Por Agroempresario.com
En el marco del Congreso Maizar 2025, realizado en Parque Norte, el presidente de YPF, Horacio Marín, sorprendió al proponer una nueva ley de biocombustibles construida en conjunto entre petroleras, agroindustria y fabricantes de automóviles. Su mensaje apuntó a terminar con las tensiones históricas entre sectores productivos, y a generar una política energética que potencie el desarrollo nacional. “Una buena ley no es la que quiere YPF o Maizar: es la que escribimos juntos para la Argentina”, afirmó Marín frente a un auditorio colmado de técnicos, productores y dirigentes.
La propuesta cobró fuerza en un contexto donde el maíz gana protagonismo no solo como grano sino como materia prima para biocombustibles. La expectativa es replicar los modelos exitosos de Estados Unidos y Brasil, donde el maíz es clave para el bioetanol que se mezcla con las naftas.
Durante el evento, Marín también presentó el ambicioso plan estratégico “4x4” de YPF, que incluye optimizar operaciones, potenciar Vaca Muerta, impulsar el Gas Natural Licuado (GNL) y aumentar la eficiencia global. Según sus cálculos, este enfoque permitiría exportar energía por US$40.000 millones anuales, una cifra que equiparaba lo que hoy genera la agroindustria. “El campo no puede ser la única pata que aporta dólares al país”, enfatizó.
La agroindustria, sin embargo, respondió con claridad. Federico Zerboni, presidente de Maizar, recordó que el desarrollo del bioetanol a partir del maíz fue el motor de crecimiento en países vecinos. En cambio, en Argentina, la falta de políticas sostenidas impidió replicar ese modelo. “Erramos el camino. Mientras el PBI argentino creció apenas 56% en 30 años, Brasil creció 257% y Uruguay más de 320%”, subrayó.
El diagnóstico fue compartido por el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, quien participó de las jornadas y coincidió con los reclamos del agro. “Lo que dijeron es exactamente lo que pienso”, reconoció Iraeta. El funcionario admitió que durante más de dos décadas se aplicaron políticas que castigaron al sector agropecuario, mientras otros países aprovecharon las oportunidades energéticas y agrícolas.
“Por primera vez estamos cambiando la terapia: ordenamos las cuentas públicas y queremos que el campo sea parte central del desarrollo”, sostuvo Iraeta. Su mensaje fue interpretado como una señal de apertura hacia un nuevo modelo de diálogo público-privado.
El cierre del evento estuvo a cargo de Marcelo McGrech, presidente del Congreso Maizar 2025, quien remarcó la necesidad de abandonar la lógica de la queja para avanzar con audacia y estrategia. “Ya no alcanza con tener razón. Hace falta tener rumbo, proyecto y acuerdo político”, expresó, convocando a todos los actores —campo, industria, Estado— a construir una visión común de largo plazo.
Los biocombustibles surgen así como una oportunidad inmejorable para sumar valor agregado a la producción primaria, diversificar la matriz energética, generar empleo y dinamizar las economías regionales. “El maíz puede ser el nuevo motor del desarrollo argentino, pero necesitamos reglas claras y estables”, coincidieron los expositores.
El mensaje que dejó Maizar 2025 fue claro: el potencial argentino está, pero es imprescindible articular intereses. La propuesta de Marín para consensuar una nueva ley de biocombustibles marca un punto de inflexión, abriendo la puerta a una legislación con respaldo técnico, económico y político. Que esa ley llegue dependerá de que los sectores dejen de competir entre sí y se sienten a construir soluciones conjuntas.
Mientras tanto, el maíz sigue esperando su oportunidad de ser mucho más que grano: un vector de energía, exportaciones y desarrollo sustentable.