Por Agroempresario.com
Catamarca se consolida como uno de los pilares del futuro minero argentino. Con una política activa de promoción del empleo local, desarrollo de proveedores y coordinación público-privada, la provincia avanza hacia una transformación sin precedentes: multiplicar por cuatro su producción de litio antes de 2026. Así lo afirmó el ministro de Minería, Marcelo Murúa, en el marco de la feria Arminera 2025, en una entrevista exclusiva con Forbes donde repasó los proyectos en curso, el impacto económico de la minería, los desafíos de infraestructura y la relación con el Gobierno nacional.
El proyecto Fénix, operado en Catamarca desde hace tres décadas, será acompañado en los próximos meses por tres nuevos desarrollos que entrarán en operación entre fines de 2025 y mediados de 2026. "Con eso vamos a por lo menos cuadruplicar la producción actual de litio", aseguró Murúa, anticipando un cambio estructural en la matriz exportadora de la provincia.
El avance no se limita al litio. También están en carpeta proyectos metalíferos de gran escala, como MARA (una integración de Agua Rica y la infraestructura de Bajo La Alumbrera) y Diablillos, compartido con la provincia de Salta. Ambos se encuentran en etapas avanzadas de planificación e impacto ambiental.
Diablillos, explicó Murúa, podría iniciar su fase de construcción hacia fines de 2026 o principios de 2027. En tanto, MARA apunta a comenzar obras entre fines de 2027 y el primer semestre de 2028. "Una vez que empiece la construcción, veremos una demanda de empleo muy importante que se mantendrá durante toda la vida útil del proyecto", destacó el funcionario.
Según el ministro, el empleo directo generado por la minería ya alcanzó los niveles del mejor momento de La Alumbrera, el último gran proyecto de cobre del país. Este fenómeno posiciona a la minería como un pilar esencial del desarrollo económico catamarqueño junto a la agroindustria y el turismo.
Uno de los temas que atraviesa al sector minero es el retroceso de la obra pública nacional. "La región andina fue históricamente postergada por el diseño de inversión pública federal. No alcanza con la inversión privada", reclamó Murúa. Como ejemplo, mencionó una ruta desde Antofagasta de la Sierra que avanza con aportes de la provincia y las empresas, pero cuya proyección regional requiere apoyo estatal.
"Creemos que, en términos de deuda histórica, el Estado federal debe hacer un aporte que nos haga creer en un federalismo real y no en uno de papel", remarcó, en línea con los planteos de otras provincias del NOA.
El impacto económico proyectado es contundente. Si los desarrollos de litio y metalíferos se concretan en los plazos esperados, Catamarca pasaría de exportar entre 280 y 300 millones de dólares anuales a más de 2.500 millones, con picos de hasta 3.000 millones.
"MARA podría generar exportaciones por 1.800 millones anuales, y los proyectos de litio, dependiendo del precio internacional, entre 700 y 800 millones", detalló el ministro. Esta transformación tendrá efectos directos sobre el ingreso de divisas para el país y el equilibrio fiscal provincial.
A menudo, el debate público sobre minería gira en torno a las regalías. En Catamarca, explicó Murúa, estas se complementan con fideicomisos específicos que incrementan el retorno provincial. "Tenemos un arreglo un poquito mejor que lo que marca la ley, en niveles similares a Australia", indicó.
Sin embargo, lo verdaderamente transformador, insistió, está en el empleo y las compras locales. "A la economía de Catamarca ingresa entre 35 y 36 veces más en forma de sueldos y compras que por regalías", precisó. Esta dinámica fortalece el entramado productivo provincial, dinamiza la actividad comercial y consolida una visión de minería con impacto territorial.
En cuanto al equilibrio entre desarrollo local y necesidades empresariales, Murúa reconoció que el desafío no es menor. "Sabemos que contratar proveedores de afuera es más cómodo para las empresas, pero buscamos que exista un compromiso real", explicó. Por eso, en la Mesa del Litio, las provincias consensuaron un esquema de prioridades: primero proveedores provinciales, luego regionales, y finalmente nacionales.
"No queremos imponer nada. Queremos que las empresas nos digan qué necesitan, y si no podemos proveer localmente, nadie les va a cuestionar que lo compren afuera", sostuvo. El objetivo, según Murúa, no es generar trabas, sino acompañar a las empresas y lograr una minería que genere valor en el lugar donde se extrae el recurso.
Con inversiones en aumento, políticas activas de generación de empleo, infraestructura en discusión y una clara visión estratégica, Catamarca se posiciona como un modelo de minería con desarrollo territorial. El litio es solo el punto de partida para una nueva etapa económica en el NOA argentino.
El caso catamarqueño muestra que, con diálogo, planificación y compromiso público-privado, la minería puede convertirse en un motor sostenible y federal de crecimiento económico, capaz de integrarse con otros sectores clave como el turismo y la agroindustria.