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Por Agroempresario.com
En el norte argentino, una gramínea poco conocida está ganando espacio entre productores y especialistas por sus características promisorias para la ganadería: la moha (Setaria itálica). Originaria del sudeste asiático, esta planta ha mostrado potencial para adaptarse a climas semiáridos y mejorar la eficiencia productiva en sistemas forrajeros regionales, aunque aún enfrenta desafíos agronómicos que especialistas del INTA buscan superar.
La moha es reconocida por su rápido desarrollo y por ser eficiente en el uso del agua, dos factores críticos para el Chaco y zonas cercanas, donde la escasez hídrica puede limitar la producción ganadera. Además, su capacidad para cubrir el suelo la hace una supresora natural de malezas, contribuyendo a un manejo más sustentable y a la conservación del suelo. Estas cualidades la posicionan como una alternativa valiosa para producir pastura diferida, prolongando el período de disponibilidad de forraje.
Sin embargo, no todo es sencillo. La moha presenta limitaciones, como un escaso rebrote luego del pastoreo y una raíz poco profunda que la hace vulnerable al arrancado por el ganado. Además, su uso sigue siendo incipiente entre los productores del norte argentino, en parte debido a la falta de información técnica y agronómica adecuada.
Uno de los principales obstáculos para la incorporación de la moha en los sistemas ganaderos es el control de malezas durante la implantación. Alejandra Ledda, especialista en malezas del INTA Las Breñas, comenta que “existen pocos antecedentes sobre el cultivo y no hay registros de herbicidas autorizados para usarse en esta etapa del desarrollo de la moha.”
Con el fin de superar esta barrera, un equipo del INTA Las Breñas llevó a cabo un ensayo para evaluar la selectividad y el efecto residual de diferentes herbicidas preemergentes aplicados tras la siembra de la variedad Colorada gigante. El experimento se desarrolló bajo un sistema de labranza convencional y observó los efectos durante 50 días.
Los resultados preliminares mostraron una diversidad de respuestas: mientras algunos herbicidas inhibieron por completo la emergencia de la moha, otros solo redujeron la densidad de plantas o causaron síntomas como clorosis y retrasos en el crecimiento. “El objetivo es identificar opciones químicas que permitan controlar malezas sin perjudicar el desarrollo del cultivo,” explicó Ledda.
El equipo del INTA considera que esta investigación es solo el comienzo para consolidar a la moha como una opción forrajera estratégica en el norte argentino. “Este estudio representa un avance fundamental para productores que buscan incorporar nuevas especies forrajeras que se adapten a las condiciones semiáridas del Chaco,” sostuvo Ledda.
Los próximos pasos incluyen validar los resultados en diferentes condiciones de suelo y clima, ampliar la cantidad de ensayos, y gestionar la aprobación regulatoria para el uso de herbicidas en esta especie. La expectativa es que, una vez superados estos desafíos, la moha pueda aportar a la mejora de la eficiencia ganadera y a un uso más sustentable del recurso suelo en el norte argentino.
En un contexto donde el cambio climático y la variabilidad hídrica son realidades que condicionan la producción, la exploración de alternativas como la moha cobra una relevancia creciente. Su rápido crecimiento, eficiencia hídrica y potencial para suprimir malezas la posicionan como un recurso que podría transformar la ganadería regional.
