Soja: ROSARIO
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Maíz: ROSARIO
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Trigo: ROSARIO
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Por Agroempresario.com
Desde el fin de semana, las lluvias se han instalado como un alivio para muchas áreas productivas de la región pampeana, con un foco principal en la provincia de Buenos Aires, que habían estado bajo un clima severo en las últimas semanas. En localidades como Baradero, Chacabuco y Junín, las precipitaciones han superado los 70 mm, mientras que en zonas como Trenque Lauquen y Bolívar los acumulados alcanzan los 200 mm o más. Estas lluvias caen como un salvavidas para cultivos de soja y maíz que aún tienen chances de recuperación, aunque no sin pérdidas en el camino.
Los acumulados de lluvia han sido especialmente relevantes en zonas que no habían recibido precipitaciones en todo enero, lo que había generado una crisis para los cultivos. En estos lugares, las lluvias resultan fundamentales para estabilizar la situación y permitir a los cultivos entrar en la recta final de la cosecha con mejores perspectivas.
En el caso de Trenque Lauquen, el productor agropecuario Lucas Semper señaló que su campo recibió un total de 203 mm desde el sábado pasado. "Estábamos muy mal, necesitábamos mucha agua", explicó Semper, quien recordó que en enero prácticamente no hubo lluvias y que las precipitaciones de febrero no superaron los 10 mm, lo que sólo había mojado la superficie sin generar acumulación.
Las lluvias recientes, aunque llegan tarde, han puesto un freno al deterioro de los cultivos. "Estas precipitaciones son muy buenas para el maíz tardío y la soja de segunda", expresó Semper, aunque admitió que las pérdidas ya son inevitables. En su campo, el maíz ha sufrido una pérdida mínima del 30% de su rendimiento proyectado, lo que equivale a unos 2.850 kilos por hectárea en un año normal, lo que representa un descenso importante.
En otras zonas del oeste bonaerense, como en Bolívar, las lluvias también están teniendo un impacto positivo, aunque no tan contundente como en Trenque Lauquen. Walter Kroll, ingeniero de Catalpa Agropecuaria, comentó que en su zona se registraron entre 80 y 100 mm, aunque algunos puntos alcanzaron hasta 200 mm. Kroll destacó que, si bien las lluvias no solucionan todos los problemas, sí ayudan a revertir parcialmente los daños. "En algunos lotes la situación era extrema; las plantas comenzaban a morir o a perder hojas y chauchas. Con estas lluvias, algunas cosas se han revertido", dijo.
A pesar de esto, Kroll advirtió que hay una gran variabilidad entre los lotes. En aquellos que sembraron variedades de soja de ciclo largo, las posibilidades de recuperación son mayores. Sin embargo, las variedades más cortas ya estaban cerrando la etapa de formación de flores y vainas, lo que las hace más vulnerables al impacto de la sequía.
La soja es uno de los cultivos más sensibles a las lluvias de esta etapa del ciclo agrícola. En la zona de Junín y Chacabuco, Alejandro Acerbo, productor y asesor agropecuario, explicó que la soja de primera se encuentra en plena etapa de llenado de granos. "Las lluvias son muy beneficiosas para su desarrollo, especialmente ahora que las temperaturas son más frescas", indicó Acerbo. En contraste, el maíz temprano ya ha sido cosechado en gran parte, y las lluvias que caen ahora no afectan su rendimiento, pero sí pueden generar algunas demoras en los lotes listos para trillar.
Según Florencia Poeta, especialista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el impacto de estas lluvias depende en gran medida del estado fenológico de los cultivos. En el caso de la soja de primera, que atraviesa su etapa de llenado de granos, las precipitaciones son esenciales para la recuperación y el sostén de la producción. No obstante, la sequía ya ha dejado una huella irreversible en los cultivos, lo que se refleja en una brecha significativa entre los lotes, especialmente entre los de soja de primera y de segunda.
A pesar de que las lluvias mejoran las condiciones en muchos lotes, la sequía de los últimos meses ha dejado un impacto irreversible en la productividad de varios cultivos. Poeta destacó que tanto en la soja de primera como en la de segunda, la sequía marcó un "piso" en los rendimientos, y aunque las lluvias ayudan a sostener lo que queda, las pérdidas ya son inevitables.
En el caso del maíz temprano, la cosecha ya comenzó en la región núcleo, y si bien las lluvias pueden generar algunas demoras, no modificarán significativamente los rendimientos. En cuanto a la soja de segunda, ya hay superficies perdidas, y algunos productores están evaluando alternativas, como el ingreso de ganado a los lotes afectados.
Las lluvias continuarán afectando a la región pampeana hasta el viernes, pero no se trata de un sistema frontal organizado, sino de celdas de tormenta aisladas que se desarrollarán de manera intermitente. Poeta advirtió que se prevé una mejoría temporal en algunas zonas, pero que al final de esta inestabilidad las precipitaciones serán generalizadas, lo que podría mejorar las condiciones en áreas que aún no han recibido suficiente agua.
El pronóstico para el corto plazo indica que la persistencia de condiciones favorables para la formación de tormentas traerá lluvias importantes, aunque su distribución será desigual, lo que podría generar variabilidad en los efectos sobre los cultivos.
Aunque las precipitaciones recientes traen alivio a muchos productores, el daño causado por la sequía de los últimos meses es irreversible en algunos cultivos. Las lluvias no logran recuperar completamente las pérdidas, pero sí mejoran las condiciones en zonas que aún tienen chance de remontar los rendimientos. Las expectativas para la soja y el maíz, especialmente para los cultivos de segunda, siguen siendo inciertas, pero las lluvias brindan un respiro en la recta final hacia la cosecha.
Si bien las lluvias son una buena noticia para la región pampeana, los productores deben prepararse para un final de campaña con importantes brechas en los rendimientos y con una recuperación parcial de los cultivos que aún quedan en pie. La campaña agrícola 2025 será recordada como una de las más difíciles de los últimos años, pero el agua que cayó en estos días ofrece una luz de esperanza, aunque tenue.
