Por Agroempresario.com
En Tierra del Fuego, las condiciones climáticas extremas y la particular disponibilidad de luz representan desafíos únicos para la agricultura. Los veranos cortos y fríos, junto con los inviernos largos y rigurosos, complican el desarrollo de cultivos tradicionales. Sin embargo, un equipo de investigación del INTA Ushuaia ha propuesto la siembra tardía como una alternativa viable para optimizar la producción en esta región.
La temporada agrícola en la provincia comienza en agosto/septiembre y finaliza en marzo/abril. Durante este período, ciertos cultivos como la espinaca, la acelga y el brócoli enfrentan dificultades debido al fotoperíodo de día largo, lo que induce a la floración prematura. Esta problemática, que limita el crecimiento de los cultivos, puede ser resuelta mediante la técnica de la siembra tardía, que se realiza a principios del año calendario, específicamente en febrero.
Kati Pohjola, técnica del INTA Ushuaia, explicó que la siembra tardía tiene lugar al final de la temporada de siembra, con el objetivo de aprovechar los días más cortos del final del verano y principios del otoño. Este enfoque, que consiste en sembrar cultivos a fines de febrero, permite que las plantas se desarrollen durante dos meses antes de la llegada del frío otoñal, cuando el crecimiento se detiene temporalmente. En el caso de la espinaca, por ejemplo, la siembra tardía permite que la planta entre en una fase de hibernación durante el invierno y reanude su crecimiento en primavera, con cosecha estimada para noviembre.
“Con esta estrategia, se logra evitar los problemas derivados del fotoperíodo largo, lo que resulta en un crecimiento más saludable y en una cosecha más productiva”, aseguró Pohjola.
Tierra del Fuego tiene un clima único, que presenta veranos frescos, con temperaturas promedio de 10°C y días muy largos, lo que favorece la floración prematura de cultivos sensibles al fotoperíodo, como la espinaca. Por otro lado, los inviernos son extremadamente fríos, con temperaturas que pueden descender por debajo de los -10°C. A pesar de estas bajas temperaturas, los cultivos resistentes al frío, como la espinaca, pueden sobrevivir y prosperar si se les da el cuidado adecuado.
Los cultivos más comunes en Tierra del Fuego, como la acelga, kale, repollo, brócoli, repollitos de Bruselas y la espinaca, se caracterizan por su capacidad para soportar las bajas temperaturas. Sin embargo, algunos de estos cultivos también son sensibles a las largas horas de luz durante el verano, lo que induce su floración prematura. Por esta razón, se recomienda utilizar la siembra tardía para evitar estos problemas y mejorar el rendimiento de las cosechas.
“Además de la espinaca, la acelga, el kale, el brócoli y el repollo también se benefician de la siembra tardía, ya que esta técnica minimiza la tendencia a la floración prematura y permite que las plantas desarrollen una mayor estructura foliar, lo que es ideal para las hortalizas de hoja”, indicó Pohjola.
No todos los cultivos se adaptan igual de bien a las duras condiciones invernales de Tierra del Fuego. Específicamente, cultivos más sensibles como la rúcula, el pak choi y la mizuna requieren protección adicional en invierno. Aunque las heladas pueden afectar sus hojas, las raíces, los tallos y las coronas suelen sobrevivir al invierno y rebrotar en primavera. Para estos cultivos, se recomienda el uso de cubiertas o invernaderos para proporcionar una capa extra de protección durante las heladas más severas.
Kati Pohjola también brindó recomendaciones prácticas para una siembra exitosa en Tierra del Fuego. En primer lugar, enfatizó que la espinaca no tolera bien el trasplante, por lo que es preferible sembrarla directamente en su ubicación definitiva para evitar que florezca prematuramente. En el caso de cultivos como la acelga, el kale, el brócoli y el repollo, no hay inconvenientes con el trasplante, por lo que estos pueden ser cultivados en bandejas y luego trasplantados a campo.
Además, la planificación es esencial para maximizar el rendimiento de cada cultivo. Considerar las particularidades del clima local, como la duración de la luz solar y las temperaturas extremas, permitirá una producción más exitosa tanto para el consumo personal como para la comercialización.