciones de limón es el aumento de los costos logísticos y la presión impositiva. Según Caram, “los costos de los agroquímicos, la mano de obra, los fletes, los envases y los impuestos nacionales y provinciales han aumentado alarmantemente en la última década, lo que ha hecho que la actividad sea inviable para muchos productores”. El impacto de estos costos se ha visto reflejado en la caída de la rentabilidad del cultivo, lo que ha obligado a los productores a abandonar sus plantaciones o reconvertirlas a otros cultivos.

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Una luz de esperanza en medio de la crisis

A pesar de la difícil situación que atraviesa el sector citrícola, Caram se mostró optimista respecto al futuro de la actividad. “La crisis es profunda, pero siempre después de las crisis vienen tiempos de recuperación. El limón es un fruto invernal y el 90% de la producción se cosecha entre marzo y septiembre. Este año, la falta de oferta en el mercado es algo estacional, y la situación podría mejorar en los próximos meses”, aseguró.

Para los productores como Chediack, la clave será mantener la perseverancia y la profesionalización. “Nunca debemos darnos por vencidos. Después de las crisis vienen oportunidades, y el sector citrícola tiene el potencial de seguir creciendo si apostamos por la calidad y la innovación”, concluyó.

Con el futuro incierto, el sector citrícola de Tucumán deberá enfrentar un desafío mayúsculo: la transformación hacia nuevos cultivos más rentables o la reconversión de una industria que, por más de 45 años, ha sido el pilar de la economía local. La falta de apoyo estatal y el creciente desinterés por el cultivo del limón ponen en jaque no solo a los productores, sino a toda una cadena productiva que ha sustentado a miles de familias en la región.



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