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Por Agroempresario.com
En los últimos dos años, el sector energético global ha experimentado un giro inesperado y radical. Lo que hace poco parecía ser una transición energética irreversible hacia fuentes renovables, ahora se encuentra desafiado por un renovado énfasis en los hidrocarburos. El cambio de rumbo en la política energética de Estados Unidos ha sido uno de los factores principales que han desencadenado esta nueva tendencia, dejando atrás las promesas de un futuro alimentado por energías limpias y renovables.
El repentino renacer de los hidrocarburos y el cuestionamiento de la transición energética están marcando la pauta. En el centro de este cambio se encuentran las políticas implementadas bajo la administración de Donald Trump, las cuales han respaldado fuertemente la producción de petróleo y gas, sobre todo en un contexto donde los precios de la electricidad en Europa alcanzan niveles récord, mientras que países como China y Estados Unidos siguen dependiendo fuertemente de los combustibles fósiles. Este giro en la narrativa energética ha reconfigurado las prioridades en la industria y también ha tenido efectos importantes en la Argentina, que, si bien sigue siendo un actor relevante en el campo de las energías renovables, también se ha visto beneficiada por el crecimiento de la producción de hidrocarburos en Vaca Muerta.
A nivel global, la sostenibilidad ambiental, que fue uno de los pilares de las políticas energéticas durante los últimos años, ha cedido protagonismo frente a la búsqueda de una energía accesible y segura. Aunque los esfuerzos por capturar y almacenar las emisiones de gases de efecto invernadero continúan, las inversiones en energía solar y eólica han comenzado a desacelerarse. En la reciente CERAWeek, la conferencia energética más importante del mundo, celebrada en Houston, este cambio de rumbo fue más que evidente, con un énfasis claro en la inteligencia artificial (IA) como nueva herramienta para mejorar la productividad en la industria.
El evento dejó en claro que el mercado de los hidrocarburos sigue siendo dominante, a pesar de los esfuerzos por fomentar la transición energética. El presidente y CEO de Saudi Aramco, Amin Nasser, fue uno de los más enfáticos al criticar la visión que pretendía reemplazar rápidamente la energía convencional por fuentes alternativas, como el hidrógeno verde. Según Nasser, la apuesta por el hidrógeno verde a un precio de un dólar por kilogramo para 2030 es una "ficción". Hoy en día, los costos de producción de este combustible aún varían entre los US$4 y US$12 por kilogramo, lo que resulta ser económicamente inviable en comparación con los hidrocarburos.
"El sector gastó US$10 billones en los últimos años para acelerar la transición energética. La mayor ficción fue pensar que la energía convencional podría ser reemplazada casi por completo de la noche a la mañana", afirmó Nasser, quien también destacó que los hidrocarburos siguen representando más del 80% de la energía primaria en Estados Unidos, casi el 90% en China y más del 70% en la Unión Europea.
El CEO de Chevron, Michael Wirth, se sumó a la discusión con una crítica similar. Wirth subrayó que el foco debe estar en una conversación más equilibrada que considere no solo el cambio climático, sino también la asequibilidad y la confiabilidad de la energía. "Enfocarse solo en el clima nos lleva a ignorar los otros dos factores. Todavía hay miles de millones de personas que viven en pobreza energética, lo que es una vergüenza", indicó.
En la misma línea, las empresas europeas también están ajustando sus expectativas. Wael Sawan, CEO global de Shell, indicó que "la narrativa está cambiando" y que sus clientes ya reconocen que no es posible una descarbonización total sin modelos de negocio escalables y rentables. Por su parte, el CEO de TotalEnergies, Patrick Pouyanné, señaló que la intermitencia de las energías renovables, como la solar y eólica, plantea un desafío importante. "Hoy somos más pragmáticos. El objetivo no es solo más energía, sino una energía más asequible", dijo Pouyanné, destacando la creciente necesidad de energías más flexibles y accesibles como el gas.
Diego García, socio de Bain & Company, quien participó en CERAWeek, también aportó su visión sobre el retraso de la transición energética. García mencionó que, a pesar de que la transición sigue en marcha, la mayoría de las empresas han retrasado sus objetivos de emisiones cero de 2050 a 2070 o más allá. Este cambio se debe a las dificultades económicas y la falta de rentabilidad, en un entorno de tasas de interés más altas, donde los accionistas se muestran más cautelosos al asignar capital. Además, la alta tarifa de la electricidad limpia hace que muchos usuarios no estén dispuestos a pagar un 10% más por su consumo de energía solo porque provenga de fuentes limpias.
En cuanto a la inteligencia artificial, esta tecnología se está consolidando como una de las grandes protagonistas del sector energético. Empresas como Chevron y BP ya están aplicando la IA para mejorar la productividad y eficiencia operativa. Chevron, por ejemplo, implementó un programa educativo para sus empleados en ciencia de datos e inteligencia artificial, permitiendo que puedan combinar las especificidades del sector energético con los avances tecnológicos.
"Establecimos un programa muy personalizado para enseñar a nuestra gente sobre IA, para que pudieran ayudar a resolver los desafíos específicos del sector energético utilizando tecnologías avanzadas", explicó Wirth, CEO de Chevron.
Por su parte, BP está implementando IA en la construcción y diseño de pozos petroleros, logrando un incremento significativo en la productividad. "Con la IA generativa estamos obteniendo cientos de trayectorias de pozos en días, lo que antes tomaba meses. Este avance tiene un impacto directo en la eficiencia de nuestras operaciones", señaló Murray Auchincloss, CEO de BP.
En Abu Dabi, el presidente de Adnoc, sultán Ahmed Al Jaber, también subrayó la importancia de la inteligencia artificial. En Adnoc, se están implementando más de 200 casos de uso de IA en diversas áreas, desde la exploración hasta la refinación y la toma de decisiones estratégicas. La IA está permitiendo acelerar los análisis sísmicos de meses a solo horas, y mejorar la precisión de las previsiones de producción hasta en un 90%.
En Argentina, YPF también se ha sumado al uso de IA, desarrollando herramientas que mejoran la productividad de los operarios. Según Horacio Marín, presidente de YPF, la inteligencia artificial ayuda a gestionar grandes volúmenes de datos en tiempo real, optimizando el trabajo de los empleados y mejorando la eficiencia en el proceso de extracción y refinación de petróleo.
