Girasol argentino: una oportunidad estratégica ante la crisis geopolítica y la demanda global de aceites

La guerra entre Rusia y Ucrania configura el mercado y el girasol argentino gana protagonismo global

Girasol argentino: una oportunidad estratégica ante la crisis geopolítica y la demanda global de aceites
miércoles 18 de junio de 2025

Por Agroempresario.com

En un contexto global marcado por conflictos bélicos, tensiones comerciales y alteraciones climáticas, el cultivo de girasol se presenta como una oportunidad estratégica para la Argentina. Con una producción en alza y condiciones internacionales favorables, el país puede fortalecer su posición como tercer exportador mundial de aceite de girasol. La campaña 2024/25 dejó señales alentadoras, y el panorama para 2025/26 promete aún más.

Según analistas del sector, la clave está en cómo evolucione el conflicto entre Rusia y Ucrania, los principales actores del mercado global de girasol. Actualmente, más del 75% del aceite de girasol exportado proviene de esa región. Las restricciones logísticas en el Mar Negro, producto de la guerra, abren un escenario incierto que podría derivar en mayores oportunidades para exportadores alternativos como Argentina.

Carlos Pouiller, director de AZ-Group, compartió un exhaustivo análisis sobre la coyuntura internacional de aceites vegetales y los márgenes económicos que se proyectan para el girasol en la próxima campaña. “La situación internacional está signada por una fuerte turbulencia geopolítica. La guerra entre Rusia y Ucrania afecta directamente la salida del aceite desde el Mar Negro, y eso podría jugar a favor del girasol argentino”, explicó.

Girasol argentino: una oportunidad estratégica ante la crisis geopolítica y la demanda global de aceites

Aceites en tensión: un escenario favorable para el girasol

Además del conflicto europeo, otros factores globales están influyendo en el mercado. Entre ellos, la guerra entre Israel e Irán, y las nuevas regulaciones de biodiésel en Estados Unidos, que impulsan el precio del aceite de soja, competidor directo del aceite de girasol. A su vez, la debilidad del dólar frente a otras monedas potencia el valor de los commodities agrícolas.

“El debilitamiento del dólar beneficia al precio del girasol y de otros aceites. También hay que tener en cuenta el papel de Donald Trump y la guerra comercial con China, que genera incertidumbre sobre las políticas arancelarias y afecta el flujo internacional de productos”, advirtió Pouiller. Si bien hay una tregua comercial momentánea, el escenario sigue siendo volátil.

Otro factor que influye positivamente es la baja en la tasa de interés en EE.UU., luego de un periodo de subas para controlar la inflación. Con menores tasas, se favorece el apetito por activos como los commodities, lo que se traduce en una presión alcista para los precios.

Menores stocks, mayor demanda

Las proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para el ciclo 2025/26 muestran una caída en la relación stock/consumo de aceites vegetales a nivel global, un dato clave que apunta a una tensión en la oferta. Este fenómeno está impulsado por un crecimiento sostenido del consumo a nivel mundial, principalmente en países como India, la Unión Europea y China.

“El aceite de palma, el más consumido globalmente, muestra también una relación stock/consumo en baja debido a la menor producción en Malasia e Indonesia por efecto del fenómeno El Niño”, señaló Pouiller. Lo mismo ocurre con el aceite de colza, afectado por condiciones climáticas adversas en Canadá.

En este contexto, el aceite de girasol entra con fuerza como opción competitiva. Según el USDA, la relación stock/consumo para este aceite específico se reducirá del 12,9% al 11,9% en la campaña 2025/26. Aunque Ucrania espera un incremento del 11% en su producción, ello dependerá de una evolución climática favorable. En Rusia, se prevé un aumento del 3,6% en la producción, pero los suelos muestran problemas de humedad que podrían afectar los rendimientos.

India, protagonista de la demanda

El crecimiento del consumo de aceite de girasol en India es otro motor del mercado. Este país asiático se ha convertido en el principal importador de aceites vegetales, desplazando a China y la Unión Europea. Su demanda creciente aporta solidez al precio internacional y permite pensar en nuevos destinos para el girasol argentino.

“La demanda sostenida de India permite estabilizar los precios y reducir la dependencia de los mercados europeos”, analizó Pouiller. “Esto también da margen a los productores argentinos para planificar sus estrategias comerciales con mayor previsibilidad”.Girasol argentino: una oportunidad estratégica ante la crisis geopolítica y la demanda global de aceites

Campaña 2024/25: un punto de partida sólido

La campaña 2024/25 dejó un saldo positivo. Según datos oficiales, la producción nacional de girasol alcanzó los 4,9 millones de toneladas, mientras que las estimaciones privadas, como las de las Bolsas de Buenos Aires y Rosario, la ubican en torno a los 4,7 millones. Este volumen, superior al promedio de años anteriores, provocó una caída de precios en plena cosecha, pero luego hubo una recuperación natural asociada a la estacionalidad del cultivo.

A mediados de junio, el precio del girasol disponible se ubicó en torno a los 346 dólares por tonelada, apenas por debajo del valor de paridad de exportación (351 dólares). Este dato refleja un mercado más equilibrado y menos castigado por descuentos.

Expectativas para 2025/26: más área, más tecnología

Según proyecciones preliminares de AZ-Group, se espera un aumento del 12% en la superficie sembrada para la campaña 2025/26, lo que llevaría el área total a 2,5 millones de hectáreas. Se trataría del mayor nivel de siembra en la última década, impulsado por una mejor perspectiva climática y una mayor rentabilidad esperada.

“Si se confirman los pronósticos de lluvias en niveles normales o superiores, especialmente en la región girasolera norte, habrá condiciones ideales para una buena campaña”, sostuvo Pouiller. Además, el análisis económico muestra márgenes positivos. Por ejemplo, con un rinde de 26 quintales por hectárea en el sur de Córdoba y un precio de US$330 por tonelada, el girasol resulta competitivo frente al maíz.

No obstante, Pouiller advierte que la clave estará en intensificar el uso de tecnología. “El girasol puede ser muy rentable si se hace con un modelo tecnológico de alto rendimiento. No puede seguir siendo el cultivo relegado a suelos marginales o salinos. Debe ocupar un lugar protagónico dentro de las rotaciones agrícolas”, enfatizó.

Planificación comercial y estrategia

La expectativa de una gran cosecha para el otoño de 2026 requiere anticipación. Pouiller recomienda considerar ventas anticipadas en precosecha o, alternativamente, planificar entregas para el segundo semestre del año, cuando suele haber mejores precios. “La clave es evitar ventas forzadas durante el pico de oferta, que coinciden con los precios más bajos”, explicó.

La diversificación de destinos, especialmente hacia Asia y Medio Oriente, será fundamental para absorber una mayor producción nacional y reducir la dependencia de los mercados tradicionales.

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