Por Agroempresario.com
Marisol, un pequeño balneario en el partido bonaerense de Coronel Dorrego, ha sido un destino veraniego privilegiado para los que buscan escapar del bullicio turístico y conectar con la naturaleza en su forma más pura. Este lugar, que se caracteriza por sus playas vírgenes, médanos y bosques de álamos, se convirtió en un refugio secreto de Diego Maradona en la década de los 90, cuando el astro del fútbol decidió alejarse de los flashes y pasar tiempo con su familia en un entorno de tranquilidad y privacidad.
Lejos de las famosas playas de Mar del Plata, Pinamar o Punta del Este, Marisol ha mantenido su carácter de joya oculta, un destino sin el bullicio que caracteriza a los centros turísticos tradicionales. A 580 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Marisol ofrece a quienes la descubren un ambiente único, sin aglomeraciones ni edificios, donde el sonido del mar y el canto de las aves son los protagonistas.
El atractivo principal de Marisol radica en su pureza natural. Con una extensión de 50 kilómetros de costa protegida por médanos, este balneario ofrece una mezcla perfecta entre el mar, el río Quequén Salado y el bosque, creando una atmósfera única para quienes buscan desconectar del ritmo frenético de las grandes ciudades. Su aislamiento ha permitido que, a lo largo de los años, se preserve como un espacio natural intacto, ideal para quienes buscan una experiencia de vacaciones más relajada y personal.
En la década de los 90, Diego Maradona encontró en Marisol el lugar perfecto para desconectar. El exfutbolista, conocido por su vida agitada y el constante asedio mediático, eligió este rincón de la costa bonaerense para pasar sus veranos junto a su esposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Gianinna. En sus visitas, que se repitieron en 1992 y 1994, Maradona se mostraba relajado y disfrutaba de actividades como el fútbol tenis, los asados con amigos, y los entrenamientos en la playa.
Un video que el periodista Enrique Moltoni grabó para Canal 9 muestra a Maradona jugando con sus hijas en la arena mientras compartía con ellos momentos de paz y diversión. En una de las entrevistas, Maradona expresó: “Vengo a reencontrarme conmigo mismo, con la familia y que a mis nenas no les falte un minuto de su padre”. El “10” destacaba la belleza de Marisol y la tranquilidad del lugar, alejada de la agitada vida social de otros destinos turísticos más conocidos.
Acceder a este paraíso escondido no es sencillo, pero eso forma parte de su encanto. Para llegar a Marisol, los visitantes deben tomar la Ruta Nacional 3 hasta la localidad de Oriente, donde un camino de ripio de 25 kilómetros atraviesa paisajes rurales y médanos antes de llegar a su destino. Aunque la llegada es algo compleja, es el precio que se paga por disfrutar de este rincón apartado, donde la conexión con la naturaleza es absoluta y la calma se respira en cada rincón.
El trayecto en sí ya anticipa lo que el viajero encontrará en Marisol: un pequeño paraíso escondido entre el campo y el bosque. El acceso a la playa se realiza por un deck de madera, ubicado al final de la avenida principal, donde los visitantes pueden disfrutar de una de las playas más tranquilas y solitarias de la región.
Marisol es un pueblo pequeño, con apenas 250 habitantes, lo que permite que su atmósfera se mantenga tranquila y casi “en pausa”, como si el tiempo se detuviera al llegar. No hay grandes construcciones, ni bares ruidosos ni tiendas comerciales. El pueblo está compuesto por casas bajas, un almacén de ramos generales y una delegación municipal que le dan una apariencia de calma y simplicidad. Su poca población y la ausencia de grandes infraestructuras turísticas han permitido que Marisol se mantenga como un lugar intacto, sin el impacto de la masificación que afecta a otros destinos turísticos.
Los habitantes del lugar aún recuerdan con cariño a Maradona, que pasaba sus días en este pintoresco balneario disfrutando de la paz y la tranquilidad. Algunos vecinos afirman que Maradona tenía una casa en una zona de médanos, a la que solo se accedía en 4x4, y que la vida en el pueblo era tan discreta que, en muchos casos, los turistas que llegaban se encontraban con el futbolista sin saberlo.
Aunque Marisol es un lugar muy tranquilo, no le falta atractivo para quienes deciden pasar allí sus días de verano. El balneario ofrece una variedad de actividades para disfrutar del entorno natural, entre las que destacan las caminatas por la playa, cabalgatas, y travesías por los médanos. La pesca deportiva también es uno de los mayores atractivos de la zona, gracias a su cercanía con el río Quequén Salado, que desemboca en el mar a pocos kilómetros del pueblo. Además, los visitantes pueden disfrutar de canchas de fútbol y vóley para pasar un buen rato en familia o con amigos.
Marisol sigue siendo, a día de hoy, un destino secreto, donde los turistas llegan casi por recomendación, a través del “boca en boca” que mantiene viva su esencia intacta. El trabajo de matrimonios como Juan Pablo Mantecón y Noelia Marcone, quienes recorren pueblos desconocidos y los comparten a través de las redes sociales, ha sido clave para dar a conocer la belleza de este balneario escondido en la costa bonaerense.