esde hace algunos años que la industria del arándano realiza un profundo análisis. ¿El objetivo? Clasificar el pool de variedades que existen para identificar cuáles deben dejar de formar parte de la paleta exportadora. Lo importante es llegar a los mercados con fruta de calidad para poder competir y un recambio varietal es uno de los caminos para lograrlo.
Chile cuenta con producción de arándanos desde la Región de Coquimbo hasta Los Lagos, por lo que existe una gran oferta de variedades de norte a sur. Sin embargo, hay algunas que ya no tienen espacio para ser comercializadas por no ser competitivas. Así lo indica Julia Pinto, gerente técnico del Comité de Arándanos, quien dice que entonces decidieron tipificar las variedades en tres grupos. El primero de ellos, explica, abarca las variedades con oportunidades de competir en buenas condiciones en los mercados externos, mientras que el segundo incluye a las que, si bien pueden exportarse, hay que observarlas con mayor atención en términos del buen manejo de producción. Finalmente, el tercer grupo contempla a las que se sugiere que no deben formar parte de la paleta de variedades exportadas.
Julia Pinto, gerente técnico del Comité de Arándanos
El año pasado las variedades Legacy y Duke formaban parte del grupo uno, mientras que en el dos se agrupaban Briggita, O´Neal y Jewell, entre otras. En tanto, un conjunto de aproximadamente 39 variedades con poco volumen conformaban el grupo tres, donde la más importante correspondía a Elliot.
Pinto recuerda que hubo una buena respuesta a esta sugerencia, pero aclara que se trata de algo dinámico, por lo que este semestre el comité técnico se ha juntado para realizar algunos ajustes y si bien todavía se encuentran en proceso, por ejemplo, O´Neal ya pasó al grupo tres. En este contexto es que la industria apunta en su conjunto a un recambio con variedades que cumplan ciertos parámetros requeridos tanto por los mercados como por los productores.
La nueva genética de esta especie apunta principalmente a contar con variedades firmes, que tengan Bloom – la capa de cera epicuticular pulverulenta que protege a las bayas-, un buen tamaño y una buena condición organoléptica, contando con un equilibrio entre la acidez y el azúcar.
En relación con el primer aspecto, Pinto señala que si bien hay variedades que traen ese gen de firmeza y que responden bien, es algo que igualmente se debe trabajar con los manejos de precosecha, cosecha y postcosecha, un complemento fundamental para llegar en buenas condiciones a destino. Respecto del calibre, comenta que la norma de calidad indica un mínimo de 12 mm pero que son pocas las variedades de este tamaño; por lo que uno bueno es de 12, 16 o 18. “Un punto importante en relación con este tema es el golpe a la vista en el clamchell, en el que se busca que el tamaño sea lo más parejo posible”, aclara.
Con estos parámetros coincide Gaspar Goycolea, presidente del Grupo Hijuelas, quien agrega que deben contar con una concentración de la fruta al momento de la cosecha y ejemplifica que, si un trabajador cosechaba 15 kg por día en variedades antiguas como O´Neal, en las nuevas puede llegar a más de 100 kg por día.
Pero también existen algunos parámetros que requiere el productor, como la productividad y la precocidad. “Esta condición de precocidad la tienen las nuevas variedades, que al segundo año ya están dando algunos kilos de exportación, lo que es importante para recuperar más rápido la inversión”, comenta Julia Pinto.
De esta manera es como las nuevas variedades de arándanos, que son una necesidad en la industria, se han ido introduciendo en el sector. El Anuario Viveros 2020 de la Asociación de Viveros, señala que las nuevas variedades provienen principalmente de programas genéticos de Estados Unidos, y que se han ido incorporando los últimos años, llegando a ser en 2019 el 68% de las plantas de arándano comercializadas en el país. Entre ellas se encuentran variedades de la Universidad de Florida, dentro de las que Emerald es la más relevante; de la Universidad de Georgia, entre las que destacan Suzie Blue y Ochlockonee, mientras que Fall Creek desarrolló en sus programas de mejoramiento variedades como Blue Ribbon y Top Shelf. Por su parte, las variedades tradicionales libres como Duke y Legacy siguen siendo un importante porcentaje de plantas comercializadas, constituyendo ambas alrededor del 30% de las plantas de arándanos comercializadas a nivel nacional el año pasado.
El programa de mejoramiento genético FFSP (Florida Foundation Seeds Producers) de la Universidad de Florida, representado en Chile por Viveros Sunnyridge, cuenta con un pool de más de quince variedades de arándano de bajo requerimiento de frío, con características de sabor, tamaño, firmeza y buena vida de postcosecha, que son aptas para su cultivo en la zona centro y norte del país.
Según explica Marcela Zúñiga, encargada de este programa en Viveros Sunnyridge, las variedades de bajo requerimiento de frío de FFSP tienen como principal ventaja que se trata de fruta temprana que alcanza buenos precios por la fecha en que se cosecha, pero además, por la calidad de la fruta, su firmeza, buen sabor y larga vida de postcosecha, se destacan en los mercados de China y Asia.
Es precisamente lo que ha sucedido con Emerald, que ha destacado por su buena calidad en la llegada a estos destinos, además de su alta productividad, buenos calibres y consistencia. En relación con ella, Julia Pinto comenta que está incluida en el grupo uno, ya que si bien hay que trabajarla bien, responde de buena manera.
Zúñiga aclara que cualquier variedad de cualquier programa genético enfrenta el mismo desafío: que no funcione en la zona productiva donde se la quiere introducir, y en caso de que funcione que luego aparezca una variedad mejor que la existente. Ante este panorama es que Sunnyridge realiza pruebas en sus Jardines de Variedades y se ofrece a los clientes evaluar cada nueva variedad de manera de conocer cómo se comporta en cada territorio.
Por su parte, Grupo Hijuelas representa diferentes variedades del programa genético Fall Creek USA, entre las que se encuentran Blue Ribbon, Last Call, Draper y Cargo, además de Suzi Blue, de la Universidad de Georgia. Respecto de sus ventajas, Goycolea menciona la postcosecha, rendimientos y calidades organolépticas que llevan a una mayor rentabilidad a nivel de productor.
La gerente técnico del Comité de Arándanos se refiere específicamente a Suzi Blue, Blue Ribbon y Top Shelf, variedades de las que se están afinando los paquetes tecnológicos para “sacarle el jugo” tanto en términos de calidad como de condición. Sin embargo, las define como buenas, sobre todo desde el punto de vista de la firmeza. “Hay que ubicarlas bien climáticamente. De repente Top Shelf la ponemos muy hacia el norte y es una variedad que responde mejor más hacia el sur”, comenta y agrega que si bien no pertenecen a un club se debe pagar un royalty por ellas.
Finalmente se refirió a Ochlockonee, la que el año pasado se encontraba en el grupo dos de variedades, dado que no es buena en términos de sacarle el rendimiento. “El año pasado tuvimos una baja de casi un 18% en términos de volumen desde la temporada 18/19 a la 19/20. Y eso es porque se ha ido sacando. No es una variedad que nosotros recomendamos para plantar, hay mejores alternativas”, advierte.
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