Por Agroempresario.com
La frontera tecnológica del agro se está expandiendo, y los emprendedores argentinos no quieren quedarse atrás. En un contexto donde innovar no solo implica crear, sino también adaptarse a distintos mercados, varias startups agrotecnológicas de la Argentina pusieron el foco en un objetivo clave: Brasil. Un país enorme, competitivo y exigente, pero también con un potencial inigualable.
Durante el World Agri-Tech South America, celebrado en San Pablo, se pudo ver con claridad el desembarco argentino en tierras brasileñas. Empresas jóvenes, pero con desarrollos sólidos, buscan generar impacto real en el mercado agrícola más grande del continente. ¿El desafío? Lograr que sus soluciones sean relevantes, eficientes y escalables en un entorno completamente distinto.
“Brasil es un mercado obligatorio para cualquier empresa del agro”, sintetiza Nicolás Galluccio, director financiero de DeepAgro, una startup que desarrolló un sistema de inteligencia artificial para pulverización selectiva de herbicidas. La herramienta ya opera en Argentina y Uruguay, pero en Brasil las reglas cambian.
“Acá tenés que volver a empezar”, afirma José Domínguez, también integrante del equipo. “Traemos DeepAgro para resolver problemas de Brasil en Brasil, no para importar soluciones argentinas sin adaptarlas”, explica. De hecho, la empresa ya tiene instalados sus primeros sistemas en Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, trabajando con productores como Amaggi y Adecoagro.
Los emprendedores enfatizan que la escala agrícola brasileña es abismal y que, aunque los algoritmos son similares, deben reentrenarse para tipos de cultivos como caña de azúcar y algodón, predominantes en la región. La estrategia de DeepAgro es clara: validar tecnológicamente su propuesta, generar valor para el productor y luego construir la red comercial que permita escalar.
Otra firma argentina que ya empezó su proceso de internacionalización es Cálice, nacida en 2022 y enfocada en mejorar la toma de decisiones para empresas agroindustriales mediante datos y simulaciones computacionales.
Mauricio Varela, encargado de liderar la operación en Brasil, señala que lo primero fue conseguir un cliente que creyera en la tecnología. “Ese primer caso de éxito lo logramos con una empresa de semillas. Ahora estamos organizando toda la operación comercial desde Brasil”, comenta.
Pero el idioma, la presencia local y la logística son factores críticos. “Entender portugués no es lo mismo que negociar en portugués. Y tampoco sirve operar desde lejos. Hay que estar acá”, remarca. Proyectan facturar US$800.000 en 2026, con más del 60% proveniente del mercado brasileño.
Fundada en 2020 y respaldada por el fondo Grid Exponential, la empresa Elytron combina biotecnología e inteligencia artificial para acelerar el desarrollo de productos como fungicidas, insecticidas y fertilizantes biológicos. Ya cuenta con dos líneas de productos activas en Brasil y trabaja con partners locales.
Ana Indart, cofundadora, señala que “durante un año y medio venimos solo a escuchar, entender el contexto, y no hicimos negocios”. El objetivo fue comprender el mercado y las formas locales de crear valor. “Brasil no es una Argentina más grande. Es un país con otra lógica, otra escala y otra cultura”, reflexiona.
Actualmente están mapeando bancos de microorganismos brasileños para adaptar sus desarrollos al entorno local. La firma planea tener un equipo propio con estructura y management local.
Aunque aún no están operando directamente en Brasil, Beam Croptech, una startup argentina basada en fotobiología aplicada a la mejora genética vegetal, presentó su propuesta en el World Agri-Tech South America.
“Lo que hacemos es optimizar el proceso de fotosíntesis que naturalmente realizan las plantas, con tecnología patentada. Esa mejora la estamos ofreciendo a grandes semilleras globales”, comentó Valeria Arredondo, cofundadora.
Beam Croptech ya tiene base en Argentina y Estados Unidos, pero el objetivo es entrar al mercado brasileño a través de alianzas estratégicas. “Las empresas con las que hablamos están en 70 países. Identificar su necesidad y saber cómo ayudarles es la clave”, dijo.
Brasil representa uno de los mercados agrícolas más competitivos del mundo, pero también el más grande en la región. Tiene una alta madurez digital, exigencias reglamentarias claras, y una escala que obliga a cualquier empresa tecnológica a profesionalizar su oferta desde el primer día.
Los emprendedores coinciden en que no alcanza con “traducir” soluciones: hay que reentrenar algoritmos, adaptar modelos de negocio, comprender culturas organizacionales y lidiar con uno de los sistemas impositivos más complejos del mundo.
Pese a todo, las oportunidades están. “Si lo hacés bien, te convertís en global”, afirma Galluccio. Y es que entrar con éxito en Brasil no sólo valida la tecnología en un mercado desafiante, sino que abre la puerta a toda América Latina.
Argentina viene demostrando que su ecosistema emprendedor en agro-tecnología tiene talento y visión global. El salto a Brasil no es sencillo, pero quienes lo intentan lo hacen con una estrategia clara: generar soluciones reales, adaptadas y sostenibles. Desde DeepAgro, Cálice, Elytron, hasta Beam Croptech, cada paso que dan en territorio brasileño es una apuesta a largo plazo.
El campo latinoamericano está cambiando, y la tecnología se está volviendo un eje central en ese proceso. Estas startups son apenas el comienzo de una tendencia mayor: la regionalización de la innovación agroindustrial, liderada por quienes no solo inventan, sino que se animan a cruzar fronteras.