Por Agroempresario.com
El mercado cambiario experimentó una fuerte caída en la demanda de dólares, lo que provocó una rápida devaluación de la divisa y acercó al tipo de cambio a los límites inferiores de la banda cambiaria. En apenas una semana desde la apertura del cepo cambiario, la compra de dólares en los bancos cayó casi un 90%, según un relevamiento realizado entre las principales entidades financieras. Este abrupto descenso es uno de los principales factores detrás de la caída del dólar, que operó este lunes a un promedio de $1.110, marcando una baja del 4,3% respecto al día anterior.
El tipo de cambio oficial, que durante los últimos días había mostrado una leve tendencia al alza debido a la apertura del mercado cambiario, se desplomó en cuestión de horas. Los dólares financieros, como el MEP y el contado con liquidación, ajustaron rápidamente a la baja, con caídas cercanas al 4%. Por otro lado, el dólar libre, que aún se mantenía como la opción más cara, se negoció en torno a los $1.150, pero también estuvo cerca de converger con la cotización del oficial, lo que refleja una tendencia de disminución generalizada en todas las variantes del tipo de cambio.
Los analistas coinciden en que uno de los principales motivos de esta caída en la demanda es la expectativa de que el dólar continuará descendiendo en los próximos días. Los minoristas que compraron divisas la semana pasada, durante el primer día de la apertura del cepo, ya experimentan una pérdida superior al 10% debido a la caída de la cotización. Frente a esta situación, muchos prefieren esperar para ver si el precio sigue ajustándose a la baja antes de realizar nuevas compras.
El proceso de dolarización había sido significativo antes de la flexibilización cambiaria, especialmente entre aquellos que buscaron refugiarse en la moneda extranjera antes de la implementación de nuevas medidas. Tras la decisión del Gobierno de abrir el mercado cambiario, se registraron compras por parte de los minoristas por montos cercanos a los 400 y 500 millones de dólares, lo que generó una importante demanda inicial. Sin embargo, esa tendencia se desmoronó rápidamente, ya que los inversores que decidieron dolarizarse ahora enfrentan pérdidas y se muestran reacios a continuar con nuevas compras.
A los importadores les ocurre algo similar: también prefieren esperar. Ante la caída de la cotización, se resisten a adquirir dólares a precios más altos, confiados en que el tipo de cambio seguirá descendiendo. Este fenómeno se produjo en paralelo a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que había impulsado un aumento de la demanda en el pasado cercano.
Por otro lado, el mercado de inversiones también se ha visto afectado. Muchos asesores financieros (Alycs) recomiendan diversificar las inversiones, aconsejando apostar por activos en pesos, que ahora ofrecen tasas reales positivas debido a la caída del dólar. Esto está generando una fuga de posiciones en dólares y una mayor preferencia por la moneda local, en lugar de continuar con la dolarización.
Mientras tanto, el dólar mayorista perforó los $1.100 y se acercó al nivel de los valores previos a la implementación de la banda cambiaria. En este contexto, el Gobierno tiene claro que solo intervendrá en el mercado cambiario cuando el dólar llegue al piso de la banda, es decir, cuando toque los $1.000. Este compromiso forma parte de las negociaciones con el FMI, que incluyen una meta de acumulación de reservas del Banco Central por un total de USD 5.000 millones hasta finales de junio.
Aunque la oferta de divisas por parte del sector agroexportador sigue sin repuntar de manera significativa, el Gobierno ha expresado su intención de comprar dólares a precios bajos para fortalecer las reservas. Sin embargo, algunos productores del campo siguen mostrando dudas sobre la liquidación de divisas, ya que el tipo de cambio agropecuario se ha deteriorado respecto a la flexibilización cambiaria, pues no pueden acceder al “dólar blend” como antes.
Desde el Ejecutivo, se ha insistido en que no se ha producido una devaluación, a pesar de la caída del tipo de cambio, y han apelado a que no se justifiquen aumentos de precios en la economía. El Gobierno también ha señalado que su objetivo es que la inflación se ubique por debajo del 4% en abril, y que se logre una aceleración de la desinflación en mayo, mes en el que se espera una baja estacional en los precios. Si se cumplen las expectativas, se podría esperar que el índice de inflación se ubique por debajo del 2,5% en los próximos meses.
Con esta coyuntura, el mercado cambiario continúa en un proceso de ajuste, donde la expectativa de futuras bajas del dólar está guiando el comportamiento de todos los actores, desde los inversores minoristas hasta las grandes empresas. El Gobierno, por su parte, continúa buscando la forma de fortalecer las reservas del Banco Central sin caer en intervenciones que puedan distorsionar el mercado o generar nuevas presiones inflacionarias.