Por Agroempresario.com
La nueva ofensiva arancelaria de Estados Unidos contra China ha puesto en alerta a todo el sistema logístico global. La imposición de tarifas portuarias a embarcaciones de origen y operación china, impulsada por la administración de Donald Trump, generó una fuerte reacción por parte de una de las mayores compañías navieras del mundo, que advirtió sobre el potencial impacto desestabilizador de la medida en el comercio internacional y las cadenas de suministro.
La empresa asiática, con una flota que supera los 300 buques y presencia en más de 40 terminales portuarias a nivel mundial, mueve anualmente más de 90 millones de TEU (contenedores de veinte pies). Su voz tiene peso en el sector, y no dudó en calificar los aranceles como una amenaza al “funcionamiento normal del comercio marítimo” y una distorsión de la competencia global.
En un comunicado oficial, la naviera denunció que las medidas “se basan en falsedades” y que, lejos de proteger industrias locales, generan inseguridad operativa, aumentan costos y comprometen la estabilidad de las rutas logísticas internacionales. “Como actor responsable, mantenemos nuestro compromiso con la integridad, la transparencia y el cumplimiento de normas internacionales. Protegeremos los intereses de nuestros clientes ante cualquier acción unilateral que afecte el mercado”, afirmaron.
La respuesta de China no se hizo esperar. Desde la Cancillería de Pekín, calificaron la maniobra de Washington como “errónea y perjudicial para todos”, reclamando su retiro inmediato. Además, advirtieron que los aranceles no solo encarecen los fletes, sino que alimentan la inflación en los propios Estados Unidos, al elevar el costo de importación de insumos y productos terminados.
Esta nueva escalada forma parte de un paquete de medidas proteccionistas reactivadas por Trump bajo la Sección 301 del Código de Comercio estadounidense. Aunque las iniciativas fueron diseñadas inicialmente durante la presidencia de Joe Biden, el actual mandatario republicano optó por endurecer su implementación. De hecho, en algunos casos, los aranceles aplicados a productos y servicios provenientes de China alcanzan el 245%.
En contrapartida, China respondió con aranceles de hasta un 125% sobre productos estadounidenses y advirtió que no cederá ante presiones externas. Además, la Casa Blanca ya anunció su intención de extender las tarifas a sectores clave como el de los semiconductores, lo que podría agravar aún más el conflicto en los próximos meses.
En este contexto de creciente tensión, la comunidad logística internacional observa con preocupación la progresiva fragmentación del comercio mundial. Las decisiones unilaterales, lejos de aportar previsibilidad, están dificultando la planificación estratégica de operadores logísticos, transportistas y multinacionales.
Las rutas marítimas podrían verse afectadas por desvíos forzados, congestión en puertos alternativos, demoras en las entregas y una fuerte alza en los costos logísticos. Para las empresas exportadoras, esto representa una amenaza directa a su competitividad. Y para los consumidores, el riesgo de mayores precios en productos de uso cotidiano.
Por otro lado, la incertidumbre está frenando inversiones claves en infraestructura portuaria y tecnología logística. Iniciativas de digitalización, automatización y sostenibilidad —fundamentales para modernizar la industria— están quedando relegadas ante un escenario cada vez más volátil.
La advertencia del gigante marítimo chino no es aislada. Se suma a una creciente preocupación compartida por asociaciones logísticas, cámaras empresariales y organismos multilaterales, que ven en este nuevo capítulo de la guerra comercial una amenaza concreta a la estabilidad del comercio internacional.
En un mundo interconectado, donde la eficiencia de las cadenas globales es vital para el desarrollo económico, la logística se ve hoy rehén de decisiones políticas que profundizan la fragmentación. La pregunta que queda flotando es si, en la búsqueda de ventajas geopolíticas, las potencias no están sacrificando el delicado equilibrio que sostiene al comercio mundial.