Por Agroempresario.com
La familia Dulevich, oriunda de Pellegrini, en el partido de Buenos Aires, vivió una transformación radical en su sistema productivo agropecuario. Ubaldo Dulevich, el patriarca de la familia, junto con sus seis hermanos, decidió abandonar el tradicional modelo de invernada de novillos que predominaba en la zona, para emprender un camino hacia la producción de leche, con un modelo intensivo que implicaba una mayor facturación, pero también más trabajo.
Esta decisión no fue sencilla, ya que implicó cambiar de raíz la estructura de su empresa, pero el riesgo y la apuesta fueron bien calculados. Hoy, después de varios años de esfuerzo y crecimiento, la familia Dulevich ha logrado consolidarse como un actor clave en la producción lechera de la región, con 800 vacas en ordeñe distribuidas en dos tambos, y una clara visión de expansión en el futuro.
El cambio de rumbo de la familia Dulevich tiene sus raíces en las dificultades que enfrentaban con el sistema productivo tradicional de invernada de novillos y agricultura, el cual no cerraba las cuentas. “El sistema de girasol y alfalfa no estaba generando rentabilidad, especialmente durante los años de la Convertibilidad, cuando el tipo de cambio estaba atrasado. Los precios no eran suficientes para cubrir los costos y obtener una ganancia acorde al capital invertido”, explica Ubaldo Dulevich. Fue entonces cuando la familia decidió replantearse su modelo productivo.
Los consejos de sus tíos, que sugerían instalar un tambo como alternativa más rentable, fueron cruciales. Sin embargo, la decisión no fue tomada a la ligera. Ubaldo, formado como agrónomo en la Universidad de Buenos Aires, analizó los números y las diferencias en los márgenes entre la producción de leche y carne, y encontró que la lechería podía ofrecerles mayores márgenes de rentabilidad.
En 1994, con 50 vaquillonas Holando en recría y el apoyo de un crédito bancario respaldado por cédulas hipotecarias, Ubaldo y su familia comenzaron la construcción del tambo. Instalaciones básicas pero funcionales, como una sala de ordeño de diez bajadas, fueron las primeras piezas del nuevo modelo productivo. “Pedimos el crédito, conseguimos un albañil, y en dos meses teníamos la infraestructura lista”, recuerda Ubaldo.
A pesar de los desafíos iniciales, como la necesidad de traer luz al campo desde 500 metros de distancia para poder refrigerar la leche, la familia siguió adelante con su proyecto. En 1996, después de un requerimiento de La Serenísima, comenzaron a entregar la leche refrigerada, un paso que consolidó aún más la viabilidad de la empresa.
El sistema de producción lechera que implementaron fue principalmente pastoril, basado en praderas de alfalfa combinadas con silo de maíz en invierno, más algunos verdeos como el centeno. Este modelo, que garantizaba un flujo constante de forraje durante todo el año, fue clave para el crecimiento del tambo. A medida que la producción aumentaba, también lo hacía la demanda de infraestructura, por lo que en el año 2000, la familia decidió expandir el tambo, incorporando 20 bajadas más y llevando la capacidad a 500 vacas en ordeñe.
El crecimiento no solo fue en el número de vacas, sino también en el tamaño de los campos. En los últimos años, la familia Dulevich ha adquirido tres fracciones de campo en Pellegrini y Suipacha, lo que les ha permitido ampliar aún más su capacidad productiva. En la actualidad, cada tambo cuenta con 350 vacas en ordeñe, y la familia sigue apostando por la expansión.
La familia Dulevich también ha implementado tecnología y prácticas de vanguardia en su sistema lechero. La inseminación artificial es una de las herramientas que utilizan para mejorar la genética de su rodeo, seleccionando animales con características positivas en salud, producción y tamaño moderado. Además, están iniciando una prueba genómica para elegir las mejores vaquillonas y mejorar aún más su stock genético.
La sanidad del rodeo también es una prioridad. La visita mensual de un veterinario garantiza que el establecimiento esté libre de enfermedades como la tuberculosis y la brucelosis, lo que es fundamental para mantener la calidad de la leche y asegurar el buen estado de los animales. “La reproducción y la sanidad son clave en nuestro sistema. No solo se trata de producir leche, sino de mantener un rodeo saludable y productivo”, señala Ubaldo.
La gestión de la empresa familiar es otro aspecto destacado del éxito de los Dulevich. Tras el fallecimiento de su madre, Matilde, en 2006, los siete hermanos decidieron seguir adelante con la sociedad familiar. Ubaldo asumió el rol de administrador, mientras que su hermana Valeria se encargó de la administración financiera y de controlar los gastos para no perder de vista el objetivo a largo plazo.
“A lo largo de todos estos años, nos manejamos con mucha austeridad. Solo realizamos inversiones que realmente tuvieran un impacto positivo en la rentabilidad de la empresa”, asegura Ubaldo. Esta prudencia les permitió crecer de manera sostenida y evitar los excesos que muchas veces afectan a las empresas familiares. Además, han sabido aprovechar las oportunidades de compra de vacas de calidad en momentos de baja demanda, lo que les permitió mejorar su stock a precios favorables.
La clave del éxito de la familia Dulevich, según Ubaldo, está en el factor humano. “He tenido la suerte de trabajar con equipos de trabajo muy comprometidos. La familia Ambrosetti, que trabaja con nosotros en el ordeño, y el contratista de siembra, Rubén Chaves, son imprescindibles para lograr los resultados que tenemos hoy”, destaca Ubaldo. La relación de confianza y respeto con el equipo de trabajo ha sido fundamental para el éxito de la empresa.
Hoy, la familia Dulevich sigue mirando al futuro con ambición. Además de continuar con la expansión de su producción lechera, están enfocados en mejorar cada vez más la eficiencia de su sistema productivo, utilizando tecnología y buenas prácticas ganaderas.
El modelo de producción de la familia Dulevich es un ejemplo claro de cómo la innovación, la gestión eficiente y el trabajo en equipo pueden transformar un negocio agropecuario, permitiendo a una familia emprendedora alcanzar el éxito en un mercado altamente competitivo. Con un modelo de negocio basado en la sustentabilidad y la prudencia financiera, la familia Dulevich sigue creciendo y consolidando su lugar en la producción de leche de la región.