Por Agroempresario.com
Al noroeste de la provincia de Santa Cruz, donde la estepa se funde con la cordillera de los Andes, una iniciativa de conservación sin precedentes está transformando el futuro de la Patagonia argentina. Se trata del Parque Patagonia, un área de conservación compuesta por la Reserva Natural Silvestre La Ascensión, la Reserva Nacional Patagonia y el Parque Nacional Patagonia. Este último fue oficialmente creado por el Congreso Nacional en 2014 y forma parte de un ambicioso proyecto impulsado por la Fundación Rewilding Argentina, que busca restaurar ecosistemas y devolver especies nativas extintas a su hábitat natural.
El proyecto no solo se destaca por su escala —abarca más de 500.000 hectáreas entre tierras privadas donadas y reservas nacionales—, sino también por su enfoque innovador. El rewilding, o “resilvestramiento”, implica la restauración activa de ambientes naturales, incluyendo la reintroducción de especies que han desaparecido por la caza, el avance humano o la degradación ambiental. Esta práctica, aún incipiente en Sudamérica, ya está dando frutos en el sur argentino: el regreso del cóndor andino, el puma, el guanaco, el choique, el gato andino y, más recientemente, la incorporación del macá tobiano, un ave endémica que solo habita las lagunas altoandinas de Santa Cruz y que se encuentra en peligro crítico de extinción.
El Parque Patagonia tiene su centro neurálgico en la pequeña localidad de Los Antiguos, a orillas del lago Buenos Aires y al pie de la meseta del Lago Buenos Aires. Desde allí se proyecta una red de senderos, centros de interpretación, programas educativos, turismo sustentable y acciones de ciencia aplicada que integran a las comunidades locales en la conservación. La Fundación Rewilding Argentina, creada por los exmiembros del equipo de Douglas y Kristine Tompkins —quienes donaron enormes extensiones de tierra para crear parques nacionales en Chile y Argentina—, trabaja en conjunto con Parques Nacionales, universidades, escuelas y productores para demostrar que proteger la naturaleza puede ser también una fuente de desarrollo local.
El 25 de abril de 2024 se inauguró en la Reserva La Ascensión el primer planetario del oeste de Santa Cruz, un hito que marca la ampliación de la propuesta educativa y turística del Parque Patagonia. Este nuevo espacio ofrece funciones astronómicas diarias, observación con telescopios y talleres sobre el cielo patagónico. Según Matías Arreghini, coordinador del proyecto, el planetario tiene como objetivo “conectar a las personas con la naturaleza también desde la astronomía, y generar conciencia sobre el valor del entorno natural en el que vivimos”.
“Esta región tiene uno de los cielos más puros del planeta. Poder mirar las estrellas en un lugar sin contaminación lumínica es una experiencia transformadora”, explicó Arreghini durante la ceremonia de inauguración. La construcción fue realizada por la Fundación Rewilding Argentina junto con la Municipalidad de Los Antiguos y organizaciones científicas como la Asociación Argentina de Astronomía. Cuenta con una cúpula de proyección de alta definición, paneles solares que la abastecen de energía y un diseño arquitectónico que armoniza con el entorno natural.
El planetario no es un gesto aislado: forma parte de un plan integral que busca diversificar las propuestas de turismo de naturaleza y educación ambiental. A lo largo de la temporada 2023-2024, el Parque Patagonia recibió más de 25.000 visitantes, lo que representa un aumento significativo respecto a años anteriores. El crecimiento está impulsado no solo por el atractivo paisajístico y la fauna recuperada, sino también por la infraestructura desarrollada: senderos bien señalizados, campings organizados, centros de visitantes y actividades guiadas por guardaparques y biólogos.
Una de las iniciativas más destacadas es el sendero interpretativo “Tras las huellas del Macá Tobiano”, que bordea lagunas en altura y permite observar el hábitat de esta ave en peligro. Este proyecto fue desarrollado con el objetivo de visibilizar el trabajo de conservación de la especie y concientizar sobre las amenazas que enfrenta, como la introducción de especies exóticas, el cambio climático y la pérdida de hábitat. Además, se ha implementado un sistema de monitoreo por cámaras trampa y drones para registrar el comportamiento de la fauna y detectar posibles presiones humanas.
La Fundación Rewilding Argentina también colabora con productores locales para adaptar la ganadería ovina a prácticas más amigables con la vida silvestre. Se promueve el uso de perros protectores de ganado para evitar la caza del puma y se fomenta la reconversión hacia el turismo rural. “Estamos demostrando que conservar no es un obstáculo para el desarrollo, sino una oportunidad”, señaló Sofía Heinonen, directora ejecutiva de la Fundación.
Heinonen ha sido una de las principales impulsoras del modelo de rewilding en Argentina, y bajo su liderazgo la fundación ha conseguido crear una red de áreas protegidas que va desde el Iberá en Corrientes hasta el Parque Patagonia y las reservas marinas de la costa atlántica. Su enfoque combina ciencia, activismo, filantropía y economía regenerativa. “Queremos dejar atrás el modelo extractivista y mostrar que otra forma de relación con la naturaleza es posible y rentable”, afirmó en una entrevista reciente.
El impacto económico del Parque Patagonia ya se percibe en la región: el turismo se ha convertido en una fuente creciente de ingresos para Los Antiguos, Perito Moreno y localidades cercanas. Emprendedores locales ofrecen servicios de alojamiento, gastronomía, excursiones y venta de productos regionales. La fundación ha impulsado capacitaciones en guías de naturaleza, astroturismo, fotografía de fauna y manejo de áreas naturales. Además, se han generado empleos directos en conservación, infraestructura y educación ambiental.
La participación de las comunidades es un pilar clave del proyecto. En las escuelas de la región se dictan talleres sobre biodiversidad, cambio climático, energías renovables y astronomía. Niños y adolescentes visitan regularmente las reservas y se involucran en actividades como el censo del macá tobiano, plantaciones de especies nativas y reciclaje. “Formar a las futuras generaciones como guardianes de la naturaleza es nuestra mayor apuesta a largo plazo”, aseguró Arreghini.
Otro elemento distintivo es la articulación con el Estado. La creación del Parque Nacional Patagonia fue posible gracias a la donación de tierras por parte de la fundación y su posterior cesión al sistema de Parques Nacionales. La gestión de las áreas protegidas se realiza en conjunto entre la fundación, la Administración de Parques Nacionales y gobiernos provinciales y municipales. Este modelo de colaboración público-privada ha sido destacado internacionalmente como un ejemplo de innovación en políticas de conservación.
A pesar de los logros, el proyecto enfrenta desafíos. La presión de intereses extractivos, la falta de financiamiento estatal sostenido y el desconocimiento por parte de amplios sectores sociales todavía representan obstáculos para la consolidación del Parque Patagonia como un modelo replicable. Sin embargo, sus impulsores confían en que los resultados tangibles —recuperación de fauna, aumento del turismo, integración comunitaria— terminarán por consolidar una nueva narrativa en torno a la relación entre los humanos y la naturaleza.
El rewilding, como práctica, plantea una pregunta fundamental: ¿cómo queremos habitar el territorio? El Parque Patagonia ensaya una respuesta desde la restauración ecológica, la educación, la ciencia y el turismo consciente. En un planeta cada vez más degradado, estos esfuerzos adquieren un valor que trasciende las fronteras geográficas. Como afirma Heinonen: “La Patagonia tiene el potencial de ser una vitrina global de cómo la vida puede florecer cuando se le da una segunda oportunidad”.