La Legislatura de Tierra del Fuego sancionó una nueva ley que establece un marco integral para el desarrollo de la acuicultura en la provincia y deja sin efecto la normativa anterior que prohibía la salmonicultura. La iniciativa, aprobada por una ajustada mayoría, segun informó LA NACION , en nota de Belkis Martinez, generó un inmediato impacto en el sector productivo, que proyecta inversiones de entre 550 y 600 millones de dólares.
La flamante legislación sustituye a la Ley 1355 y propone pasar de un esquema restrictivo a uno regulado, orientado al crecimiento planificado de la actividad. El texto habilita proyectos de hasta 1000 toneladas de producción —muy por encima del límite previo de 50 toneladas— y adopta los principios de la Ley Nacional de Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola N.º 27.231, con eje en la sanidad animal y la protección ambiental.
Si bien la norma permite avanzar en la producción de salmónidos bajo condiciones específicas, el alcance es más amplio: busca posicionar a Tierra del Fuego como un polo de producción sustentable de organismos acuáticos, sin intervenir lagos ni lagunas y manteniendo la prohibición de instalaciones en el Canal de Beagle.
Desde el sector privado estiman que el nuevo marco legal podría atraer inversiones cercanas a los US$600 millones. De acuerdo con especialistas, el mayor potencial no se limita al salmón, sino que incluye el desarrollo de mejillones, trucha arco iris y experiencias piloto con centolla y algas.
En diálogo con LA NACION, el exdirector nacional de Acuicultura y consultor del Banco Mundial, Guillermo Abdala Bertiche, explicó que la actividad debe entenderse como una rama agropecuaria integral. “La acuicultura no es solo criar peces: abarca algas, moluscos y otros organismos que se producen y reproducen en ambientes controlados”, señaló.
Uno de los ejes centrales de la ley es la sustentabilidad. La norma establece condiciones ambientales consideradas “irrenunciables” y un ordenamiento territorial que busca evitar impactos negativos observados en otros países. Entre los puntos destacados, se regula el uso consuntivo del agua y se priorizan tecnologías de recirculación cerrada, capaces de reutilizar hasta el 93 % del recurso hídrico.
Además, cada emprendimiento deberá presentar una Guía de Aviso de Proyecto (GAP) y un Estudio de Impacto Ambiental (EsIA), que serán evaluados antes de su aprobación. El objetivo es asegurar un control estricto desde la planificación hasta la operación.
Según Abdala Bertiche, el esquema que propone Tierra del Fuego no apunta a competir en volumen con países como Chile o Noruega, sino a diferenciarse por calidad y trazabilidad. “El diseño argentino se alinea con las directrices internacionales acordadas en la FAO en 2023 y busca densidades bajas y bienestar animal, cuidando especialmente el ambiente”, afirmó.

Guillermo Abdala Bertiche, exdirector nacional de acuicultura, consultor del Banco Mundial y asesor del Consejo Federal de Inversiones (CFI)
A nivel global, la acuicultura mueve cerca de 330.000 millones de dólares anuales y produce entre 250 y 280 millones de toneladas, lo que muestra la magnitud de un sector en expansión.
La ley también contempla la creación de un Centro de Desarrollo Pesquero y Acuícola destinado a la investigación y la transferencia de conocimientos. Asimismo, fija que una parte de la producción deberá destinarse al consumo local, fortaleciendo el abastecimiento interno.
El componente tecnológico será clave: aunque la provincia aún no opera plenamente con sistemas cerrados, la norma establece parámetros mínimos y máximos para que el crecimiento sea progresivo y ambientalmente responsable.
La aprobación generó reacciones inmediatas. Desde el Gobierno nacional, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, celebró la medida en redes sociales y sostuvo que la acuicultura puede convertirse en una ventaja competitiva para la provincia. En la misma línea, el senador Agustín Coto destacó el potencial de generación de empleo y exportaciones.
En contraste, sectores de la oposición expresaron fuertes objeciones. La legisladora María Laura Colazo, del Partido Verde, advirtió que la modificación de la ley representa un retroceso ambiental y anticipó que continuarán las acciones para defender los ecosistemas fueguinos.

María Laura Colazo, presidenta del Partido Verde ecologista