Por Agroempresario.com
Tras un 2024 marcado por la caída del consumo, la industria láctea comienza a mostrar signos de recuperación. Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en enero de 2025 las ventas en el mercado interno crecieron un 17,4% en volumen y un 15,6% en litros de leche equivalentes en comparación con el mismo período del año anterior.
A pesar de esta mejora, el sector sigue enfrentando serios desafíos. El aumento en el costo de la materia prima, la falta de competitividad en el comercio exterior y un tipo de cambio que no favorece las exportaciones generan incertidumbre en los empresarios.
Los datos de la Secretaría de Agricultura reflejan el impacto de la crisis de 2024 en la industria láctea. Durante ese año, las ventas internas de leche fluida cayeron un 9,1%, la leche en polvo un 34,8%, los quesos un 6,7% y otros productos lácteos un 10,1%.
Sin embargo, en enero de 2025 la tendencia cambió: se vendieron 182.305 toneladas de lácteos, frente a las 155.244 toneladas del mismo mes del año anterior, con un crecimiento del 7,4% respecto a diciembre. Este repunte está en línea con la mejora de la economía y la recuperación del poder adquisitivo.
A pesar de estos indicadores positivos, los empresarios advierten que aún no se ha producido un verdadero despegue del consumo. Según Pablo Villano, presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel), la situación sigue siendo compleja.
“El año pasado estábamos en el segundo subsuelo. Ahora subimos un poco, pero todavía no vemos el despegue del consumo. Las ventas siguen por debajo de lo esperado y desde septiembre no podemos aumentar los precios porque el consumidor no los convalida”, explicó.
Villano también señaló que en febrero la producción de leche cayó un 20% debido a las altas temperaturas, lo que ayudó a evitar una acumulación excesiva de stock en la industria.
El mercado externo tampoco brinda alivio. Aunque la demanda internacional se mantiene estable y el precio de la leche en polvo ronda los 3.890 dólares por tonelada, las empresas argentinas enfrentan dificultades para competir.
“El problema no está afuera, sino en casa. El precio internacional es bueno, pero el tipo de cambio oficial no nos favorece. No somos competitivos y en muchos casos estamos vendiendo a pérdida”, afirmó Villano.
Actualmente, la leche en polvo es el principal producto exportado y permite absorber el excedente del mercado interno. Sin embargo, las empresas necesitan que los precios internacionales sigan acompañando para evitar mayores problemas financieros.
A esto se suma la incertidumbre respecto del Mercosur. En la actualidad, Brasil representa el 50% de las exportaciones lácteas argentinas, generando ingresos por 650 millones de dólares al año. La posible salida del bloque, impulsada por el presidente Javier Milei, preocupa a los empresarios.
“Si Argentina se va del Mercosur, el arancel extra Mercosur para nuestros lácteos sería del 27%. Eso afectaría gravemente nuestras ventas a Brasil, que depende de Argentina y Uruguay para abastecerse. Esperamos que estos anuncios queden solo en palabras”, advirtió Villano.
Mientras la industria se queja del costo de la materia prima, los tamberos celebran los valores actuales. En febrero, el precio de la leche se ubicó en 44 centavos de dólar por litro, un nivel que consideran adecuado debido a la escasez de oferta.
Sin embargo, los especialistas prevén que esta situación cambiará en los próximos meses. Según el consultor lácteo José Quintana, el precio de la leche podría estabilizarse en torno a los 37 centavos de dólar cuando la producción se recupere.
“Con estos precios, el tambero le da bombones a las vacas. Pero cuando haya más leche en el mercado y la devaluación siga en el 1% mensual, el panorama será diferente”, comentó una fuente del sector.
Quintana también explicó que, aunque el precio de la leche no baja nominalmente, su valor en dólares se está reduciendo debido a la inflación y la evolución del tipo de cambio.
“En enero, la suba del maíz y la soja afectó los costos, pero todavía la situación es manejable. Aun así, el clima sigue siendo un factor de riesgo: las sequías de noviembre y diciembre, sumadas a las recientes lluvias excesivas, generan incertidumbre en la producción”, detalló.
A pesar de las dificultades, los empresarios del sector confían en que la situación mejore en los próximos meses. La clave será encontrar un equilibrio entre los costos internos, la competitividad en el comercio exterior y el poder adquisitivo del consumidor local.
Los desafíos incluyen:
Por ahora, la foto muestra una industria láctea en recuperación, pero todavía lejos de un escenario de estabilidad. Mientras el consumo interno da señales de mejora, la presión de los costos y la falta de competitividad en el exterior siguen poniendo a prueba la rentabilidad de las empresas.