Por Agroempresario.com
Desde el próximo lunes, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) implementará un nuevo esquema de devaluación más gradual, reduciendo el ritmo de ajuste del tipo de cambio oficial del 2% al 1% mensual. La medida, impulsada por el ministro de Economía, Luis Caputo, tiene como objetivo continuar con la tendencia a la baja de la inflación. Sin embargo, los analistas advierten que la medida podría profundizar la apreciación del peso y generar desafíos en la acumulación de reservas.
El BCRA justificó la decisión en base a la consolidación de las expectativas de desinflación, que se han mantenido en los últimos meses. En paralelo con la desaceleración del crawling peg (nombre técnico de la devaluación administrada), el organismo también decidió reducir la tasa de interés de referencia del 32% al 29%, en un intento por mantener el atractivo de las inversiones en pesos sin generar una brecha excesiva con el tipo de cambio.
El economista Claudio Caprarulo, director de Analytica, destacó que la menor devaluación mensual contribuirá a reducir el impacto de la suba del dólar en los precios internos. "Si se repite la dinámica del 2024, el traslado de la devaluación a los precios importados debería ser rápido, lo que ayudará a seguir bajando la inflación", explicó.
Por su parte, Amilcar Collante, economista de Cesur, sostuvo que la reducción de tasas era un movimiento previsible, dado que sin este ajuste el rendimiento de los pesos en dólares sería demasiado elevado frente a la nueva velocidad del tipo de cambio. "El Gobierno busca mantener un equilibrio entre tasa e inflación para evitar distorsiones en la economía", agregó.
Pese a los efectos positivos sobre la inflación, algunos analistas alertan sobre los riesgos de una mayor apreciación del peso. Con una suba del tipo de cambio menor a la inflación proyectada, Argentina podría encarecerse en dólares en comparación con sus socios comerciales, afectando la competitividad de sus exportaciones.
"Este esquema profundiza la apreciación cambiaria, lo que podría dificultar la acumulación de reservas. En el mejor de los casos, se trataría de un fenómeno transitorio hasta que la inflación ceda lo suficiente", explicó Caprarulo.
Collante coincidió en que el atraso cambiario podría continuar hasta las elecciones parlamentarias de octubre. "Si la inflación sigue bajando y la tasa de interés se mantiene en niveles positivos, es probable que la apreciación del peso sea del 6% al 11% acumulado en los próximos meses", proyectó.
La combinación de una menor devaluación y una baja en la tasa de interés también impactará en los instrumentos financieros. Los plazos fijos podrían reducir su rendimiento, lo que podría derivar en una migración de los ahorristas hacia activos en dólares o instrumentos más rentables en pesos.
A su vez, los fondos comunes de inversión de corto plazo, utilizados por las billeteras virtuales, también podrán verse afectados, reduciendo el atractivo del ahorro en cuentas remuneradas.
Con este nuevo esquema, el Gobierno busca consolidar un escenario de menor inflación y estabilidad cambiaria en la previa a las elecciones legislativas. Sin embargo, la clave estará en el equilibrio entre los precios, el tipo de cambio y las reservas, en un contexto donde la economía aún enfrenta desafíos estructurales.