Por Agroempresario.com
La convivencia entre carpinchos y vecinos en Nordelta dejó de ser un fenómeno exclusivamente local para convertirse en tema de interés internacional. El prestigioso diario estadounidense The New York Times dedicó una nota en su versión en español a este peculiar conflicto urbano que, con el correr de los años, se volvió un símbolo de los límites entre urbanización y naturaleza.
“Sí, en los suburbios ricos de Buenos Aires están esterilizando a los capibaras”, señala uno de los párrafos más destacados del artículo, en el que se da cuenta del crecimiento exponencial de estos roedores en el exclusivo barrio privado del partido de Tigre. Según datos citados por el periodista Jack Nicas, autor de la nota, en los últimos dos años la población de carpinchos se triplicó y se calcula que rondan los 1000 ejemplares.
El título del artículo no deja lugar a dudas sobre el enfoque: “Una ciudad dice que sí, que se pueden tener demasiados”. Y desde ese disparador, el medio estadounidense repasa con cierto tono irónico cómo uno de los barrios más acomodados de Argentina se enfrenta a una superpoblación de carpinchos, animales que se pasean libremente por jardines, lagunas y calles internas.
Aunque muchos residentes describen a estos animales como “bonitos” o incluso “adorables”, también reconocen las dificultades que generan: daños en jardines, accidentes de tránsito y hasta ataques a mascotas. “Provocan accidentes de tráfico, se abren paso a mordiscos por los jardines y, en ocasiones, atacaron a algunos de los perros más pequeños de la comunidad”, señala la crónica.
Ante la presión de los vecinos y la necesidad de gestionar esta convivencia forzada, la organización de Nordelta puso en marcha un plan de control poblacional, que incluye la vacunación anticonceptiva de 250 ejemplares adultos, aprobado por autoridades locales. El método, aunque más ético que otras alternativas, generó polémica.
Una de las voces destacadas por The New York Times fue la de Silvia Soto, vecina que defiende abiertamente a los carpinchos. “Creo que a esta altura que sean adorables es una estrategia de la misma especie para sobrevivir”, dijo. “Su amorosidad nos conquistó y estamos todos bregando por ellos”, agregó, reflejando el afecto que muchos han desarrollado por estos animales.
El artículo también deja entrever una mirada crítica sobre el origen del conflicto: la urbanización sobre humedales y el desplazamiento de especies nativas. Lo que hoy se presenta como una "invasión", en realidad responde a una transformación ambiental promovida por el propio desarrollo inmobiliario.
En definitiva, el caso de Nordelta y los carpinchos se transformó en un símbolo de los límites de la expansión urbana, un fenómeno que, más allá del humor o la ternura que despiertan estos roedores, invita a pensar cómo las ciudades se relacionan con la naturaleza. Y, como demuestra el interés de un medio extranjero, también se trata de una historia que trasciende fronteras.