La inflación cae al 1,5% y se convierte en el principal activo político del Gobierno

Por Agroempresario.com 

La fuerte caída de la inflación en mayo —que alcanzó un sorpresivo 1,5%, el valor más bajo en cinco años— se ha transformado en un punto de inflexión para el Gobierno de Javier Milei. El dato, difundido por el INDEC, se convirtió en una poderosa herramienta política en el camino hacia las elecciones de octubre. Luis Caputo, ministro de Economía, capitaliza los efectos inmediatos de su política de estabilización, que prioriza el orden fiscal y la desaceleración de precios, incluso por encima de la acumulación de reservas.

Para el oficialismo, que asumió en medio de una crisis económica profunda y con una inflación mensual de 25,5% en diciembre de 2023, esta cifra es más que un número técnico: es una bandera que agita frente al electorado como prueba del éxito del ajuste. Desde Casa Rosada ya se impulsa una narrativa clara: con orden y disciplina fiscal, la Argentina puede recuperar su estabilidad.

El rubro de alimentos y bebidas, históricamente uno de los más sensibles para las familias de menores ingresos, subió apenas un 0,5% en mayo. Más aún, la canasta alimentaria tuvo un descenso del 0,4%, lo que genera un impacto positivo directo en los sectores más vulnerables. En un país donde más del 40% de la población vive en situación de pobreza, este tipo de mejoras tiene relevancia tanto económica como simbólica.

Luis Caputo viene reiterando que la estabilidad cambiaria, junto al estricto control de la emisión monetaria, son pilares de su estrategia. “Priorizamos frenar la inflación por sobre la acumulación de reservas porque sabemos que es el enemigo número uno del crecimiento”, afirmó recientemente en una exposición empresarial. Esta línea económica permitió contener los aumentos en varios sectores, sobre todo alimentos, donde la caída en los precios de frutas y verduras explicó buena parte del resultado.

Sin embargo, no todo es celebración. Algunos datos del índice de mayo contienen señales de advertencia. La inflación núcleo —que excluye productos regulados y estacionales— fue del 2,2%, y la inflación de servicios trepó al 2,7%. Esto último se explica por ajustes en tarifas de servicios públicos, cuotas escolares, prepagas, alquileres y servicios de telecomunicaciones. La clase media, que se ve particularmente afectada por estos aumentos, aún siente el rigor del ajuste.

Además, los analistas advierten que el freno inflacionario de mayo podría no repetirse en junio. Un informe reciente de la consultora LCG registró una aceleración de precios en alimentos durante la segunda semana de este mes, con una suba del 1,7%. Algunos de los productos que mostraron aumentos son parte de la canasta básica: aceites (+5,9%), verduras (+4%) y carnés (+1,3%). Esto pone en duda la posibilidad de sostener el índice de mayo, aunque las expectativas siguen siendo optimistas respecto a mantenerse por debajo del 2%.

En este contexto, el Gobierno apuesta a sostener este nuevo escenario hasta septiembre, cuando el calendario electoral entre en su tramo más decisivo. Javier Milei sabe que la inflación es el principal termómetro social en Argentina, y confía en que mantenerla a raya le otorgará capital político suficiente para fortalecer su posición frente a la oposición.

Otro punto a favor del oficialismo es que la baja de la inflación ha impactado más fuertemente en los sectores populares, históricamente aliados del peronismo. Al reducirse el costo de productos esenciales, el Gobierno empieza a erosionar uno de los vínculos tradicionales de sus rivales políticos con el electorado más vulnerable. Esta situación podría reconfigurar parcialmente el mapa electoral, especialmente en el conurbano bonaerense y en el norte del país.

Claro que aún quedan desafíos por delante. El freno inflacionario no se ha traducido, por el momento, en una reactivación económica visible. El consumo sigue deprimido, muchas pymes industriales continúan con dificultades para sostener el empleo, y los índices de pobreza y desocupación siguen siendo altos. El desafío, por lo tanto, será transformar la estabilidad de precios en una recuperación económica genuina y sostenida.

La administración de Milei también deberá evitar que el programa de ajuste derive en una recesión prolongada. Para ello, ya se evalúan medidas para estimular ciertos sectores productivos sin comprometer el equilibrio fiscal. Entre ellas, alivios impositivos para pymes y programas de incentivo a la exportación.

En resumen, el dato de inflación de mayo es, sin duda, un triunfo político y económico para el Gobierno, pero su sostenibilidad dependerá de factores tan diversos como la evolución de los precios regulados, el comportamiento del dólar y la dinámica de la economía real. Lo que está claro es que, en la Argentina de 2025, los números de inflación siguen marcando el pulso de la política.