Por Agroempresario.com
La economía de Estados Unidos se contrajo un 0,3% en el primer trimestre de 2025, reflejando los primeros efectos de la controversial guerra arancelaria impulsada por el presidente Donald Trump. La caída, ajustada a una tasa anualizada, ha generado una serie de preocupaciones entre los analistas, ya que es más significativa de lo esperado y deja entrever los costos económicos de las políticas comerciales implementadas por el mandatario.
El dato, publicado por la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio, señala que el impacto de los aranceles ha comenzado a pasar factura, sobre todo por un aumento en las importaciones impulsado por empresas que buscaban adelantarse a los costos más elevados que traían consigo las nuevas tarifas. En este contexto, los mercados reaccionaron negativamente: el Dow Jones perdió un 0,59%, el S&P 500 cayó un 1,10%, y el Nasdaq se desplomó un 2,07% en la apertura bursátil de ese día.
Trump, que celebraba sus primeros 100 días de mandato con una situación económica menos favorable de lo esperado, reaccionó a la noticia de forma contundente en sus redes sociales. En un posteo en Truth, su plataforma digital, culpó a su antecesor, Joe Biden, por la caída económica y pidió “paciencia” para ver los resultados de su plan económico. “Esta es la Bolsa de Biden, no la de Trump”, afirmó, minimizando los efectos negativos de los datos y asegurando que el país pronto entrará en un ciclo de auge económico.
El descenso del PBI en los primeros tres meses de 2025 es en gran parte el resultado de la guerra comercial con China y otros países. El gobierno de Trump había implementado aranceles agresivos sobre productos importados de China, México, y Canadá, con la esperanza de reducir el déficit comercial y revivir la manufactura estadounidense. Sin embargo, muchos analistas se muestran escépticos de que este enfoque pueda tener efectos positivos a largo plazo.
El déficit comercial de Estados Unidos alcanzó niveles récord en marzo de 2025, impulsado por una fuerte suba en las importaciones. Las empresas norteamericanas se apresuraron a adquirir productos extranjeros antes de que los aranceles entraran en vigencia, lo que aumentó artificialmente las importaciones y exacerbó el déficit.
Los economistas habían proyectado inicialmente un crecimiento moderado del 0,3% para el primer trimestre del año, pero el aumento de las importaciones llevó a muchos de ellos a ajustar sus expectativas a la baja. Algunos analistas de la agencia Reuters incluso previeron una contracción económica aún mayor debido a las tensiones comerciales.
En sus primeros días de mandato, Trump también impuso aranceles del 10% sobre una amplia gama de productos chinos y otros bienes importados, con la intención de proteger a las industrias locales. Esta política fue promovida como un camino hacia la “desglobalización” de la economía estadounidense, en busca de recuperar empleos perdidos en sectores clave como la manufactura y la tecnología.
A pesar de que Trump insistió en que estos aranceles resultan en un beneficio a largo plazo, el primer trimestre de 2025 dejó claro que la transición podría ser mucho más difícil de lo que se había anticipado. Las empresas enfrentan mayores costos de producción debido a los aranceles y la incertidumbre económica, lo que podría frenar el crecimiento de la economía.
En medio de los reportes negativos, Trump se mostró confiado de que las políticas implementadas llevarán a Estados Unidos a un futuro de prosperidad. En su mensaje, descalificó los datos económicos negativos, argumentando que los números del primer trimestre eran simplemente el reflejo de las políticas heredadas de la administración Biden.
“Esto tomará un tiempo, NO TIENE NADA QUE VER CON LOS ARANCELES, solo que nos dejó con malos números, pero cuando comience el auge, será como ningún otro. SEAN PACIENTES!!!”, insistió el presidente en su publicación.
Este tipo de declaraciones, sin embargo, no logran disipar las crecientes preocupaciones de los economistas y analistas del mercado sobre la viabilidad de las políticas comerciales de Trump. Si bien el mandatario insiste en que los aranceles beneficiarán a largo plazo a la economía, muchos observadores creen que las tarifas pueden terminar perjudicando tanto a los consumidores estadounidenses como a las empresas que dependen de las importaciones extranjeras.
El impacto de las políticas arancelarias también se ha reflejado en el aumento de los precios de los productos en EE.UU., lo que podría llevar a una mayor inflación. Los consumidores están enfrentando un aumento en los costos de productos importados, lo que afecta directamente su poder adquisitivo. A pesar de que la inflación en marzo fue de un moderado 2,4%, muchos analistas prevén que la tasa podría aumentar en los próximos meses, impulsada por los aranceles y las restricciones comerciales.
Además de los problemas internos de la economía estadounidense, los mercados globales también están experimentando una creciente incertidumbre debido a las políticas comerciales de Trump. La guerra arancelaria con China ha generado inestabilidad en los mercados internacionales, afectando las cadenas de suministro globales y creando barreras adicionales para el comercio exterior.
Las tensiones comerciales y el temor a una mayor escalada de los aranceles ya han impactado negativamente en el mercado de valores estadounidense. La confianza en el mercado se ha desplomado, y los inversores temen que las políticas proteccionistas de Trump puedan tener efectos adversos para las empresas estadounidenses en el mediano y largo plazo.
En este contexto, el S&P 500 y el Nasdaq tuvieron su peor trimestre desde 2022, lo que refleja una creciente preocupación por las consecuencias de la guerra comercial. La confianza de los consumidores también ha caído a su nivel más bajo en casi cinco años, y el ánimo empresarial no muestra señales de mejora.
Si bien las cifras de empleo en los primeros tres meses del año fueron relativamente positivas, con la creación de 456.000 nuevos puestos de trabajo, los expertos señalan que la incertidumbre económica podría afectar el crecimiento del empleo en el futuro cercano. Las empresas, al ver los costos aumentados por los aranceles, podrían optar por recortar personal o posponer nuevas contrataciones, lo que ralentizará la recuperación laboral.
El gasto de los consumidores también mostró signos de desaceleración en el primer trimestre de 2025. El aumento de los costos, unido a las preocupaciones por la inflación, llevó a muchos consumidores a reducir su nivel de compras. En el primer trimestre, el gasto de los hogares creció solo un 1,8%, mucho menos que el 4% registrado a finales de 2024.
A medida que la administración de Trump avanza en su mandato, la economía estadounidense enfrenta desafíos significativos. La caída del PBI en los primeros tres meses de 2025 es solo el primer indicio de los efectos a corto plazo de sus políticas comerciales. Aunque Trump sigue defendiendo sus aranceles como una herramienta para revitalizar la industria estadounidense, la incertidumbre económica y las preocupaciones sobre el aumento de los precios parecen empañar las perspectivas a corto plazo.
La posibilidad de que la Reserva Federal recorta las tasas de interés para contrarrestar el impacto de las tarifas podría ser una opción, pero también pone a la Fed en una disyuntiva, ya que debe equilibrar el control de la inflación con la necesidad de mantener un mercado laboral fuerte.
En los próximos meses, la economía de EE.UU. podría enfrentar más turbulencias a medida que se desenvuelven los efectos completos de la guerra comercial. La paciencia que pide Trump para su plan económico podría ser puesta a prueba por un electorado cada vez más preocupado por los resultados inmediatos.