Por Agroempresario.com
La tranquilidad cambiaria que experimenta el mercado desde la liberalización parcial del cepo en abril plantea una pregunta central para el futuro económico argentino: ¿puede sostenerse esta pax cambiaria? La administración de Javier Milei confía en que sí, aunque muchos analistas, incluso algunos cercanos ideológicamente al Gobierno, advierten que los riesgos de tensión están latentes.
Desde la salida parcial del cepo, el dólar oficial se mantiene alrededor de los $1200, en el centro de una banda cambiaria establecida entre $1000 y $1400 con un ajuste mensual del 1%. Es un esquema que el Ministerio de Economía y el Banco Central consideran “cómodo”, y que en principio apuntala el proceso de desinflación en marcha. Sin embargo, la decisión de no intervenir comprando dólares para acumular reservas genera debate entre los economistas, que se preguntan si el Gobierno podrá sostener este equilibrio.
La estrategia oficial es clara: evitar cualquier presión sobre el tipo de cambio que pueda trasladarse a los precios. Es por eso que el Banco Central se abstiene de intervenir en el mercado de cambios, salvo que el dólar llegue al piso de la banda cambiaria. Esta política, que prioriza la desinflación sobre la acumulación de divisas, fue validada hasta ahora por un descenso sostenido de la inflación mensual. Sin embargo, la fragilidad de las reservas netas y el contexto electoral alimentan la incertidumbre.
Incluso economistas afines al oficialismo, como Ricardo Arriazu y Domingo Cavallo, han planteado reparos a esta estrategia. Señalan que la baja de la inflación podría ser efímera si no se acompaña con una recomposición firme del nivel de reservas internacionales.
Los analistas identifican una serie de factores que podrían empujar al dólar hacia el techo de la banda:
Frente a estos riesgos, la administración Milei cree que habrá un ingreso significativo de dólares en los próximos meses, lo que ayudará a sostener la estabilidad:
La historia argentina ofrece múltiples ejemplos de programas de estabilización exitosos que, sin embargo, no lograron sostenerse en el largo plazo. La convertibilidad de los años noventa, por ejemplo, mantuvo la inflación bajo control durante una década, pero colapsó ante la imposibilidad de sostener el tipo de cambio fijo sin reservas suficientes.
“La clave está en lograr que esta vez sea diferente”, repite frecuentemente Luis Caputo, ministro de Economía y uno de los cerebros detrás del plan económico actual. Para que eso ocurra, será vital que el flujo de dólares proyectado efectivamente se materialice y que se mantenga la confianza del mercado.
Los próximos meses serán decisivos para confirmar si el esquema actual puede sostenerse. La transición hacia una economía más estable requerirá no solo equilibrio fiscal y tipo de cambio competitivo, sino también previsibilidad política. En ese sentido, el calendario electoral podría jugar un rol clave en las expectativas de los inversores.
Si el Gobierno logra consolidar la llegada de divisas, mejorar las reservas y mantener controlada la inflación, la pax cambiaria podría extenderse más allá de lo que muchos anticipan. Pero si alguno de los factores de riesgo se concreta, el equilibrio puede romperse rápidamente.
En definitiva, la estabilidad del dólar es hoy una pieza clave del modelo económico de Milei. Su sostenimiento dependerá de una combinación de disciplina fiscal, ingreso de dólares frescos y estabilidad política. El mercado mira con atención.