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Por Agroempresario.com
La carne cultivada promete revolucionar la industria alimentaria al ofrecer una alternativa sostenible a la producción tradicional de carne. Sin embargo, aún enfrenta barreras significativas en términos de tecnología, costos de producción y aceptación por parte de los consumidores.
Según un informe de la consultora Systemiq para la organización Good Food Institute (GFI), esta industria podría generar entre 20.000 y 85.000 millones de euros anuales en Europa para 2050, además de crear hasta 90.000 empleos altamente cualificados.
A diferencia de la carne tradicional, la carne cultivada se produce sin necesidad de sacrificar animales. Se extraen células mediante una biopsia y se desarrollan en biorreactores, donde se generan tejidos musculares que pueden enriquecerse con otros componentes.
No obstante, la escalabilidad de esta tecnología sigue siendo un obstáculo. Actualmente, producir carne cultivada a gran escala requiere mejoras en la eficiencia de los biorreactores y en la optimización del crecimiento celular para reducir los costos.
En el ámbito legal, muchos países aún no han establecido marcos regulatorios claros para su comercialización. En la Unión Europea, por ejemplo, cualquier nuevo alimento debe pasar por un proceso de aprobación riguroso antes de llegar al mercado, lo que podría retrasar su adopción masiva.
El desarrollo de la carne cultivada requiere una inversión considerable. Según Systemiq, se necesitarían 5.000 millones de euros anuales en la UE hasta 2050, con 500 millones provenientes de fondos públicos. Estos recursos serían clave para la investigación, el desarrollo de infraestructuras y la expansión de la cadena de suministro.
Los expertos estiman que, en un escenario optimista, la carne cultivada alcanzará la paridad de precios con la carne convencional en 2040, cuando un kilo costará menos de 10 euros. Sin embargo, para que esto suceda, será crucial que las empresas reduzcan los costos de producción y optimicen la eficiencia de los procesos.
A pesar de sus beneficios ambientales y éticos, la carne cultivada aún genera dudas entre los consumidores. Mientras que algunos la ven como una opción atractiva para reducir el impacto ambiental y evitar el sacrificio animal, otros desconfían de su origen y composición.
Para aumentar su aceptación, los especialistas recomiendan estrategias de comunicación que resalten su seguridad, calidad y beneficios ambientales. Además, la nomenclatura será clave: términos como "carne cultivada" podrían ser más atractivos para el consumidor que otros como "carne de laboratorio".
El éxito de esta industria dependerá de su capacidad para superar estos desafíos y posicionarse como una alternativa accesible y confiable en el mercado global de proteínas.
