Por Agroempresario.com
En un escenario marcado por la volatilidad financiera y la creciente tensión electoral, este miércoles debuta el Bonte 2030, el nuevo instrumento de financiamiento del Gobierno argentino. El mercado lo esperaba, pero el anuncio de la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner como diputada por la provincia de Buenos Aires reconfigurar el mapa de riesgo político, encendiendo las alarmas entre los inversores locales e internacionales.
El lanzamiento del Bonte 2030 se da en un contexto de marcada incertidumbre. Este bono, emitido en pesos pero comprado en dólares por inversores extranjeros, busca reforzar el programa financiero del Gobierno, que apuesta a estabilizar el mercado cambiario en un año electoral. Sin embargo, la reapertura política protagonizada por Cristina Fernández de Kirchner eclipsó la novedad financiera.
Aunque el mercado ya descartaba su posible candidatura, la confirmación de su postulación por el distrito más determinante del país generó una respuesta inmediata: cautela. Según operadores bursátiles, la nacionalización de la campaña bonaerense remite a una estrategia ya utilizada por Javier Milei en la Ciudad de Buenos Aires, lo que aumenta la percepción de polarización.
Los dólares financieros reaccionaron con subas. El MEP avanzó 0,5% hasta los $1.189, mientras que el contado con liquidación (CCL) cerró en $1.196, su máximo intradiario. En contrapartida, el dólar blue bajó $5 hasta los $1.160. El dólar mayorista, por su parte, se movió $3,50 hasta los $1.184, reflejando cierta estabilidad, aunque en un contexto de menor volumen operado: USD 335 millones, el más bajo desde el 10 de abril.
Este comportamiento refleja una cobertura clásica ante la incertidumbre política y el inicio de un nuevo ciclo de deuda. El Bonte 2030, con un rendimiento en el mercado secundario de 27%, por debajo del 29,5% original, refleja una recepción tibia aunque positiva.
El riesgo país, medido por JP Morgan, subió 12 puntos básicos hasta los 663. Si bien los bonos soberanos operaron con estabilidad, el escenario externo complica: los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años se dispararon hasta un rendimiento del 4,98%, su nivel más alto desde septiembre de 2023, y comparable solo con datos de 2007.
Este encarecimiento global del crédito presiona a los países emergentes como Argentina, que dependen del apetito inversor internacional para sostener su deuda. El interés creciente por los bonos norteamericanos como refugio reduce el atractivo de los títulos locales, aun cuando estos tienen asegurados sus pagos hasta mediados del próximo año.
La reaparición de Cristina Fernández de Kirchner en el escenario electoral agrega una nueva dimensión a la ecuación financiera. Con encuestas que la ubican como favorita en el principal distrito del AMBA, los analistas coinciden en que la dinámica de polarización afectará directamente al clima económico. Para el mercado, no se trata sólo del riesgo de un eventual regreso del kirchnerismo al poder, sino del impacto inmediato en las expectativas de inversión y consumo.
La clave está en la reacción de los agentes económicos: la estrategia del Gobierno nacional se enfoca en controlar el nivel de precios y mostrar estabilidad financiera. Pero la candidatura de CFK introduce un factor de desconfianza que puede alterar el comportamiento de los capitales especulativos.
El contexto internacional tampoco acompaña. La OCDE proyecta una caída del crecimiento mundial: del 3,3% en 2024 al 2,9% para 2025 y 2026. Para Estados Unidos, el pronóstico es aún más pesimista, con un PBI que crecería apenas 1,5% este año. Esto, sumado a la política comercial agresiva que podría retomar Donald Trump, preocupa a los mercados globales.
Entre los países más impactados figura México, con una proyección de crecimiento de apenas 0,4% para este año. Argentina, por su parte, ajustó su proyección de crecimiento de 5,7% a 5,2%, una baja leve pero significativa en un escenario de fragilidad internacional.
En el mercado local, los bonos que ajustan por inflación (Boncer) mostraron leves bajas, mientras que las Lecap a tasa fija entre septiembre y noviembre elevaron sus tasas hasta 2,33% efectivo mensual. Las emisiones más largas, desde enero de 2026 en adelante, mostraron tasas promedio del 2,20%.
Estos movimientos indican que los inversores están fijando sus expectativas en el corto plazo, y reflejan cierta preocupación sobre lo que pueda ocurrir después de las elecciones.
Ayer por la tarde, en el after market, los tres principales índices de Wall Street operaban con subas moderadas. Sin embargo, esto no aportó claridad sobre lo que puede pasar hoy. El oro, que subió un marginal 0,14%, sigue sin afirmarse como refugio. El petróleo, que comenzó la jornada con tendencia alcista, revirtió su curso luego de las 21.00 (hora argentina), marcando bajas.
El debut del Bonte 2030 se da en un entorno frágil, donde convergen factores internos –como la candidatura de CFK– con elementos externos –como la desaceleración global y la suba de tasas en EE.UU.– que aumentan el riesgo financiero del país.
La pregunta no es solo si el instrumento tendrá éxito, sino si el Gobierno podrá sostener la calma cambiaria en un contexto tan volátil. Para los analistas, el mensaje es claro: el mercado no tolera sorpresas políticas, y cualquier movimiento que altere el delicado equilibrio actual puede provocar una reacción inmediata. Con los inversores en modo cautela, cada decisión política se traduce en una señal económica.