Por Agroempresario.com
Enclavado entre montañas multicolores, Cafayate se ha convertido en un imán para inversores y residentes extranjeros, especialmente estadounidenses. Este pintoresco pueblo, a 192 kilómetros de la ciudad de Salta, es conocido por su clima privilegiado, sus paisajes imponentes y su creciente comunidad internacional.
Desde hace dos décadas, un exclusivo desarrollo inmobiliario ha transformado la zona: La Estancia de Cafayate. Este barrio cerrado, situado sobre la icónica Ruta Nacional 40, combina la belleza natural de la región con servicios de primer nivel, atrayendo a compradores de distintas partes del mundo.
La historia de este ambicioso proyecto comenzó en 2005, cuando el exgobernador de Salta y actual senador Juan Carlos Romero, dueño de un extenso terreno en Cafayate, conoció al inversor estadounidense Doug Casey. En un giro fortuito, descubrieron que sus tierras eran colindantes y decidieron unir esfuerzos para dar vida a una urbanización que hoy es un referente en la zona.
“Cuando empezamos, muchos dudaban de que este desarrollo se concretara”, cuenta Diane Klingesmit, nuera de Romero y una de las promotoras del proyecto en Estados Unidos. “Con el tiempo, La Estancia de Cafayate se convirtió en un destino codiciado tanto por argentinos como por extranjeros”.
Actualmente, La Estancia de Cafayate cuenta con 140 casas construidas, con un 50% de propietarios extranjeros, predominantemente de Estados Unidos, aunque también hay residentes de Australia, Inglaterra y Francia. Si bien la mayoría utiliza sus propiedades como casas de descanso, unas 20 familias viven allí de manera permanente, 15 de ellas extranjeras.
Rodrigo Marcuzzi, desarrollador del barrio, destaca que “quedan entre 30 y 40 lotes disponibles, con un valor promedio de US$100.000, y siempre hay reventas”. El barrio abarca 550 hectáreas e incluye terrenos de entre 2.000 y 4.000 metros cuadrados, algunos con viñedos privados.
La arquitectura de las casas mantiene un estilo colonial español, con reglamentos específicos que garantizan armonía estética. “El diseño rústico y elegante combina perfectamente con el entorno natural”, agrega Candelaria Patrón, quien participó en la comercialización del proyecto en Argentina.
La Estancia de Cafayate no solo ofrece exclusividad en sus propiedades, sino que también cuenta con una infraestructura de primer nivel. Entre sus principales atractivos se encuentran:
Un campo de golf de 18 hoyos, diseñado para integrarse con el paisaje.
Canchas de polo, tenis y squash.
Un lujoso spa y gimnasio.
Un hotel boutique de la cadena internacional Grace.
Viñedos propios, cuya producción da origen a vinos con etiqueta exclusiva.
Para muchos residentes, el atractivo del lugar no radica solo en sus comodidades, sino en la posibilidad de vivir en un entorno natural inigualable.
Diane Klingesmit, originaria de Ohio, Estados Unidos, es una de las residentes que ha encontrado en Cafayate su lugar en el mundo. Desde hace 20 años, pasa gran parte del año en La Estancia de Cafayate, disfrutando del clima soleado y la tranquilidad de la región.
“Este valle tiene una energía especial. Es un refugio donde se pueden conocer personas de distintas partes del mundo y sumergirse en una cultura rica y vibrante”, cuenta Klingesmit.
Su fascinación por la Argentina la llevó a escribir el libro The Andine Table, en el que recopila recetas tradicionales del noroeste argentino y reflexiona sobre las costumbres culinarias de la región. “En estos años he aprendido mucho sobre la cocina local, que fusiona influencias europeas con tradiciones ancestrales”, explica.
Más allá de La Estancia, Cafayate es un destino con una rica historia y un fuerte arraigo cultural. En épocas precolombinas, la zona estaba habitada por los diaguitas, quienes resistieron la colonización española por más de un siglo. Su nombre, de origen quichua o quechua, se traduce como “cajón de agua”, en referencia a la fertilidad del valle.
Hoy en día, Cafayate es internacionalmente reconocido por sus viñedos y por ser parte de la Ruta del Vino más alta del mundo. La cepa emblemática de la región es el torrontés, un vino blanco aromático que se ha posicionado entre los mejores exponentes del país.
Además de su oferta vitivinícola, Cafayate cuenta con paisajes naturales que atraen a turistas de todo el mundo. Entre los principales puntos de interés se destacan:
Quebrada de las Conchas: Un impresionante cañón con formaciones rocosas de color rojizo.
Garganta del Diablo: Un anfiteatro natural con una acústica excepcional.
Los Castillos: Gigantescas formaciones de roca que evocan antiguas fortalezas.
Estos escenarios naturales, sumados a la calidez de su gente y su cultura, han consolidado a Cafayate como un destino de ensueño tanto para turistas como para quienes buscan un nuevo hogar.
La Estancia de Cafayate continúa expandiéndose y atrayendo nuevos residentes, consolidándose como una de las comunidades internacionales más exclusivas de Argentina. Con su combinación de lujo, naturaleza y cultura, este rincón salteño se posiciona como un refugio ideal para quienes buscan calidad de vida y conexión con el entorno.
Para muchos extranjeros, Cafayate es mucho más que un destino de inversión: es un lugar donde encontrar tranquilidad, paisajes de ensueño y una comunidad acogedora. Un pequeño paraíso en los Valles Calchaquíes que, año tras año, sigue sumando adeptos de todas partes del mundo.