Por Agroempresario.com
En medio de tensiones comerciales globales y desafíos sanitarios locales, Brasil reafirma su ambición de afianzar su dominio en el mercado internacional de la soja. Para la campaña 2025/26, se estima que el país sumará unas 500 mil hectáreas a su ya imponente superficie de cultivo de la oleaginosa. Así lo anticipó la consultora Agroconsult, en declaraciones difundidas recientemente por la agencia Reuters. Este movimiento marca la decimonovena temporada consecutiva en la que el principal socio del Mercosur incrementa su área de siembra, consolidando un modelo productivo de escala colosal, que ya genera efectos bajistas sobre los precios internacionales del poroto.
Durante la campaña 2024/25, Brasil alcanzó un récord histórico al sembrar 47,8 millones de hectáreas de soja, lo que se traducirá —según estimaciones— en una producción superior a las 170 millones de toneladas. La nueva expansión proyectada para 2025/26 se centrará en las regiones centro-occidental y noreste del país, especialmente en estados como Goiás, Mato Grosso, Maranhão y Bahia. Este último, otrora dedicado a cultivos tradicionales como la caña de azúcar o el café, viene registrando un crecimiento sostenido en el área irrigada para soja, con rindes promedio en torno a los 4.000 kg/ha.
Sin embargo, Agroconsult advierte que la expansión será más moderada que en campañas anteriores, cuando el crecimiento supera los 2 millones de hectáreas anuales. Esto no impide que Brasil continúe ampliando su presencia en el mercado global, favorecido por la continua demanda asiática y los coletazos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que reposicionan a Sudamérica como proveedor confiable.
El crecimiento de la soja no necesariamente desplazará al maíz. En varias regiones del sur brasileño, ambos cultivos competirán por el mismo terreno. La mayor elaboración de etanol a base de maíz lo ha convertido en un recurso clave, codiciado tanto por la industria energética como por los sectores de carne bovina y avicultura, pilares del agro brasileño.
Este fenómeno refleja un modelo agroindustrial diversificado, en el que distintos cultivos se complementan y compiten según las dinámicas de consumo interno y las condiciones del mercado global.
Buena parte del éxito exportador brasileño depende de China, destino principal de su producción de soja. Actualmente, el precio CFR (coste y flete) de la soja en puertos chinos es inferior al de la campaña pasada, según el analista Eduardo Vanin. La producción local de alimentos para animales se ha incrementado un 13% interanual entre enero y abril, mientras que el precio de los insumos cayó un 15%, permitiendo márgenes positivos a los productores porcinos y avícolas.
En mayo y junio, se prevé que China importe 11 millones de toneladas mensuales de soja, marcando un récord para ese período. La estimación oficial de importaciones del país asiático para 2024/25 fue recientemente revisada al alza, pasando de 94,6 a 98,6 millones de toneladas. No obstante, el USDA proyecta una cifra aún mayor: 108 millones, en línea con registros de exportadores que consideran subvaluadas las cifras oficiales chinas.
El crecimiento sostenido de Brasil como potencia agroalimentaria sufrió recientemente un revés con la aparición del primer brote de gripe aviar en una granja comercial de Rio Grande do Sul, más precisamente en el municipio de Montenegro. Como respuesta inmediata, más de veinte países suspendieron la compra de productos avícolas brasileños.
A pesar del impacto inicial, el gobierno del país vecino actuó con rapidez: reforzó los protocolos de bioseguridad, aisló la zona afectada y completó con éxito el proceso de desinfección. El objetivo ahora es regionalizar las restricciones —es decir, limitar los embargos a zonas específicas como un radio de 10 kilómetros del foco— para reanudar las exportaciones cuanto antes.
Los expertos coinciden en que el brote de gripe aviar no tendrá un efecto significativo sobre el mercado de la soja ni sobre la demanda de harina de soja, insumo fundamental para la alimentación animal. Aunque la producción afectada es mínima respecto del total nacional, se espera una pronta recuperación del ritmo comercial.
La consultora Safras remarcó la eficiencia del sistema sanitario brasileño para contener el brote, lo que genera expectativas positivas sobre una rápida normalización de las exportaciones avícolas. Las proyecciones indican que, de resolverse la situación, 2025 podría cerrar con cifras récord en el envío de carne aviar al exterior.
Brasil también enfrenta el escrutinio internacional por la expansión agrícola y su impacto ambiental. La Unión Europea ha puesto bajo la lupa al país en temas de deforestación, condicionando futuras compras de commodities a criterios de sustentabilidad. A pesar de ello, la superficie de cultivo sigue aumentando, especialmente en zonas nuevas como el oeste de Bahia, impulsadas por tecnologías de riego y agricultura de precisión.
Este crecimiento plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo del modelo productivo brasileño. Si bien la oleaginosa continúa generando divisas y consolidando la hegemonía sudamericana en el comercio agrícola, los límites ecológicos podrían comenzar a presionar en el mediano plazo.
Brasil se prepara para una nueva etapa de expansión en el cultivo de soja, reafirmando su papel protagónico en el tablero global de las commodities agrícolas. A pesar de los desafíos sanitarios y las dudas sobre la demanda china, el vecino país parece decidido a fortalecer su liderazgo a través de escala, tecnología y diversificación productiva.
La capacidad brasileña de adaptarse a condiciones adversas —ya sean comerciales, sanitarias o climáticas— convierte al país en un actor clave para entender la evolución futura del mercado mundial de la soja. La campaña 2025/26 será otra oportunidad para observar cómo se posiciona frente a una competencia cada vez más compleja, con Argentina buscando recuperar protagonismo, Estados Unidos en plena disputa arancelaria con China y nuevas reglas ambientales que marcan el rumbo del comercio internacional.