Por Agroempresario.com
El aceite de orégano, ampliamente conocido en la cocina mediterránea, está cobrando una nueva relevancia como aliado de la salud natural. Extraído de las hojas de la planta Origanum vulgare, este aceite esencial ha sido utilizado por siglos en la medicina tradicional, aunque hoy su popularidad se revitaliza gracias a investigaciones científicas que destacan sus propiedades antimicrobianas, antioxidantes y antiinflamatorias. Sin embargo, su uso debe ser moderado y controlado, ya que un consumo excesivo puede acarrear efectos adversos importantes.
A diferencia de los aceites vegetales convencionales, el aceite de orégano es un aceite esencial que se obtiene a través de un proceso de destilación al vapor. Este método permite conservar los principios activos más potentes de la planta, entre ellos el carvacrol, el timol y el ácido rosmarínico. Estos compuestos son los responsables de las propiedades terapéuticas que han convertido al aceite de orégano en un producto estrella dentro del mundo de la medicina natural y la cosmética.
Aunque algunas personas intentan prepararlo de forma casera, el proceso requiere equipamiento especializado para lograr una pureza adecuada. Por eso, se recomienda adquirirlo en tiendas especializadas o farmacias naturales, donde se garantiza la concentración segura de sus principios activos.
Adelgazante natural: Acelera el metabolismo cuando se incluye en planes alimentarios controlados.
La clave de su uso es la moderación. Diversos especialistas, como los citados por la National Library of Medicine (NIH), advierten que el aceite de orégano nunca debe consumirse en grandes cantidades. Lo recomendado es un máximo de 3 gotas por día, siempre diluidas en un aceite portador (como el de oliva) o mezcladas con agua u otros líquidos no irritantes.
El abuso de este producto puede generar efectos secundarios, entre ellos irritación gástrica, náuseas, vómitos, diarrea y en casos extremos, daño hepático. El carvacrol, el timol y otros componentes del aceite de orégano son muy potentes y, aunque beneficiosos en dosis mínimas, pueden ser tóxicos en exceso.
No todas las personas deben consumir aceite de orégano. Está contraindicado en mujeres embarazadas, lactantes, niños pequeños y personas que estén bajo tratamiento con medicamentos anticoagulantes, ya que puede interferir en la coagulación de la sangre. Además, su uso tópico debe ser testeado previamente en una pequeña zona de la piel, ya que puede generar reacciones alérgicas en individuos sensibles.
El aceite de orégano puede ser usado de diversas maneras:
Se debe evitar calentar el aceite a altas temperaturas, ya que esto puede degradar sus principios activos.
Investigaciones recientes publicadas en PubMed Central, una base de datos científica gestionada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), han demostrado que el carvacrol actúa como inhibidor de varios tipos de bacterias resistentes. Este hallazgo podría tener un impacto importante en la industria alimentaria, ya que posiciona al aceite de orégano como un conservante natural para alimentos perecederos.
Además, expertos como Lisa T. Yen (Universidad de Harvard) y Peter Jones (Universidad de Manitoba) destacan su potencial en la prevención de enfermedades crónicas gracias a su capacidad antioxidante.