Por Agroempresario.com
El Poder Ejecutivo enfrenta el desafío de compensar una caída en la recaudación del 1,5% del PBI tras la reducción de impuestos. Analistas advierten sobre el impacto fiscal de la baja de retenciones y los desafíos económicos para lograr equilibrio financiero.
El Gobierno nacional deberá compensar en 2025 la pérdida de ingresos fiscales equivalentes al 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI), generada por la eliminación y reducción de distintos tributos. Esta situación pone en riesgo el objetivo de equilibrio financiero para el próximo año, según un informe de la consultora Empiria. Además, la baja de retenciones al sector agropecuario implicará una merma fiscal de entre 800 y 1.000 millones de dólares.
La consultora dirigida por el exministro de Economía Hernán Lacunza consideró que replicar el superávit financiero de 0,3% del PBI logrado en 2024 será un reto complejo. En su análisis, destacó que el "déficit inercial" de este año estará determinado por la pérdida de ingresos provenientes del impuesto PAIS, eliminado a fines de 2024, y medidas incluidas en el paquete fiscal, como el blanqueo, la moratoria y el anticipo de Bienes Personales.
Según Empiria, parte de este déficit podría ser cubierto con una mayor recaudación tributaria derivada del crecimiento económico, la actualización del impuesto a los combustibles y la reducción del gasto en subsidios. Sin embargo, advierte que alcanzar un ahorro del 0,4% del PBI en subsidios requerirá un ajuste tarifario significativo, especialmente en el sector eléctrico.
A pesar de los aumentos mensuales automáticos de tarifas de luz y gas anunciados por el Gobierno, la consultora alerta sobre la dificultad de implementar subas reales del 25% en un año electoral. La contención del gasto social y de las transferencias a provincias también será clave para mantener el superávit.
Otro punto crítico es el impacto de los intereses devengados pero no pagados en la deuda pública. En 2024, la capitalización de intereses incrementó en 2 puntos porcentuales el gasto en intereses, convirtiendo el superávit de 0,3% del PBI en un déficit financiero del 1,7%. Para 2025, el Gobierno proyecta reducir esta carga mediante instrumentos sin cupones, pero la deuda continuará creciendo si no se logra un mayor superávit primario.
La reducción temporal de retenciones al agro es una de las medidas económicas más recientes que incidirá en la recaudación. El Gobierno estimó su costo fiscal en 800 millones de dólares, aunque algunos analistas privados elevan esta cifra a un rango de entre 839 y 1.162 millones, dependiendo del nivel de liquidación de divisas del sector agroexportador.
De acuerdo con la consultora Qualy, si los productores optan por acelerar la liquidación de sus exportaciones, la pérdida fiscal podría ascender a 1.004 millones de dólares. Este impacto podría generar tensiones adicionales en el objetivo del Gobierno de cerrar el año con equilibrio fiscal.
Empiria destacó que el clima político en el Congreso podría jugar en contra de los planes fiscales del Gobierno. Es probable que durante el próximo año resurjan proyectos previamente vetados que impliquen aumentos en el gasto o reducciones impositivas que dificulten el superávit.
Además, la consultora alertó sobre la apreciación del tipo de cambio, que podría afectar la competitividad de los exportadores y aumentar la presión por nuevos recortes fiscales. En este contexto, el Ejecutivo deberá encontrar un equilibrio entre el mantenimiento del superávit y la necesidad de sostener el nivel de actividad económica.
Según la consultora LCG, si bien es posible que el 2025 cierre con un superávit del 1,3% del PBI, también existen riesgos que podrían dificultar su concreción. Entre ellos, menciona la eliminación del impuesto PAIS (1,3% del PBI), la reducción de Bienes Personales y la reciente baja de retenciones.
En respuesta a esta situación, el Gobierno podría avanzar en un ajuste adicional del gasto, centrándose en subsidios y en la optimización de gastos operativos. Actualmente, los subsidios representan el 10% del gasto primario (1,5% del PBI), lo que los convierte en un blanco clave para la reducción del déficit.
El escenario fiscal para 2025 se presenta desafiante, con un Gobierno que apuesta a la baja de impuestos como estrategia de crecimiento económico, pero que enfrenta el reto de compensar la pérdida de ingresos con medidas de ajuste. La efectividad de estas políticas determinará el cumplimiento de la meta de equilibrio financiero y el impacto sobre la economía real.