Por Agroempresario.com
El inicio del otoño marca una oportunidad inmejorable para quienes desean crear su propia huerta de hierbas aromáticas en casa. Ya sea en una terraza, balcón, jardín o incluso una repisa soleada, esta época del año ofrece condiciones ideales para iniciarse en el cultivo hogareño de plantas que no solo aromatizan y embellecen el ambiente, sino que también aportan valor culinario, medicinal y decorativo.
Con temperaturas más moderadas y menor intensidad solar, el otoño permite que las plantas desarrollen raíces fuertes sin el estrés hídrico del verano. Según Valeria Churba, especialista en huertas urbanas, “estas condiciones son perfectas para que los principiantes puedan arrancar sin mayores dificultades”. La menor demanda de riego, la reducción de plagas y la estabilidad térmica hacen que esta estación sea la más recomendada para quienes se animan por primera vez al mundo de las aromáticas.
Antes de comenzar a plantar, Churba sugiere definir el objetivo de la huerta. Si la intención es enriquecer las comidas, conviene enfocarse en especies como orégano, perejil, romero, tomillo y albahaca. Para infusiones, opciones como menta, cedrón y estevia son ideales. En cambio, si el uso será decorativo o aromático, se puede optar por lavanda, salvia o hierbabuena. Esta elección inicial determinará el tipo de sustrato, riego y exposición solar requeridos.
La ubicación es clave. Las aromáticas requieren al menos 4 a 6 horas de sol diario, incluso en otoño. Si se dispone de espacio exterior, los cajones de madera sin fondo permiten una conexión directa con la tierra. Para departamentos, las macetas son una excelente alternativa. Hoy, además, existen kits accesibles y preparados especialmente para huertas urbanas, que incluyen tierra con compost, perlita y otras enmiendas que aseguran un crecimiento saludable.
Una de las grandes ventajas de las aromáticas es su rusticidad. Muchas de estas plantas, como el tomillo, la lavanda o el romero, provienen del Mediterráneo, donde están acostumbradas a suelos pobres y escasa humedad. “Estas especies se adaptan muy bien a condiciones hogareñas porque no exigen fertilización constante ni riegos diarios”, detalla Churba. Además, son en su mayoría perennes, por lo que requieren una inversión inicial pero luego se mantienen por años con cuidados mínimos.
Para quienes buscan resultados rápidos, los plantines permiten ver en poco tiempo el desarrollo de la huerta. En cambio, sembrar desde semilla es más económico y permite elegir variedades específicas. “El perejil y el cilantro, por ejemplo, crecen muy bien desde semilla y permiten cosechas continuas si se siembran escalonadamente”, explica la experta. Por otro lado, especies como el romero o la lavanda, al ser leñosas, se propagan mejor mediante esquejes o plantines ya desarrollados.
Una vez que las plantas están en su punto justo de maduración, la conservación se vuelve clave. Algunas hierbas, como la albahaca o el perejil, conservan mejor su aroma frescas y pueden transformarse en pesto, chimichurri o aceites saborizados. Otras, como la menta o el orégano, se pueden secar para almacenarlas y usarlas durante los meses fríos. “Guardar las aromáticas secas en frascos herméticos no solo mantiene su aroma, también embellece la cocina”, sugiere Churba.
Más allá de su uso culinario, las hierbas aromáticas ofrecen múltiples beneficios: perfuman el ambiente, decoran con belleza natural y fomentan hábitos sustentables. Además, algunas especies se utilizan para elaborar cosméticos caseros, infusiones relajantes y productos de limpieza naturales. “Tener una huerta en casa es una forma de reconectar con los ciclos de la naturaleza y generar bienestar”, concluye Churba.
Iniciar una huerta de aromáticas en otoño no requiere gran inversión ni experiencia previa. Con sol, agua y algo de atención, se puede construir un espacio vivo, productivo y estéticamente valioso que brinde satisfacción durante todo el año.