Por Agroempresario.com
En una jornada signada por la sensibilidad de los mercados financieros, un mensaje inesperado desde Washington alteró el clima inversor en la Argentina y en el exterior. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dejó entrever en un evento privado organizado por JP Morgan que, ante un escenario extremo, el Gobierno norteamericano estaría dispuesto a otorgar un préstamo a la Argentina.
El impacto también se extendió a Wall Street. Las principales bolsas de Nueva York, que venían con un comportamiento errático, cerraron con subas superiores al 2,5%, impulsadas por la percepción de que el mensaje de Bessent implicaba una distensión en las tensiones geopolíticas, en especial con China. El funcionario estadounidense habló de una “desescalada” en el conflicto bilateral, lo que reforzó el ánimo comprador en los mercados internacionales.
En Argentina, la respuesta fue inmediata. Los bonos soberanos subieron hasta 3%, con fuerte demanda sobre Bonares y Globales. El índice Merval, que agrupa a las acciones líderes, trepó 2,7% en pesos y 0,8% en dólares. Las subas más destacadas fueron las de Metrogas (12,2%), Banco Supervielle (9%) y Cresud (7,9%).
En paralelo, los ADR –acciones argentinas que cotizan en Nueva York– también mostraron un comportamiento alcista: Supervielle lideró con una suba de 5,8%, mientras que sólo Telecom cerró en baja (-0,2%).
No obstante, el optimismo bursátil vino acompañado de una renovada presión cambiaria. El dólar MEP subió $18,30 (+1,6%) hasta los $1.139,29, mientras que el contado con liquidación (CCL) trepó $21,13 (+1,9%) para alcanzar los $1.153,59. Pero el salto más pronunciado fue el del dólar blue, que avanzó $35 (+3%) y cerró en $1.185. El tipo de cambio oficial, por su parte, se ajustó un 2,14% y se ubicó en $1.093,33.
Este movimiento del dólar fue explicado por la demanda de divisas de empresas que, tras los cambios en el esquema del cepo, quedaron impedidas de operar en el Mercado Libre de Cambios (MLC). La tensión se trasladó así a los dólares financieros, manteniendo la brecha en niveles altos, pero estables.
“La jornada fue atípica: todos los activos argentinos se movieron al alza, pero con los dólares también subiendo, lo que muestra que persiste la desconfianza”, explicó Martín Yanzón, jefe de la mesa de ConoSur. “Lo que vimos es una apuesta más especulativa que estructural”, agregó.
En simultáneo, el dólar también se fortaleció a nivel global. El índice DXY, que lo compara con las seis principales monedas del mundo, ganó 0,66% y rompió una racha de cinco bajas consecutivas. El yuan chino se depreció hasta 7,32, mientras que el real brasileño se revalorizó y cerró en 5,72 por dólar.
Según el analista Andrés Reschini, el Banco Central argentino continúa sin intervenir activamente en el mercado oficial. “El tipo de cambio se mueve dentro de las bandas, mientras el volumen de operaciones en el MAE crece. Desde el agro, sin embargo, todavía no aparece una liquidación significativa: están concentrados en la cosecha”, señaló.
Reschini también destacó el último dato del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que arrojó un crecimiento de 5,7% interanual en febrero y un 0,8% en relación a enero. “La actividad se mantiene firme y se aproxima a los picos registrados en 2018 y 2022”, apuntó.
En el mercado de futuros, la suba del tipo de cambio oficial provocó un alza en los contratos, aunque las tasas implícitas –salvo para fin de abril– no mostraron grandes variaciones. “El interés abierto aumentó en 17,5 millones de contratos, luego de dos ruedas consecutivas de desarme”, añadió Reschini.
El repunte generalizado también alcanzó a los bonos en pesos a tasa fija, que siguieron la tendencia alcista. En contraste, los títulos ajustados por CER (inflación) continúan mostrando debilidad, en parte porque las estimaciones inflacionarias para abril se moderaron y ahora oscilan entre el 2,5 y el 3,5%.
En ese contexto, el Ministerio de Economía anunció una nueva licitación de deuda para este miércoles, en la que buscará captar fondos a través de varios instrumentos:
Lo llamativo es que, salvo las BONCAP más cercanas, todos los vencimientos están pautados para después de las elecciones de medio término. Esta jugada fue leída por los analistas como una suerte de “encuesta electoral de inversores”, ya que testea la confianza del mercado en la continuidad del programa económico del oficialismo más allá del corto plazo.
Mientras tanto, en el after market neoyorquino, las bolsas continuaban operando con subas superiores al 1,5%, lo que sugiere que el rebote del día anterior podría tener continuidad. Incluso el oro, tradicional refugio en contextos de incertidumbre, cayó 1,44%, lo que refuerza la percepción de un mayor apetito por el riesgo.
Con señales mixtas pero renovado entusiasmo, el mercado argentino vuelve a mirar hacia afuera en busca de respaldo. Esta vez, el gesto provino del corazón del Tesoro estadounidense, y aunque aún no hay nada concreto, el simple hecho de que se haya puesto sobre la mesa una línea de crédito es, para muchos inversores, el primer paso hacia un nuevo ciclo de estabilidad financiera.