Por Agroempresario.com
La crisis que atraviesa la cooperativa láctea SanCor, actualmente en concurso de acreedores desde principios de febrero, ha puesto en alerta tanto a productores como a consumidores. Más de 430.000 kilos de quesos, que fueron utilizados como garantía para préstamos internacionales, están a la espera de ser subastados, según informaron fuentes del sector. Este remate, que se tendría que realizar el próximo viernes, no parece ser una solución viable, según la disposición del juez encargado del concurso, lo que genera más dudas en un contexto ya complicado.
SanCor, con sede en Sunchales, Santa Fe, enfrenta una difícil situación financiera. La deuda total de la cooperativa asciende a unos 250 millones de dólares, y la reducción en la cantidad de leche recibida por parte de los tamberos ha empeorado aún más la situación. En este momento, la cooperativa solo procesa alrededor de 70.000 litros diarios, una cifra mucho menor a los 200.000 litros que ingresaban a finales del año pasado. Esta caída en la producción se debe, en parte, a la creciente desconfianza de los productores hacia la cooperativa, que ya no se ve como un actor estable en el mercado.
La amenaza de la subasta involucra a 268.672 kilos de queso de pasta dura y 168.250 kilos de queso semiduro, ubicados en las plantas de La Carlota, Córdoba, y Gálvez, Santa Fe. La subasta se ha fijado con un valor base de casi 3 millones de dólares, pero fuentes cercanas al proceso señalan que esta acción no podría llevarse a cabo, debido a la orden judicial que suspende los trámites relacionados con procesos contenciosos previos al 3 de febrero de 2025. Esta decisión fue tomada por el juez Guillermo Adrián Vales, quien también ha establecido plazos específicos para la verificación de créditos y posibles impugnaciones.
La resolución judicial pone un freno a la ejecución de la subasta, pero no al dilema de SanCor, que sigue enfrentando una crisis profunda. Según fuentes cercanas a la cooperativa, se barajan ideas como la de la “empresa recuperada”, un modelo de gestión en el que los propios asociados toman el control de la empresa para intentar estabilizarla y, eventualmente, recuperarla. Sin embargo, se estima que el proceso de recuperación llevará al menos cinco años, tiempo durante el cual la cooperativa deberá hacer frente a una operación cada vez más difícil.
Mientras tanto, las plantas de SanCor, de las cuales tres de las cinco están prácticamente desactivadas, luchan por mantenerse a flote. La falta de recursos ha llevado incluso a la interrupción de servicios básicos como el suministro eléctrico. Esta situación resalta la gravedad del momento que atraviesa la cooperativa, cuya relevancia en la industria láctea argentina es histórica, pero que hoy enfrenta uno de los momentos más críticos de su existencia.
El panorama es incierto, y los días venideros serán clave para definir si SanCor logra superar la crisis o si su futuro se ve irremediablemente marcado por un proceso de liquidación. Mientras tanto, el sector lácteo sigue de cerca el desarrollo de esta situación, ya que las repercusiones de la quiebra de la cooperativa podrían impactar fuertemente en toda la cadena productiva.