Por Agroempresario.com
El inicio de la campaña de trigo en La Pampa llega con señales positivas. Según la primera estimación de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), la provincia proyecta una superficie sembrada de 379 mil hectáreas, lo que representa un leve aumento respecto a años anteriores.
El impulso no se debe tanto a una mejora en los márgenes económicos, que siguen siendo ajustados, sino a la combinación de un perfil hídrico favorable, la necesidad de rotación de cultivos y las condiciones agronómicas del momento. Si bien los costos de producción —fertilizantes, labores y logística— continúan presionando la rentabilidad del cereal, muchos productores optan por sembrar trigo como parte de una estrategia integral.
La humedad en el suelo, especialmente en las capas profundas, es adecuada para arrancar con buen pie. Sin embargo, las lluvias de mayo fueron escasas, lo que permitió liberar lotes pero redujo la humedad en la capa arable. A pesar de ello, el agua útil en el perfil sigue siendo considerada favorable.
El informe de la BCCBA también destaca que en muchas zonas, para lograr un margen razonable, se vuelve casi imprescindible implementar un doble cultivo (trigo/soja de segunda), aunque esta práctica puede comprometer los rindes del cultivo de verano.
Más allá de lo económico, muchos productores pampeanos valoran al trigo por su rol en la rotación, su manejo sencillo y su aporte a un flujo de caja temprano —con cosecha en diciembre o enero— que permite afrontar gastos de la campaña gruesa.
En algunos casos, además, se siembra trigo con el objetivo de consumir el exceso de agua acumulado tras lluvias intensas, evitando problemas de anegamiento de cara a la siembra de cultivos estivales.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé, para el trimestre junio-agosto, una mayor probabilidad de temperaturas superiores a lo normal, mientras que las precipitaciones se ubican en una zona de incertidumbre: podrían ser normales, inferiores o incluso superiores.
Aun en un contexto de márgenes estrechos, el trigo reafirma su presencia en los campos pampeanos, apoyado por el perfil hídrico, la experiencia del productor y la lógica agronómica.