Por Agroempresario.com
En un contexto de creciente preocupación por la salud y el medio ambiente, surge una pregunta clave: ¿realmente importa cómo se producen los alimentos que consumimos? Un reciente estudio realizado en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ha puesto en evidencia las diferencias nutricionales y de seguridad alimentaria entre la acelga agroecológica y la convencional, mostrando cómo los métodos de producción impactan directamente en la calidad de lo que comemos.
La investigación, dirigida por Andrés Fleker como parte de su Máster Internacional en Tecnología de Alimentos de la Facultad de Agronomía de la UBA y la Universidad de Parma, Italia, analizó acelgas cultivadas con métodos agroecológicos y convencionales. Los resultados fueron sorprendentes y revelaron que las acelgas cultivadas sin agroquímicos, bajo prácticas agroecológicas, ofrecían una serie de ventajas nutricionales significativas.
En términos de contenido, las acelgas agroecológicas presentaron un 7% más de proteínas, el doble de hidratos de carbono, un 33% más de materia seca y un 50% más de calorías por gramo que las acelgas cultivadas de manera convencional. Estos resultados destacan una diferencia sustancial en la calidad nutricional, lo que sugiere que los métodos agroecológicos no solo son más saludables para los consumidores, sino también más beneficiosos para la dieta diaria.
Un aspecto fundamental del estudio fue la detección de residuos de plaguicidas en las acelgas convencionales. Tres plaguicidas fueron encontrados: azoxistrobina, metalaxil e imidacloprid, que son fungicidas e insecticidas utilizados en la agricultura convencional. En promedio, la concentración de azoxistrobina superó casi cuatro veces el límite máximo permitido por la legislación vigente, lo que representa un riesgo para la salud de los consumidores.
El uso de agroquímicos en la producción convencional plantea un desafío importante, ya que la exposición continua a estos productos puede tener efectos acumulativos negativos sobre la salud humana y el medio ambiente. A pesar de los esfuerzos regulatorios para controlar su uso, el estudio resalta que los residuos de plaguicidas son un problema persistente, especialmente en productos de bajo costo y con menos control de calidad.
El investigador Fleker destaca que el cambio hacia una producción agroecológica debe estar impulsado tanto por las políticas públicas como por la demanda de los consumidores. En su opinión, los consumidores tienen un papel fundamental al exigir productos más saludables y libres de químicos. Además, señala que los precios de los productos agroecológicos no son significativamente más altos que los convencionales, lo que hace que la elección por estos productos sea una opción accesible y beneficiosa para la salud.
Desde una perspectiva política, Fleker subraya la necesidad de fortalecer los controles sobre los niveles de plaguicidas y promover programas de transición agroecológica accesibles para los productores. Este modelo no solo prioriza la salud humana, sino que también apunta a una mayor justicia social y viabilidad económica para los agricultores.
El estudio también plantea un futuro prometedor para la agroecología, dado su potencial para transformar la forma en que producimos nuestros alimentos. Fleker concluye que es necesario continuar con la investigación sobre los beneficios de la agroecología y los efectos de los agroquímicos en la salud humana, además de fomentar una mayor concientización sobre el consumo responsable de alimentos.