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Por Agroempresario.com
La empresa irlandesa Manna está marcando un antes y un después en el sector de entregas a domicilio mediante drones autónomos. Con sede en Dublín y fundada por el emprendedor Bobby Healy, esta startup acaba de anunciar una nueva ronda de financiamiento por US$ 30 millones, que eleva su recaudación total a US$ 60 millones y su valuación a más de US$ 150 millones. Con este respaldo financiero, Manna planea realizar más de un millón de entregas por año, consolidándose como uno de los actores más eficientes y prometedores del delivery aéreo.
En un mercado dominado por gigantes como Amazon, Alphabet (dueña de Wing) y Zipline, la propuesta de Manna se diferencia por su enfoque pragmático y sustentable: drones livianos, operaciones de bajo costo y una estrategia centrada en la eficiencia operativa. Su fundador lo resume claramente: “No se requiere una inversión masiva, sino confianza, tiempo y horas de vuelo”.
En algunos barrios de Dublín, los drones de Manna ya son parte del paisaje. Si un cliente desea un café caliente, lo puede recibir directamente en su casa en cuestión de minutos. Un empleado en un centro comercial carga el pedido en un contenedor desmontable junto con una batería nueva, lo coloca en el dron autónomo, y este despega automáticamente. En menos de tres minutos, la bebida desciende con una cuerda hasta el jardín del destinatario. El café es el producto más solicitado, especialmente en las horas pico de la mañana y la tarde.
Este modelo, diseñado para minimizar el uso de personal y maximizar la eficiencia, permite que un solo operador controle hasta 20 drones desde la sede central, y que cada base pueda gestionar entre 25 y 30 entregas por hora. Además, los drones de Manna utilizan el sistema de "hot swapping", lo que permite reemplazar la batería en cada entrega y así realizar hasta ocho entregas por hora en un radio de cinco kilómetros. En comparación, empresas como Wing o Zipline alcanzan apenas 1,4 entregas por hora debido a sus baterías integradas.
Gracias a este sistema altamente automatizado, el costo por entrega de Manna se sitúa actualmente en US$ 4, y Healy asegura que con un mayor volumen pueden reducirlo a US$ 1. Esto representaría un ahorro significativo frente a los US$ 9 a US$ 11 que, según la consultora McKinsey, cuesta realizar una entrega por auto o camioneta en un radio de ocho kilómetros. En áreas suburbanas, donde las distancias son mayores y la densidad de pedidos más baja, la ventaja del dron es aún más clara.
Según Robin Riedel, codirector del Centro para la Movilidad del Futuro de McKinsey, el crecimiento del delivery con drones es inevitable. Aunque Manna se ha beneficiado del marco regulatorio unificado de la Unión Europea, Riedel considera que el principal desafío no es la regulación, sino la capacidad de escalar el modelo operativo.
Manna ya realizó 200.000 entregas desde su lanzamiento en 2020, muy por debajo de Zipline (1,4 millones, principalmente en África) y Wing (450.000 en Australia, Estados Unidos y Reino Unido). Sin embargo, Healy está convencido de que su compañía está lista para crecer a un ritmo superior al de cualquier competidor. Este año, la firma planea cubrir áreas suburbanas de Dublín con una población total de 1,1 millones de personas y expandir su operación en Finlandia, especialmente en la ciudad de Espoo, donde ya realiza 100 entregas diarias.
Manna ampliará sus bases de entrega de tres a once, lo que le permitirá alcanzar una tasa anual de 1,5 millones de entregas. Además, planea entrar en otros países europeos, aprovechando la regulación armonizada de la UE que entró en vigencia en 2023.
En contraste, el lento avance regulatorio de la Administración Federal de Aviación (FAA) en Estados Unidos frena los planes de expansión de Manna en ese país. Aunque operaron en los suburbios de Dallas, la FAA solo permite pruebas de forma individual, lo que impide escalar el modelo. “Europa es el único lugar donde se puede operar un negocio de drones hoy en día”, remarca Healy, agregando que las empresas en EE.UU. están al menos tres años detrás.
Para escalar sin sumar minoristas uno por uno, Manna apuesta por integrarse con plataformas de delivery ya establecidas. Este año, firmó acuerdos con Wolt (filial internacional de DoorDash) y Just Eat, y según Healy, están a punto de cerrar otro con una de las cinco apps más grandes del mundo. Si se concreta, Manna estaría presente en tres de las cinco principales plataformas globales, que gestionan miles de millones de pedidos al año.
Gracias a estas asociaciones, los usuarios no notarán una diferencia en el precio: el costo de recibir su comida por dron será el mismo que si se entrega por tierra. Para Manna, esto significa acceso a una demanda asegurada, escalabilidad y eficiencia en costos. “Ahora tenemos el camino despejado”, concluye Healy.
Con un modelo operativo probado, costos reducidos, autonomía tecnológica y respaldo financiero, Manna está bien posicionada para liderar la revolución del delivery con drones en Europa y, eventualmente, en otros continentes. Si logra consolidar su presencia en el mercado europeo antes que sus rivales escalen en EE.UU., podría convertirse en el primer caso exitoso y rentable de entrega aérea masiva.
En un sector donde la mayoría aún prueba conceptos o acumula pérdidas, Manna apuesta a una fórmula simple: eficiencia, regulación clara y foco en la experiencia del usuario. El cielo, literalmente, podría ser el límite.
