Por Agroempresario.com
El campo argentino, uno de los pilares fundamentales de la economía nacional, enfrenta desafíos que limitan su crecimiento. Según el analista político Lucas Romero, la falta de competitividad y la elevada presión impositiva han afectado la rentabilidad del agro, impidiendo que despliegue todo su potencial.
“El proceso político encabezado por Javier Milei ha estado determinado por la necesidad de corregir desequilibrios estructurales que obstaculizan el funcionamiento normal de la economía”, explicó Romero en Chacra Agro Continental. En ese sentido, destacó que el gobierno ha avanzado en el ordenamiento de las cuentas públicas y en la reducción de la inflación, pero que ciertas decisiones han impactado negativamente en algunos sectores, entre ellos el agro.
Uno de los principales problemas que enfrenta el sector agropecuario es la carga tributaria, en especial las retenciones a las exportaciones. “El alto nivel de impuestos ha convertido al campo en una fuente recurrente de ingresos para el Estado, lo que afecta su competitividad y rentabilidad”, señaló Romero.
A pesar de su dinamismo y su capacidad productiva, el agro se encuentra limitado por políticas fiscales que dificultan su expansión. “El sector espera que, a medida que se estabilice la economía, el gobierno reduzca la presión impositiva para liberar su potencial”, agregó el analista.
Romero también analizó el contexto político y su impacto en la toma de decisiones económicas. Destacó que la administración Milei ha enfrentado dificultades debido a su escasa representación en el Congreso, lo que ha llevado al gobierno a recurrir a herramientas como los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) para avanzar en su agenda.
“El presidente no ha sido particularmente inclinado al diálogo, lo que ha generado tensiones en la toma de decisiones”, indicó. Además, señaló que la falta de un presupuesto oficial durante dos años consecutivos refleja un déficit en la calidad institucional del país.
Mientras el gobierno avanza en su plan de estabilización económica, el sector agropecuario espera señales concretas que alivien su carga fiscal y le permitan recuperar su competitividad.