Por Agroempresario.com
El clima ya no es lo que era, y las heladas tampoco. Un nuevo estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) reveló que estos eventos fundamentales para la producción agropecuaria están cambiando de forma drástica en diferentes zonas del país. Según el trabajo, que se basó en más de 60 años de registros del Servicio Meteorológico Nacional, las heladas se presentan cada vez más tarde, o incluso han desaparecido en algunas regiones, mientras que en la región pampeana tienden a adelantarse.
Joel Lentini, egresado de Ciencias Ambientales de la FAUBA y autor del estudio, explicó que “encontramos un retraso generalizado en la fecha de la primera helada en casi todo el país en comparación con los datos de hace seis décadas. En el norte argentino, por ejemplo, el retraso promedio es de 15 días, y en La Quiaca alcanza hasta 26 días, es decir, casi un mes”.
Pero no solo la primera helada se corre. También la última. “Detectamos retrasos de entre 10 y 20 días en muchas zonas. Este comportamiento, lejos de ser anecdótico, puede generar problemas reales en los sistemas productivos, sobre todo en cultivos sensibles como el algodón o la soja, que requieren previsibilidad”, advirtió.
Sin embargo, no todas las regiones muestran la misma tendencia. En la Región Pampeana, las heladas tienden a adelantarse. “En Tandil, por ejemplo, la última helada se adelantó 22 días. Esto podría beneficiar a ciertos cultivos de invierno como el trigo, aunque también obliga a revisar manejos”, señaló Lentini. Además, el estudio identificó zonas donde las heladas directamente desaparecieron, como en Posadas, Misiones, donde su ocurrencia ya era baja y ahora se ha reducido a cero.
El investigador explicó que estos cambios están relacionados con el calentamiento global y con efectos locales como las islas de calor en áreas urbanas. “El concreto y el asfalto absorben más calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche, lo que evita que las temperaturas bajen tanto”, explicó.
Los impactos sobre el agro son múltiples y dependen del tipo de cultivo, la región y la fecha en que ocurren las heladas. Por ejemplo, una primera helada más tardía puede reducir el riesgo de daño para los cultivos de verano como el maíz, mientras que una última helada más temprana puede abrir oportunidades para los cultivos invernales.
Con el objetivo de ofrecer herramientas concretas a productores y técnicos, Lentini elaboró nuevos mapas climáticos que muestran las fechas actualizadas de ocurrencia de heladas. Estos materiales estarán disponibles en el Centro de Información Agroclimática y Ambiental de la FAUBA, y permitirán ajustar fechas de siembra y cosecha, elegir variedades más adaptadas y anticipar riesgos.
“El cambio climático ya no es futuro, es presente. Conocer cómo están cambiando las heladas en cada región es clave para sostener la competitividad del agro argentino. La adaptación empieza con buena información”, concluyó Lentini.