Por Agroempresario.com
La industria cafetera enfrenta una amenaza por posibles aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump. La Asociación Nacional del Café de Estados Unidos (NCA) ha solicitado formalmente la exclusión del café de cualquier medida proteccionista, argumentando que su imposición podría perjudicar tanto a productores como a consumidores.
El café es un producto de importación en Estados Unidos, sin una producción local significativa. De aplicarse los aranceles, los precios internos podrían aumentar hasta en un 50%, afectando a millones de consumidores y poniendo en riesgo la estabilidad económica de países productores como Colombia, Brasil y otras naciones de América Latina.
En una carta dirigida a la administración Trump y vista por Reuters, Bill Murray, presidente y director ejecutivo de la NCA, destacó que "el café es un producto sin alternativa local y su imposición de aranceles no incentivaría la producción interna". Además, señaló que los gravámenes podrían generar una crisis en la industria cafetera, que depende del comercio internacional para su funcionamiento.
El aumento de los costos de importación impactaría no solo a los productores, sino también a las empresas de tostado, envasado y distribución en EE.UU. La medida afectaría la cadena de suministro y la rentabilidad de un sector que genera empleo en múltiples países.
Brasil, el mayor proveedor de café para Estados Unidos, y Colombia, otro exportador clave, podrían ver disminuidas sus ventas al mercado norteamericano. Actualmente, la mayoría de las variedades de café no están incluidas en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), lo que las haría vulnerables a la nueva política comercial.
El anuncio de posibles aranceles ya ha generado un incremento en los precios internacionales del café, alcanzando cifras récord en febrero. La NCA ha advertido que, de implementarse los gravámenes, se generarían "consecuencias aún más significativas" en la economía global.
Con la creciente incertidumbre en el sector, los ojos están puestos en la respuesta del gobierno estadounidense y su impacto en una industria que mueve miles de millones de dólares al año.