Por Agroempresario.com
El acceso al agua segura en zonas rurales es una preocupación creciente en muchas localidades argentinas. En este contexto, San Marcos Sierras, una comunidad ubicada en el corazón de las sierras cordobesas, fue objeto de un exhaustivo relevamiento hidrogeológico por parte del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). El objetivo: diagnosticar el estado del sistema que abastece al 50% de su población y diseñar un plan de mejora frente a los efectos acumulados de incendios forestales, sequías prolongadas y crecimiento demográfico.
La iniciativa fue impulsada por el Departamento de Química Analítica y Residuos Urbanos de la Región Centro, en conjunto con la Dirección Técnica de Industrias Emergentes del INTI NOA. El estudio incluyó observación directa, análisis técnico y entrevistas a referentes locales, permitiendo elaborar un mapa actualizado de las principales fuentes de agua subterránea de la zona.
La evaluación comenzó con el análisis de las cuatro perforaciones municipales que abastecen la red pública de agua. Además, se estudiaron pozos privados y se recolectaron datos mediante imágenes satelitales. El relevamiento se completó con entrevistas a usuarios, autoridades locales y referentes técnicos, en un enfoque que integró ciencia, gestión y saberes comunitarios.
“El objetivo fue entender en profundidad cómo funciona el sistema, dónde están los puntos críticos y cómo se pueden mejorar”, explicaron desde el INTI. Este tipo de diagnósticos permiten no solo detectar riesgos ambientales, sino también prever futuras demandas vinculadas al turismo y al crecimiento poblacional.
La situación hídrica de San Marcos Sierras se vio especialmente afectada en los últimos años por una combinación de eventos climáticos extremos y presión antrópica. Los incendios forestales recurrentes en la cuenca alta del río San Marcos, sumados a una disminución en las lluvias anuales —que no superan los 580 mm—, generaron consecuencias directas en la calidad del agua subterránea.
Los técnicos detectaron alteraciones en parámetros clave: cambios en el color del agua, presencia de olores anómalos y variaciones en el pH y la conductividad eléctrica. Los análisis microbiológicos también revelaron niveles elevados de fluoruros y una dureza moderada, tanto en los pozos urbanos como en zonas turísticas como el balneario Quilpo.
A pesar de este escenario, el estudio confirmó la resiliencia del acuífero. Aún con escasas precipitaciones en los últimos cuatro años, las fuentes de agua subterránea mostraron capacidad de recuperación, lo que representa una base sólida para futuras obras de mejora.
Con la finalización de la segunda etapa del plan integral —centrada en el diagnóstico—, se dio inicio a una nueva fase: la ampliación y modernización del sistema hídrico local. Entre las obras previstas se incluyen la construcción de cisternas, la instalación de nuevos tanques de acopio y la optimización de redes de distribución.
“Buscamos poner en valor la transferencia tecnológica dirigida a la gestión municipal en áreas clave como eficiencia energética, residuos industriales, actividad productiva y servicios de laboratorio”, afirmó Guillermo Baudino, director del Departamento de Producción Sustentable del INTI en la región NOA.
Estas mejoras buscan garantizar un servicio de agua potable confiable y sostenible, especialmente durante los meses de verano, cuando la población —habitualmente de unos 9.000 habitantes— puede duplicarse con la llegada del turismo.
Desde el INTI destacan que el trabajo en San Marcos Sierras representa un modelo replicable para otras comunidades rurales y semirrurales del país. Al combinar herramientas técnicas con diagnóstico territorial, se generan soluciones concretas, ajustadas a las necesidades locales y con impacto directo en la calidad de vida.
“Uno de nuestros objetivos es fortalecer la autonomía local mediante asistencia técnica que responda a desafíos reales. En este caso, el agua, pero también trabajamos en residuos, energía y producción”, agregó Baudino.
El relevamiento y las obras proyectadas no solo benefician a los residentes, sino que también aportan a la conservación ambiental del entorno serrano, una región especialmente sensible al cambio climático y a las prácticas productivas no sostenibles.
La articulación entre tecnología, Estado y comunidad sienta las bases para una gestión hídrica inteligente, adaptativa y con visión de largo plazo. En tiempos donde el agua se convierte en un recurso estratégico, iniciativas como esta marcan el camino hacia un desarrollo más equitativo y sustentable.