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Por Agroempresario.com
En el extremo norte de Misiones, una alianza inédita entre actores públicos y privados dio lugar a la creación de un seguro único en el mundo que busca proteger al yaguareté, el felino más grande de América, en peligro crítico de extinción en Argentina. Esta iniciativa, impulsada por Aves Argentinas y otras organizaciones, tiene como eje central la coexistencia entre producción y conservación, ofreciendo una compensación económica a los productores cuando sus animales son depredados por este gran carnívoro.
Durante décadas, el avance humano sobre la selva misionera y los conflictos con productores rurales derivaron en una implacable persecución del yaguareté (Panthera onca), cuya población en Argentina se redujo en más del 95%. Actualmente, se estima que quedan menos de 100 ejemplares en la región, lo que convierte su conservación en una prioridad ecológica nacional.
Uno de los principales factores de amenaza es la llamada "caza de represalia": cuando un yaguareté ataca al ganado o a los animales de compañía, los productores suelen responder matándolo. Este conflicto llevó a diseñar una estrategia innovadora para que las familias rurales no se vean perjudicadas por la presencia de este predador clave.
La nueva póliza fue desarrollada en conjunto por Aves Argentinas, Río Uruguay Seguros y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El seguro indemniza a productores rurales por pérdidas ocasionadas por el yaguareté, cubriendo animales como vacas, cerdos, cabras y otros animales domésticos. Esta medida no solo evita el daño económico, sino que reduce el incentivo para eliminar al animal.
El seguro tiene costo cero para los productores, y se activa tras un peritaje técnico realizado por especialistas que analizan rastros, restos de las presas y utilizan cámaras trampa para confirmar que el ataque fue realizado por un yaguareté.
“Actuamos como peritos técnicos, buscando huellas y marcas de mordida para confirmar la especie responsable”, explicó Rodrigo Fariña, Coordinador del Proyecto Bosque Atlántico de Aves Argentinas.
Más allá de la compensación, la estrategia también contempla acciones preventivas. El equipo de campo de Aves Argentinas, junto a organizaciones como el Instituto Misionero de la Biodiversidad, el Ministerio de Ecología de Misiones, Projeto Onças do Iguaçu, Proyecto Yaguareté, el Refugio Güirá Oga y el municipio de Comandante Andresito, trabaja con las comunidades rurales en la implementación de medidas de mitigación.
Entre ellas, se destacan la instalación de foxlights (luces intermitentes disuasorias), la colocación de cencerros, el uso de cercos eléctricos, y la construcción de caniles seguros para proteger a los animales domésticos.
“El objetivo es promover buenas prácticas de manejo animal para facilitar la coexistencia con grandes predadores. La prevención, junto con la compensación, reduce el riesgo de conflictos y fortalece la conservación”, señalaron desde Aves Argentinas.
El yaguareté ocupa la cima de la cadena trófica y su presencia es un indicador de la salud del ecosistema. En otras palabras, si hay yaguaretés, hay selva en equilibrio, con suficiente biodiversidad para sostener a este gran felino.
Sin embargo, además de la caza de represalia, enfrenta otras amenazas como la fragmentación del hábitat, la reducción de sus presas naturales, y el atropellamiento en rutas. Frente a esta realidad, las acciones conjuntas se vuelven urgentes.
“Conservar al yaguareté implica proteger todo un ecosistema. Su desaparición arrastraría a muchas otras especies y rompería el delicado balance de la selva misionera”, advirtió Fariña.
El Corredor Municipal de Conservación y Desarrollo Península Andresito, donde se concentra gran parte de estas acciones, abarca más de 5.000 hectáreas de bosque atlántico. Allí, la conservación y la producción no se enfrentan, sino que se integran en un modelo de desarrollo sostenible que podría replicarse en otras regiones con presencia de grandes carnívoros.
Este enfoque demuestra que, con políticas adecuadas y participación local, es posible proteger especies en peligro y al mismo tiempo sostener economías rurales. El seguro para el yaguareté se convierte así en un caso de estudio global, no solo por su innovación, sino por su capacidad de tender puentes entre actores tradicionalmente enfrentados.
