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Por Agroempresario.com
La exposición Las Nacionales – Edición Santander, que se realiza en el predio de la Sociedad Rural de Corrientes, se convirtió en una vidriera clave para mostrar el presente y el futuro de una raza bovina que no para de crecer: la Braford. Con más de 400 reproductores en pista y cabañeros llegados desde múltiples provincias, la muestra refleja el notable avance genético y productivo de una raza que gana terreno en todo el país y en los mercados internacionales.
Juan Manuel Alberro, presidente de la Asociación Braford Argentina (ABA), no oculta su entusiasmo mientras observa el desfile de animales. “El nivel nos sorprende año a año”, señala, con la mirada fija en la pista. Pero más allá de la celebración técnica, Alberro destaca algo más profundo: el momento de oportunidad que atraviesa la ganadería argentina.
“La ganadería tiene todo para crecer. Hoy hay márgenes positivos y buenos precios en todos los eslabones de la cadena”, afirma. Sin embargo, también advierte sobre los frenos estructurales que siguen presentes, como los derechos de exportación, los ingresos brutos y la falta de financiamiento. En ese sentido, recuerda el impacto de políticas pasadas: “La Argentina perdió 10 millones de cabezas con los cierres de exportaciones ridículos del kirchnerismo. Nunca se recuperaron”.
Una de las principales fortalezas de la raza Braford es su capacidad de adaptación al calor. En un contexto de cambio climático y olas térmicas cada vez más frecuentes —incluso en regiones como la Patagonia—, esta característica cobra un valor diferencial. “En sistemas de engorde a corral, la Braford mantiene su eficiencia de conversión incluso bajo estrés térmico. Eso tiene un valor enorme para los productores”, explica Alberro.
Este rasgo de rusticidad permite que la raza pueda expandirse también a nuevas regiones ganaderas donde antes no era habitual. Según Alberro, provincias como Buenos Aires, La Pampa, San Luis, el sur de Córdoba y Entre Ríos han comenzado a incorporar Braford por una simple razón: los números cierran.
“Cuando analizamos la rentabilidad, vemos que mejora la ecuación del negocio. Y eso es lo que buscamos quienes estamos en la actividad”, afirma el dirigente.
La genética Braford argentina también pisa fuerte en el exterior. En el Mundial Braford realizado recientemente en Brasil, el 85% de los padres de los animales en pista eran argentinos. “Eso muestra la fuerza del desarrollo local y plantea el desafío de seguir siendo líderes a nivel mundial”, señala Alberro, quien encabezó la delegación nacional.
La presencia argentina no se limita a Brasil. Paraguay, Uruguay, México, Colombia y Ecuador también demandan genética Braford, y en todos esos mercados la tendencia es creciente. “Brasil, por ejemplo, está avanzando mucho en carnes de calidad, y Braford tiene una presencia clave ahí”, analiza.
Para Alberro, el contexto internacional es muy favorable: “La demanda global de carne sigue creciendo, pero son pocos los países con capacidad de ampliar su oferta. Argentina es uno de ellos. Y lo más importante: nuestra carne es de calidad, que es lo que el mundo hoy busca”.
Sin embargo, el dirigente ganadero insiste en que para aprovechar esa oportunidad es necesario mejorar los indicadores productivos locales. “Los índices de tacto y destete siguen siendo bajos a nivel nacional. Necesitamos mejorar eso para que el crecimiento sea real”, advierte.
En el norte argentino, ya se observa una mayor adopción tecnológica que permite incrementar la carga animal. “Se puede tener más vacas por hectárea si se invierte en manejo, en genética, en sanidad”, afirma.
Otro punto clave que remarca Alberro es la necesidad de recuperar el stock de hembras y consolidar un proceso de retención. “Cuando crezca la actividad, va a ser con más vientres en reproducción. Esas hembras que hoy se faenan pasarán al ciclo reproductivo, lo que generará presión sobre los precios internos. Pero es un paso necesario si queremos que la ganadería vuelva a tener peso propio”.
Llama la atención que el proceso de retención aún no se haya activado con fuerza. Para Alberro, el problema es estructural. “Cuando se desarman los campos ganaderos, después recrearlos es muy difícil. Hay que invertir en infraestructura básica, en personal capacitado. Es un proceso que cuesta”, reconoce.
Por eso, subraya que es indispensable contar con herramientas de apoyo específicas. “Líneas de crédito de largo plazo permitirían planificar, invertir y recuperar el potencial de la ganadería argentina. Es una apuesta de mediano y largo plazo que vale la pena”, concluye.
