Por Agroempresario.com
El sector lácteo argentino empieza a mostrar señales firmes de recuperación tras un 2024 marcado por la retracción en la demanda y la producción. En el marco del Día Mundial de la Leche, que se celebró el 1° de junio, la Organización de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) difundió un informe alentador: durante el primer cuatrimestre de 2025, las ventas de productos lácteos crecieron un 15,4% interanual, mientras que el consumo interno aumentó un 14%.
Esta mejora, que ya venía insinuándose en los primeros meses del año, se consolidó en abril con un incremento del 2,8% en el volumen de ventas respecto a marzo. En paralelo, la producción de leche medida en litros equivalentes creció un 3,9%, lo que demuestra una tendencia positiva en todos los eslabones de la cadena.
Según el análisis de la OCLA, la recuperación es transversal a todos los grupos de productos, con un desempeño especialmente destacado en leches en polvo, yogures, manteca y dulce de leche. Estos productos, esenciales en la dieta de muchas familias argentinas, vienen recuperando participación en góndolas y mesas.
En particular, las leches fluidas, que durante años mostraron una tendencia descendente, evidencian un repunte en sus versiones refrigeradas, las más golpeadas en el pasado reciente. Este fenómeno se relaciona tanto con cambios en las preferencias del consumidor como con mayor estabilidad en la oferta y en los precios.
Por su parte, los quesos, uno de los íconos de la industria láctea nacional, también registran una recuperación en el volumen vendido, principalmente en el mercado interno. Las exportaciones siguen condicionadas por un tipo de cambio que resta competitividad frente a otros países productores, pero el mercado doméstico está absorbiendo buena parte de la oferta.
No obstante, el informe de la OCLA advierte que persisten desafíos que limitan el crecimiento pleno del sector. Entre ellos, se destacan la caída en los ingresos reales, que condiciona el poder de compra de los consumidores, y la proliferación de canales informales de venta, que afectan tanto la trazabilidad como la rentabilidad de la cadena formal.
Además, se observa un fenómeno de primarización de la demanda: los consumidores optan por productos básicos, como leches comunes, quesos de segundas y terceras marcas, y yogures bebibles de litro, en detrimento de aquellos con mayor valor agregado, como yogures premium o quesos especiales. Esta tendencia impacta directamente en la facturación de las empresas del sector.
Según el informe, el Valor de la Leche Equivalente (VLE) en el mercado local continúa siendo muy bajo en dólares si se lo compara con el de otros países productores, lo cual desalienta inversiones y complica el financiamiento para mejorar la productividad.
Otro punto destacado del análisis de la OCLA es que el sector se encuentra en una etapa de crecimiento estacional de la producción, que suele alcanzar su punto máximo en octubre, con un aumento del 30% respecto a los niveles actuales.
Esta fuerte oferta, sumada a un consumo interno en recuperación pero aún por debajo de los niveles de 2023, exige que se sostenga la demanda mediante políticas de incentivo, mejoras en el poder adquisitivo y estrategias comerciales más efectivas. Asimismo, se vuelve urgente reactivar las exportaciones, hoy debilitadas por la falta de competitividad cambiaria pese a un contexto internacional que muestra precios atractivos.
En el Día Mundial de la Leche, los actores de la cadena aprovecharon para reivindicar el valor nutricional de este alimento esencial, tanto en su versión líquida como en sus múltiples derivados. La leche aporta proteínas de alta calidad, calcio, fósforo, vitamina D y otros nutrientes clave para el desarrollo y el mantenimiento de la salud, lo que la convierte en un pilar fundamental de cualquier alimentación equilibrada.
“Consumir leche y productos lácteos es una forma simple y efectiva de garantizar un buen aporte nutricional en todas las etapas de la vida”, remarcaron desde la OCLA, destacando también el rol del sector como motor económico y generador de empleo en distintas regiones del país.
De cara al segundo semestre de 2025, el desafío del sector será consolidar esta recuperación incipiente, capitalizar los aumentos en el consumo y potenciar las exportaciones a mercados como Japón, que recientemente reabrió sus puertas para la carne de pollo y huevos argentinos y podría representar también una oportunidad para los lácteos si se gestionan correctamente las habilitaciones sanitarias.
En síntesis, el balance del primer cuatrimestre de 2025 es alentador para el sector lácteo argentino. Con una tendencia ascendente en producción, ventas y consumo, el foco ahora debe estar en superar los cuellos de botella estructurales, mejorar la competitividad y construir un modelo sostenible que permita a la leche y sus derivados seguir siendo protagonistas en la mesa de los argentinos… y más allá.