Por Agroempresario.com
En un avance clave hacia la agricultura sostenible, científicos de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, en colaboración con investigadores chinos, han logrado desarrollar una nueva variedad de arroz que reduce significativamente las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero. Este invento promete transformar el impacto ambiental del cultivo de arroz, uno de los alimentos más consumidos a nivel mundial, sin sacrificar el rendimiento de la cosecha.
El arroz se cultiva generalmente en suelos inundados, lo que crea un ambiente de bajos niveles de oxígeno, favoreciendo la proliferación de microorganismos metanogénicos responsables de la generación de metano. Este gas es un contribuyente significativo al calentamiento global, y hasta ahora, los esfuerzos para reducir sus emisiones en los arrozales se habían centrado principalmente en el manejo del agua y el uso de fertilizantes.
En este nuevo desarrollo, los científicos han identificado que las raíces del arroz juegan un papel crucial en la emisión de metano. Tras una serie de investigaciones, descubrieron dos compuestos clave en las raíces que influyen en la producción de metano: el fumarato y el etanol. El fumarato alimenta a los microorganismos productores de metano, mientras que el etanol lo inhibe. Esta relación llevó a los investigadores a desarrollar una variedad de arroz con una menor concentración de fumarato y mayor cantidad de etanol en sus raíces.
Lo más destacado de este avance es que la nueva variedad de arroz fue creada mediante técnicas tradicionales de cría cruzada, sin la necesidad de recurrir a la ingeniería genética. Los científicos cruzaron una variedad de arroz con bajas emisiones, Heijing5, con una de alto rendimiento, y tras varias generaciones de selección, lograron una variedad que no solo tiene un impacto ambiental positivo, sino que también mantiene un excelente rendimiento de hasta 9 toneladas por hectárea, superando el promedio nacional de 7 toneladas.
En ensayos realizados en China, esta variedad demostró una reducción de hasta un 70% en las emisiones de metano en comparación con las variedades tradicionales. Los próximos pasos de los investigadores incluyen registrar y comercializar esta variedad en China y otros países, y seguir promoviendo su adopción entre los agricultores.
Este avance no solo contribuirá a la reducción de gases de efecto invernadero, sino que también permitirá una mayor productividad agrícola sin la necesidad de ampliar las áreas cultivables. Además, el uso de métodos no transgénicos facilita la aceptación de esta tecnología, lo que podría marcar un hito en la agricultura sostenible global.